El gesto de Héctor, comentado por Sebastián Lacunza- RED/ACCIÓN

El gesto de Héctor, comentado por Sebastián Lacunza

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un especialista invitado comenta un libro de no ficción y elige los seis párrafos de ese libro que más le hayan llamado la atención.

El gesto de Héctor, comentado por Sebastián Lacunza

El gesto de Héctor
Luigi Zoja
Taurus

Uno (mi comentario)

Dos premisas fundan El gesto de Héctor — Prehistoria, historia y actualidad de la figura paterna: todo padre es adoptivo y el patriarcado rigió desde los inicios de la civilización. Para el italiano Luigi Zoja, distintas disciplinas, especialmente la suya — es uno de los principales teóricos del psicoanálisis —, se volcaron a desentrañar el vínculo entre el hijo y la madre, pero dejaron de lado la figura del padre. Para interpelar a una  historia olvidada, Zoja dialoga con textos de la biología; las religiones; los clásicos griegos; Roma; las revoluciones francesa, estadounidense y rusa; el capitalismo; las sociedades matrifocales del noreste de Brasil; y las calamidades del siglo XX.
Se trata de un libro de gran riqueza, a veces inquietante, y, en un punto, polémico. Dice el junguiano Zoja que el hombre, desde siempre, para descubrirse padre, tiene que empezar por un mínimo razonamiento que lo lleve a inferir los efectos de plantar una semillita. A partir de la decisión de adoptar al hijo, el hombre sale a la caza de alimentos — aunque más no sea que para la supervivencia de la especie —, instaura leyes y termina liderando la construcción de una civilización. El primer paso de la relación de la madre con el niño, en cambio, es primario, natural y difícilmente eludible. Claro que la cultura mediará ese vínculo, pero el punto de partida es distinto (dice Zoja).
Así las cosas, se puede prever que las premisas del autor italiano encontrarán respuestas tanto dentro del psicoanálisis como desde el campo feminista, entre otros. La lectura que hace Zoja de La Ilíada y de la figura de Héctor — que da nombre al libro — es conmovedora, pero el texto vale la pena por mucho más.
El autor no omite la crítica a los abusos del patriarcado, al que describe en ruinas. También teoriza: con el retiro del padre (porque se borra, va a la guerra y vuelve con deshonra, se lanza a cruzar el río Colorado, trabaja mucho, se confía en la playstation, se deprime o se deja ganar por Narciso)  se refuerza el macho. Es decir, el hombre sin ley, violento, que no piensa en su hijo y actúa en manada. 

Dos (la selección)

Dichas estas palabras, Héctor estira los brazos hacia su hijo; pero el bebé se refugia en el seno de su nodriza con un grito, asustado por la armadura y por el casco, agobiado por el impresionante penacho de crines de caballo (fig.1).

En Héctor, la figura paterna muestra una unilateralidad singular. Como Abraham cuando alza el cuchillo sobre Isaac, lanza una mirada llena de respeto hacia arriba, pero no hacia abajo. Resulta modélico cuando honra al padre celestial y torpe mientras él, a su vez es padre. Al volver de la batalla, Héctor da a Zeus, padre de hombres y de dioses, pruebas de devoción. Rechaza la invitación de su madre de hacer una libación en honor del dios porque lleva sobre él, polvo y la sangre de la batalla. Sin embargo, esta conciencia de relación con el padre celestial no se corresponde con una conciencia de la relación con su hijo terrestre y, por tanto, con una imagen clara de sí mismo como padre. Él es consciente de las costras de sangre, pero se olvida de que lleva encima toda la coraza protectora de la armadura, que ahora no lo defiende del enemigo, sino de su (...).

Como en toda existencia complementaria, para ser padre no basta con saber qué es el padre: se necesita conocer al hijo en relación con él. De forma inesperada, este hombre sin soberbia consigue inclinarse ante un niño. Esto significa que (...) ya no siente la infancia. Los hábitos demasiado arraigados de adultos guerreros han hecho que sea ajeno a ella.

Tres

El hijo de la era industrial ya no se ve ni conoce la actividad del padre, ya no tiene una imagen de él como adulto y como cabeza de familia en el acto de sostener a sus familiares con el trabajo, como Eneas había sostenido a los suyos con su cuerpo. De forma repentina, tampoco el mundo circundante posee naturaleza ni iconografía. Nadie ofrece al niño los colores para pintar mentalmente la fantasía del hombre adulto, de sus esfuerzos y de su fortaleza, continuadores de la cualidad fijada para siempre por los héroes.

Con la industrialización, durante el día, el padre puede ser succionado por la fábrica y, durante la noche, por un dormitorio para hombres, que le permite encontrarse a una distancia aceptable del trabajo. Para el hijo se convierte en un desconocido. Con el tiempo, con sufrimientos materiales y psicológicos, la familia consigue reunirse. Más que el fin de la separación, sin embargo, puede ser el final de una ilusión, Se reconstruye la unidad geográfica, no la psíquica. Una vez que ha entrado en los movimientos urbanos, la psicología sin tiempo de la familia campesina queda destruida para siempre.

Cuatro

La necesidad de un niño no es solo material. Un padre héroe podía, de alguna manera, compensar la distancia si se convertía en un alimento mental; pero la Gran Guerra marca un punto' de inflexión. Por una parte, la imagen colectiva del conflicto se torna muchísimo más compleja y, por primera vez, abiertamente antiheróica, En estos casos, la crítica de la guerra que el niño oye en casa le impide ver en su padre militar una figura positiva y, a menudo, en su inconsciente, donde el comandante en jefe del ejército y el padre, soldado raso, constituyen dos tamaños diferentes de la misma matrioska, la hostilidad hacia los mandos militares se asocia con la que se produce hacia el progenitor, que los sigue en sus aviesas operaciones. Repitámoslo una vez más: para el hijo, lo que el padre objetivamente hace no puede pasarse por alto. En última instancia, lo que de modo tradicional el niño podía recibir el padre en guerra -una imagen en la cual pensar con orgullo resulta rechazado.

Cinco

Representa una pérdida objetiva, de la cual el padre se avergüenza ante el hijo, pero también ante la sociedad. La madre alimenta físicamente; si un día falla, puede hacerlo al siguiente. Sin embargo, si un hijo se avergüenza de su padre, como le sucedió a Freud, resulta improbable que vuelva a admirarlo al día siguiente: el alimento psíquico necesita un proceso de digestión mucho más largo. La-pérdida y las críticas crean un círculo vicioso: los padres encuentran nuevos motivos para alejarse y evitar ser padres. En esta época de acontecimientos económicos brutales, el padre se comporta como una empresa que ha entrado en crisis: si todos hablan mal de ella, sus acciones, primero, bajan y después se desploman, valen tanto como el papel mojado; nadie le da más crédito, todo el mundo exige que pague sus deudas de inmediato. Se produce la bancarrota y desaparece como entidad.

Seis

No basta con decir que la violación siempre ha existido, y que a causa del predominio masculino no se la denunciaba. Por el contrario, parece necesario preguntarse por eso en concreto. La violación era tal vez casi un derecho de un mundo machista y patriarcal; una transgresión del futuro patriarca o del propio patriarca, tolerada a menudo (en silencio o proyectándola sobre la responsabilidad de la mujer que la había «provocado»); una compensación por la responsabilidad del padre (institucional, pero, en el origen, en la memoria inconsciente de la estirpe, escogida con libertad). En la actualidad, con frecuencia, la violación no constituye un acto silencioso del patriarca, sino un comportamiento ruidoso de la manada. Su irresponsabilidad hacia la víctima y el eventual hijo del horror no representa una compensación de la responsabilidad individual ausente, sino una regresión de todo el grupo ante la falta de responsabilidad más allá del momento presente, una manifestación transgresora no tanto de un eros heterosexual como del eros homosexual de la manada excitada que se une con la víctima.

Siete

Estamos convencidos de que el viaje hacia el padre, su búsqueda por parte del hijo, resulta determinante en la identidad de ambos por una razón muy sencilla. Si aquel, a través de la cultura en la cual está inmerso, siente que la paternidad constituye un acto deliberado, entonces el hijo debe aprender por las mismas vías algo similar.

Si, para ser padre, no basta con haber engendrado, sino que resulta necesario adoptar, en todo caso, al hijo, también para ser hijo no basta con haber sido engendrado: el padre debe, aunque de forma más indirecta y todavía más inconsciente, expresar haberlo querido como tal. El padre, por tanto, no solo se busca porque, a diferencia de la madre, suele hallarse lejos (por la guerra por el trabajo, por un lapso de tiempo o de manera estable). Si el hijo adoptado busca a la madre natural antes o después, un día el padre será buscado, en cambio, por el hijo auténtico, que casi debe hacer lo opuesto. Un hijo sensible percibe que su padre es quien lo ha elegido; el padre es siempre producto de la cultura, por lo que no se conforma con lo natural. Debe «buscar», de todos modos, al progenitor, también así se encontrará de nuevo con lo biológico, lo transformará, a su vez, escogiéndolo. De otro modo, se dirigiría hacia una figura paterna iniciática, hacia un tutor que su propia historia le asigna. Desde el punto de vista de los símbolos, en todo caso, la necesidad que ha conducido a la búsqueda es la misma.

La ausencia del padre se ha señalado siempre, y en este sentido nuestra época tampoco constituye una excepción. Nueva y mucho más grave todavía sería la ausencia de la búsqueda del padre.


Sebastián Lacunza es corresponsal de una agencia de noticias económicas de EE.UU. y de Reporteros Sin Fronteras. Dirigió el Buenos Aires Herald y trabajó  y colaboró en diversos medios de Argentina, Uruguay, Italia, España y Estados Unidos. Escribió Pensar el Periodismo y coescribió Wiki Media Leaks. Licenciado y posgraduado en Comunicación, es docente en la Universidad de Tres de Febrero.


En SIETE PÁRRAFOS, grandes lectores eligen un libro de no ficción, seleccionan seis párrafos, y escriben un breve comentario que encabeza la selección. Todos los martes podés recibir la newsletter, editada por Flor Ure, con los libros de la semana y novedades del mundo editorial.

Recibí SIE7E PÁRRAFOS

Sobre libros y escritores. Todos los martes, por Javier Sinay.

Ver todas las newsletters