Tras el paso del Huracán Katrina por Nueva Orleans en 2005, la compañía de marketing directo Valassis puso a disposición de las agencias y voluntarios de emergencia su base de datos para ayudar a mejorar la entrega de la ayuda.
En Santiago de Chile, analistas de la Universidad del Desarrollo, la Fundación ISI, la UNICEF y el GovLab colaboraron con Telefónica, la principal operadora de telefonía móvil del país, en el estudio de patrones de movilidad por género para diseñar una política de transporte más equitativa. Y como parte del proyecto Open Data Access de la Universidad de Yale, las compañías del sector de la salud Johnson & Johnson, Medtronic y SI-BONE dieron acceso a los investigadores a datos de 333 ensayos clínicos que anteriormente estaban vedados, abriendo las puertas a la posibilidad de innovaciones en medicina.
Son apenas tres ejemplos de “iniciativas de colaboración de datos”, una forma emergente de asociación en la que las partes intercambian datos por el bien público. Por lo general, implican entidades públicas que usan datos de corporaciones y otras entidades del sector privado para beneficiar a la sociedad. Pero también pueden ser de provecho para el sector privado: por ejemplo, las compañías farmacéuticas comparten datos sobre biomarcadores para acelerar sus propios procesos de desarrollo de medicamentos. Asimismo, las iniciativas de uso compartido de datos tienen un inmenso potencial de mejora de la inteligencia artificial (IA). Sin embargo, se deben diseñar con responsabilidad y tomando en consideración las inquietudes sobre la privacidad de los datos.
Para valorar más en detalle el potencial y las limitaciones de estas iniciativas es esencial comprender las circunstancias y necesidades de la sociedad y las empresas que forman parte de ellas. GovLab ha identificado más de 150 iniciativas de colaboración de datos en varios continentes y sectores, incluidas compañías como Air France, Zillow y Facebook. Nuestros estudios sugieren que tales proyectos pueden crear valor de tres maneras principales.
Para comenzar, estas iniciativas pueden mejorar los análisis situaciones y causales. Sus valiosos conjuntos de datos ayudan a las autoridades de gobierno a comprender de mejor manera temas como problemas de circulación o la desigualdad financiera, y a diseñar políticas más ágiles y centradas en la evidencia para abordarlos.
Más aún, este tipo de intercambio de datos elevan la capacidad predictiva de quienes toman las decisiones. Las vastas cantidades de datos públicos y privados actuales pueden generar potentes proyecciones hacia cómo se desarrollarán las cosas en el futuro, ayudando así a que las autoridades planifiquen e implementen medidas más eficaces.
Por último, y lo más importante, estas iniciativas pueden hacer que la IA sea más sólida, precisa y con mayor capacidad de respuesta. Aunque los analistas sugieren que la IA estará al centro de la gobernanza del siglo veintiuno, su desempeño depende de los modelos que la sustenten. Y la sofisticación y precisión de ellos dependen de la calidad, profundidad, complejidad y diversidad de los datos que los alimenten. En consecuencia, las iniciativas de colaboración de datos juegan un papel vital en la creación de mejores modelos de IA, al eliminar compartimentos estancos y añadir datos de fuentes nuevas y alternativas.
El compartir datos entre entidades públicas y privadas tiene un gran potencial de beneficio para la sociedad. Por ejemplo, las autoridades que analizan los patrones de circulación o el desarrollo económico en ciudades podrían aportar mayor precisión a sus modelos si añaden registros de detalles de llamadas generados por proveedores de telecomunicaciones. Y los investigadores podrían mejorar sus modelos de predicción meteorológica si añaden datos de operadores de satélites comerciales. El intercambio de datos podría ser igualmente útil para el sector privado, al ayudar a las empresas a fortalecer su reputación de marca, canalizar más eficazmente su gasto en investigación y desarrollo, elevar las utilidades e identificar nuevos riesgos y oportunidades.
Sin embargo, con todos estos avances y promesas, la colaboración de datos es todavía un campo emergente, y apenas estamos comenzando a entender sus beneficios y desventajas potenciales. La manera de abordarla que tenemos en GovLab pone énfasis en el beneficio mutuo que puede conllevar y apunta a la creación de relaciones de confianza entre los proveedores y los usuarios de datos.
Como parte de este proceso, hemos comenzado a diseñar un marco institucional que coloque la colaboración responsable de datos al centro de las operaciones entre las entidades de los sectores público y privado. Esto implica la identificación de los principales gestores de datos de estas organizaciones, a fin de que puedan impulsar el diseño e implementación de esfuerzos de colaboración sistemáticos, sostenibles y éticos. El objetivo es crear una red de personas de ambos sectores que se hagan cargo de promover la gestión de datos.
Considerando el aumento de la preocupación sobre la privacidad de los datos y su mal uso –la llamada “techlash”, o reacción contra las empresas tecnológicas-, es comprensible que algunos sientan suspicacia de las iniciativas de uso compartido de datos. Estamos conscientes de estas legítimas inquietudes y de las razones de la erosión más general de la confianza pública. Pero creemos también que las mejores maneras de abordarlas es construir marcos más rigurosos y enfoques más sistémicos.
Las iniciativas de colaboración de datos hacen converger datos que de otro modo estarían aislados y experticia dispersa, ayudando a que la oferta corresponda a la demanda de esa información. Si son bien diseñadas, pueden garantizar que las instituciones y personas adecuadas usen los datos de manera responsable para aprovechar plenamente el potencial de las políticas sociales innovadoras. Y la aceleración del crecimiento de estas iniciativas es crucial para el desarrollo futuro de la IA.
Compartir datos tiene sus riesgos, pero también el potencial de transformar el modo como nos gobernamos. Al aprovechar el poder de las iniciativas de colaboración de datos, los gobiernos pueden desarrollar políticas más inteligentes que contribuyan a mejorar las vidas de sus pueblos.
Stefaan G. Verhulst es cofundador y jefe de investigación y desarrollo de GovLab en la Universidad de Nueva York.
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