Un año de RED/ACCIÓN- RED/ACCIÓN

Un año de RED/ACCIÓN

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

La historia de la prehistoria, o cómo lanzar un medio nuevo en seis meses sin presupuesto.

Un año de RED/ACCIÓN

Hoy RED/ACCIÓN cumple un año. Tras más de 1200 historias contadas y más de 1 millón de newsletters recibidas, es difícil ver que apenas 365 días atrás RED/ACCIÓN no era más que un puñado de personas con un sueño. Y nada más que un sueño.

Pero la historia, como toda buena historia, tiene su prehistoria. Recuerdo el día en que recibí a Chani Guyot en mi casa. Era octubre, el sol de la mañana nos regalaba ese calor primaveral que comienza a alejar el frio y hace florecer la tierra. Nos sentamos en el jardín con una taza de té en la mano. Chani venía con una idea en la cabeza y sin mucho preámbulo me encaró: “Voy a crear un medio nuevo junto a Juan Carr. Y quiero que nos ayudes a lanzarlo.”

La propuesta no me agarró desprevenido. Nuestro historial con Chani viene de larga data. Soñamos con lanzar un medio desde nuestras épocas de facultad de comunicación. Las repetimos trabajando juntos como consultores en diarios de latinoamérica y la repetimos en esos almuerzos mensuales con nuestra cofradía periodística durante 10 años. Pero esta vez era diferente. Esta vez Chani estaba renunciando a las mieles corporativas, a una carrera hecha y una jubilación segura en La Nación para arriesgarlo todo en un emprendimiento periodístico tecnológico con fecha de inicio, pero sin éxito seguro que había que arrancar de cero. Sin presupuesto pero con vocación de ser grande desde chiquito.

Lo cierto es que eso de arrancar una idea con fundamento tecnológico y periodístico de cero, sin presupuesto y con vocación de ser grande se había convertido algo así como en mi especialidad. Primero como consultor y luego como emprendedor, había recorrido ese camino demasiadas veces como para que su invitación me resultara extraña. Lo que Chani también sabía era que tengo el si fácil y en apenas 3 minutos me había sumado como socio a su incipiente locura. Una locura sin nombre pero con una vocación bien definida: hacer un periodismo diferente donde lo humano y la posibilidad de modificar la realidad que se cuenta fuera el hilo conductor de todo el proyecto.

A esa primera visita se sumaron varios cafés y un ida y vuelta teñido por el entusiasmo que sale de crear algo nuevo. Lo bueno de ese momento es que el cielo es el límite. Uno puede delirar sin un techo y ampliar la definición de un medio hasta límites insospechados. Y sobre todo refutar lo establecido en la industria para darle una vuelta de tuerca, rechazarlo o abrazarlo sin pudor. Así poco a poco, bocetos de diseño, bocetos de contenidos delineado con Stella Bin via Google Docs y bocetos de modelos de negocio con Agustina Campos, comenzó a gestarse RED/ACCIÓN. Aunque para entonces no tuviera nombre, ya se presentía.

Hasta entonces sólo teníamos referencias. Y nuestras referencias eran en su mayoría modernas. Medios que estaban cambiando la manera de contar historias. Eran Axios, Quartz, The Correspondent, The Outline,FiveThirtyEight, Vox. Pero también eran esas grandes piezas de periodismo de The New York Times, The Guardian, The Atlantic y tantos más. Y estaban las organizaciones periodísticas como ProPública, The Marshal Project, Chequeado, The Intercept. ¿Cómo encontrar un punto intermedio que a la vez nos permitiera cumplir nuestro objetivo de hacer un periodismo más humano? ¿Qué piezas fundamentales iban a dar forma a nuestro medio — el producto, la experiencia que se iban a llevar nuestro futuros lectores?

Podría hablar del “cómo técnico”, pero prefiero hacer mención al cómo hacer un nuevo medio desde lo conceptual. Aquello que le da sustancia a la técnica (entendiendo por técnica del diseño al tono de voz, de lo tecnológico a los canales de distribución).

En mis notas del momento escribía esto:

“Mi mayor necesidad hoy para con los medios es mayor contexto sobre lo que están informando y mayor profundidad en los temas que me interesan. Por lo que tiendo a terminar en medios de nicho para temas específicos, que tampoco llegan al nivel de profundidad ideal. Sea el medio que sea que hagamos, por más masivo que resulte, que tenga un visión tan concreta y específica que sienta que estoy en un medio de nicho.”

“Por lo que veo en tus descripciones, estás interesado en la “cosa pública”. Y hoy eso se entierra bajo tema de agenda diaria, polémicas, corto plazo. Me gustaría poder leer un periodismo que profundiza más para el mediano largo plazo. Que me hace pensar y entender. Y querer ser partícipe, cuando menos en estar informado.”

“Quiero pagar por información que me haga diferencia. Pago para ver series y películas, pago por escuchar música. No es un impedimento el pagar. Pero necesito ver un retorno de inversión claro en lo que pago. Aunque sea un modelo wikipedia donde quien puede pagar lo hace para que el resto pueda tenerlo gratis (que es compatible con un modelo non profit). O un modelo kickstarter donde cada uno recibe lo que paga. Pero algo me tiene que costar porque lo vale.”

“La publicidad display está obsoleta. El branded esta muy mal hecho. Veo valor en que un anunciante promocione sus producto. Pero el modo en que se hace está lejísimos del ideal, sobre todo a nivel informativo. No debería estar googleando las características del nuevo Ford Focus. Debería poder encontrarla dentro del medio (porque es información, porque me interesa, porque quiero saber que opina el medio de Ford y del Focus, porque pongo un voto de valor en lo que me esta diciendo que va a ser siempre más verídico de lo que me va a decir el anunciante). No tengo solución para esto, solo catarsis.”

“Leía en Axios que los contenidos de los diarios se hacen para rellenar espacio más que para informar porque se mantiene la tradición de la forma impresa que es innecesaria en el panorama actual. Y concuerdo 100%. No me aportan nada 3 párrafos de lo mismo. No me aporta nada que el título y la bajada y el cuerpo digan de manera diferente lo mismo. Es síntoma de querer hacer diferencia por cantidad. Hoy menos es más. Y todo agregado debe aportar profundidad.”

“Cada vez más necesitamos que nos interpreten la información. ¿Porqué hay un atentado por día en el mundo? ¿Por qué este repercute más que aquel? ¿Qué consecuencias puede tener? ¿Cómo se vincula con otras noticias / temáticas?”

“Y cierro el concepto anterior con este ejemplo metafórico delirante: el objeto informativo lo encapsulamos hoy en noticias, que consisten en objetos individuales, tageables, buscables, pero autónomos e independientes. Por eso al final de una nota me recomendas notas similares / temas similares. Pero no me aportas contexto y profundidad. Me llevas a un objeto similar que me lleva a otro objeto similar. Pensá en una naranja. La tomás en tu mano y es un objeto independiente, único, manipulable. La podés cortar en gajos. Darle un mordisco. Y me podés decir que en la frutera hay más naranjas. Parecidas en color y textura. Y que esta o aquella es más similar que la otra. Y que si pruebo varias todas van a tener gusto a naranja. Pero lo que yo quiero es entender qué es una naranja. Qué es eso blanco entre la cáscara y el fruto. Quiero saber que la cáscara se llama flavedo. Que la carne es el endocarpio. El albedo es la parte blanca. Que puedo hacer un jugo exprimido. Pero que también puedo hacer un jabón. Que hay miles de variedades de naranjas. Que esta en particular es de una familia de cítricos de 1000 años de antigüedad, porque fue desarrollada artificialmente por el rey de Marruecos que mantiene una patente mundial sobre ella. En fin, me fui al diablo, pero el punto es que toda esta información está relacionada con el objeto naranja y que yo debería poder llegar a este nivel de profundidad desde cualquier noticia sobre naranjas dentro del medio.”

“A nivel producto, no puede ser que los sitios sigan construyéndose con una audiencia web / estática en mente. Del vamos el CMS (donde se producen os contenidos) debe ser 100% mobile first (MF). La edición informativa debe ser MF. Los recursos tecnológicos deben ser MF. La notificaciones no pueden estar ausentes y deben ser relevantes. Y obviamente adaptable a cualquier interfaz que se utilice para acceder al medio sin quedar encasillado en ninguno.”

“Los comentarios están rotos, no sirven más que para polemizar. No construyen / aportan información, sobre todo por el anonimato. No le pasa a La Nación, le pasa a todos. Pero aún los veo como un aporte interesante a construir comunidad informativa / o ámbito de opinión. Dentro de un medio pago el nombre y apellido tiene que aportar valor y la comunidad debería poder asignarle un peso a una persona: ‘la opinión de este vale, suma, quiero ver lo que dice, destacalo para mí.’”

“Adhiero a producto de newsletter personalizada. Pero el email no es la única manera de enviarla. Un update de app debería ser igual o más eficiente. Una story en Instagram. Un mensaje vía whastapp o telegram.”

Los conceptos principales estaban ahí plasmados. Sólo nos faltaba un nombre. Todo emprendimiento necesita un nombre. Hasta que no llega ese momento no termina de plasmarse la identidad final de la empresa. Sobre todo si se trata de un medio. Un nombre clásico puede atarlo al pasado. Un nombre muy moderno puede alejarlo de su comunidad. Un nombre genérico puede licuar su identidad. La danza de nombres fue interminable, ninguno terminaba de cuajar. Cuando nos entusiasmamos con uno, salimos a buscarlo. Hoy en día lanzar un medio con un dominio de internet claro es primordial. Necesitábamos un nombre pero sobre todo necesitábamos que ese nombre tuviera un dominio disponible para poder utilizarlo. Cuando encontré un nombre y vi que el dominio estaba disponible pero en manos de alguien conocido esperé el momento indicado para entusiasmarlo a Chani. Era un nombre peligroso, podía tirarnos al pasado pero darnos presencia inmediata en el ecosistema de medios argentinos. Hasta concretar la operación decidimos usar la inicial. Nuestro medio, hasta nuevo aviso, se iba a conocer como “R”. No era Redacción, pero sonaba muy bien. Soñábamos con llamarnos así.

Nuestro sueño se terminó cuando nos pidieron 150 mil dólares para transferirlo. Aunque en la industria de los medios pueda parecer poco dinero, era más que todo el presupuesto que proyectábamos tener en el año para hacer el sueño realidad. Pero la R ya la estábamos usando en todas las presentaciones. Nos gustaba la R. ¿Qué hacíamos?

Como creo que lo mejor es enemigo de lo bueno y necesitábamos avanzar, registre un dominio genérico donde poder alojar los primeros bocetos de nuestro sitio web. Como medio 100% digital con un pie impreso, el sitio web iba a ser el alma y corazón de nuestro proyecto. Y para poder cumplir nuestra meta de lanzar en abril debíamos avanzar a toda máquina. Por eso el 21 de noviembre de 2017 registré el dominio redaccion.com.ar. Ya podíamos comenzar a trabajar en el sitio. Como decía antes, era un nombre genérico pero nos servía hasta que tuviéramos el definitivo.

Cerrando el tema del nombre, hubo una asamblea con el grupo de mentores que estaban soñado el medio en conjunto (no los nombro porque sé que disfrutan del anonimato). Hasta el momento se había usado Cardo, el nombre legal de la sociedad, para referirse al proyecto. El otro competidor era Mono. Según contaba Chani, Mono había surgido de uno de sus hijos tras una cena familiar donde les había presentado el desafío. La consigna era: deber ser corto y que se lea en cualquier idioma. Y uno de sus hijos dijo: “yo tengo uno, pero no te vas a animar a usarlo”. Así que la presión para usar Mono era muy grande. El tercer contrincante era Redacción, un genérico al que nos estábamos empezando a acostumbrar.

Pero el ganador fue MONO, por unanimidad del presidente de Cardo que tenía voto y veto. Pero hay que reconocerle a Chani que es la persona con mayor capacidad de cambiar de opinión cuando lo cree necesario. Y fue así que un día nos comunicó lo siguiente: “Tengo un nombre. Un nombre que nos pasó desapercibido a simple vista todo este tiempo. Un nombre que sin quererlo define nuestra misión a la perfección. El nombre es el nombre de nuestra comunidad, una RED de ACCIÓN, donde el periodismo no solo cuanta lo que pasa, sino que también ayuda a cambiarlo. Un nombre que nos involucra a nosotros pero sobre todo a la comunidad que gire en torno a lo que queremos contar. El nombre es RED/ACCIÓN.”

MONO se convirtió en el suplemento impreso mensual de RED/ACCIÓN. Hace poco MONO fue premiado por la Society of News Design por la excelencia de su diseño (obra del gran Javier Errea).

Hoy releo mis notas y veo que estamos muy cerca de lo que anhelábamos un año y medio atrás. Podría seguir eternamente, recreando el mapa en escala 1:1 de cómo se gestó este sueño. De las primeras reuniones abiertas contando nuestras ideas y recibiendo expresiones de entusiasmo, sugerencias, comentarios. De cuando se sumaron las personas que hicieron tangible el sueño con sus artículos, sus diseños, sus creaciones. Y sobre todo los primeros miembros que creyeron que valía la pena apoyar este tipo de periodismo. Pero como toda historia que se gesta mientras sucede, ya habrá tiempo para relatarlo. Hoy celebramos este primer aniversario y brindamos por continuar evolucionado hacia ese medio que todo soñamos. Un medio que no solo cuente lo que pasa en el mundo, sino que también ayude a cambiarlo.

Por muchos años más de periodismo humano.