Aquellos años del boom, comentado por Fernando Santillán- RED/ACCIÓN

Aquellos años del boom, comentado por Fernando Santillán

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un especialista invitado comenta un libro de no ficción y elige los seis párrafos de ese libro que más le hayan llamado la atención.

Aquellos años del boom, comentado por Fernando Santillán

Aquellos años del boom
Xavi Ayén
Debate

Uno (mi comentario)

En Aquellos años del boom, el periodista catalán Xavi Ayén escribe algo así como “todo lo que siempre quiso saber sobre el boom literario latinoamericano y nunca se animó a preguntar”. Su gran mérito es su nivel de detalle: podemos enterarnos hasta de cuándo fue operado de hemorroides Mario Vargas Llosa. Eso habla de un autor que siguió el tema desde cerca durante años, y que cuenta con un enorme material documental, incluyendo entrevistas con prácticamente todos los personajes relevantes.

La contrapartida es que, aún cuando la presente edición tiene la mitad de páginas que la original, sigue siendo un libro largo, de unas 500 páginas. Atenúa ese problema un excelente índice onomástico y una estructura acertada, de 24 capítulos: 7 capítulos con un eje geográfico, donde se habla de las capitales del boom (Barcelona, La Habana, Buenos Aires, México, París y Nueva York); 14 capítulos con eje en los actores; y 3 capítulos donde se analiza la crítica, el legado y un evento en particular. Respecto de los personajes, en el centro están García Márquez y Vargas Llosa: son los únicos a quienes Ayén dedica dos capítulos. Los demás tienen uno (Mutis, Donoso, Pitol, Bryce Echeñique, Fuentes, Cortázar) o medio (Edwards comparte con Cabrera Infante y Piñón con Peri Rossi). Luego hay sendos capítulos para dos personajes claves del boom: el editor Carlos Barral y la agente literaria Carmen Balcells.  

¿Pero qué es el boom? El capítulo más análitico del libro, y el más interesante para mí, es el 14, “El boom y sus apóstoles (el aparato crítico)”. Allí Ayén revisa las diversas respuestas a la pregunta y da la suya: el boom es, ante todo, un hecho que unificó a las literaturas nacionales en una literatura en español a partir de un grupo de escritores. ¿Quiénes forman parte de ese grupo? Ayén incluye a García Márquez, Vargas Llosa, Donoso, Fuentes y Cortázar a partir de un conjunto de características: son grandes novelistas, que vivieron o pasaron tiempo en Barcelona, que aparecen en los años cincuenta, tienen cierta “conciencia de grupo”, fueron amigos entre sí, tuvieron proyectos juntos, apoyaron al menos inicialmente la revolución cubana y fueron “la primera generación de escritores latinoamericanos profesionales” (p. 343).

Otra característica de Los años del boom es que no intenta cerrar todo; cuando hay muchas versiones sobre alguna cuestión deja constancia de las posiciones sin cerrar una definición. El arco temporal queda así, también, abierto; el comienzo podría ser con la primera novela del boom, La ciudad y los perros de Vargas Llosa, de 1963, pero el auge de ventas comienza recién con Cien años de soledad, de 1967. Y el cierre podría ser en 1971, cuando se resquebraja el apoyo a la revolución cubana entre algunos miembros del boom por el tratamiento dado a un escritor disidente (el “caso Padilla”), o con la pelea en 1976 entre aquellos amigos que estaban en el centro del boom, y que se discute en el anteúltimo capítulo del libro, aunque la historia sigue con eventos hasta 1983. En definitiva, un libro interesante y muy documentado sobre un momento clave de la literatura latinoamericana.

Dos (la selección)

“Sucedieron cosas muy importantes en Buenos Aires, La Habana y México D.F., pero, en la etapa decisiva que va de finales de los años sesenta a mediados de los setenta, Barcelona es, en palabras de Carlos Fuentes (1928-2012), ‘el meollo del asunto’, el lugar de cita de aquella constelación. Además de los escritores, allí vivían dos elementos clave para que cuajara el boom: Carlos Barral y Carmen Balcells. ‘Todos lo sabíamos: había que pasar por Barcelona’, concluye Fuentes.” (p. 59)

Tres

(Mario y Gabo)
“No hay más que verlos. Cualquiera que los conozca sabe a lo que me refiero. Mario es un intelectual, alguien con la cabeza muy bien amueblada, que atesora conocimientos eruditos cobre múltiples materias y, a la vez, es capaz de crear grandes obras. Su discurso intelectual es de gran altura, es el primero de la clase, un cum laude. Al contrario, Gabo es un genio en el sentido de que es un monstruo creador, una fuerza de la naturaleza, alguien tocado por la mano de Dios, que tiene un don, y no se dedica a elaborar teorías o análisis sobre la cultura. Me parece algo que los describe sin valorar a uno por encima del otro. Yo estoy enamorada de los dos.” (p. 84) Cita de Carmen Balcells.

Cuatro

(Una literatura en español)
“El boom rompió con las literaturas nacionales, en línea con el internacionalismo político de izquierda de la época. Por un momento, se leyeron las mismas novelas en todos los países de habla hispana y se disiparon aquellas dudas que tenía Borges acerca de la unidad latinoamericana: ‘No sé si hay muchos argentinos o mexicanos que sean americanos también, más allá de la firma de una declaración o de las efusiones de un brindis’. Ni siquiera García Márquez se veía todavía, en 1961, como un latinoamericano en el nuevo sentido: ‘Era aún un colombiano’. Hizo falta que se pusiera a escribir Cien años de soledad.” (p. 327)

Cinco

(Conciencia de grupo)
“Donoso es, de todos los escritores del grupo, quien más en serio se tomó la labor de ‘historiar’ el boom, de recoger sus impresiones al respecto. Ahí está la ineludible Historia personal del ‘boom’, escrita por él y publicada por primera vez por Anagrama en 1972. Entre inocente y maliciosa, Ana María Moix apuntaba que ‘lo escribió para incluirse a sí mismo, en privado siempre dudaba de su papel, ante monstruos como Mario, Gabo y otros. No sabía si formaba parte del boom o no, así que se puso él directamente, para que luego otros no se olvidaran de hacerlo.’ ‘Mi padre - ahondaba Pilarcita - se sintió integrante de este boom por converger en un mismo momento y en un mismo lugar [...] pero intuyó que en el fondo nunca fue parte importante del movimiento’.” (p. 261)

Seis

(Literatura y revolución)
“Una épica militarista basada en la figura del héroe (Fidel y el Che) se va a extender rápidamente por el mundo. La fraternal solidaridad con la Revolución cubana afectaba no solamente a los escritores, sino también a editores y críticos de todo el orbe hispanohablante, de Carlos Barral a Ángel Rama. La Habana es fundamental para entender por qué el boom funciona como una sólida hermandad: la argamasa se forma a partir de las complicidades políticas que se tejen entre unos escritores que ven cierto paralelismo entre la puesta en valor intelectual de su obra y la autoestima recuperada de la isla caribeña.” (p. 225)

Siete

(La pelea)
“El vínculo entre los dos amigos se rompió el 12 de febrero de 1976: en el preestreno de la película La odisea de los Andes, de Álvaro Covacevich, en la sala de Canacine, en México, Vargas Llosa propinó un derechazo a García Márquez que lo dejó tendido en el suelo. En la atónita platea se encontraba la flor y nata de la intelectualidad mexicana. Era la última hora de la tarde, hacia las ocho, y había ya oscurecido. (...) García Márquez se encontraba en el vestíbulo, con su esposa y un grupo de amigos, tomando vino y unos bocadillos. ‘Me disculpan, voy a saludar a Mario’, les dijo antes de ir hacia la sala de proyección. Allí, se dirigió al peruano con los brazos abiertos, y recibió un fortísimo puñetazo: ‘Esto, por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona’, dejó en claro el agresor.” (p. 499-500)


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