Yoga, el nuevo libro de Emmanuel Carrère, es un relato atípico que incluye reflexiones sobre la meditación, un viaje a lo profundo de la depresión, el duelo por Charlie Hebdo y algunas cosas más. Todo esto tiene en común al hombre que vive cada una de estas situaciones, que es Carrère. Pero ¿cuál es la diferencia entre un maestro de la primera persona y un exhibicionista?
Plus: la crónica íntima y valiente de Matías Fernández Burzaco; los apuntes privados de Andrés Di Tella; y el diario berlinés de Mercedes Halfon.
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Yoga es el muy esperado retorno literario de Emmanuel Carrére luego de El Reino (2014).
?? “Carrère cumplió… ¡Aleluya!”, me escribió esta semana por mail Verónica Bonacchi, una lectora de SIE7E PÁRRAFOS que había visto una vieja edición de la newsletter en la que el propio Carrère ? le respondía un correo a Tomás Mark (otro lector aquí presente entre nosotros) y le decía: “I think the book will be published in Spanish next spring”.
Bueno, aquí está. Carrère cumplió, sí, y abre Yoga con un primer párrafo que vale su peso en oro:
“Ya que hay que empezar por alguna parte el relato de aquellos cuatro años en los que intenté escribir un librito risueño y sutil sobre el yoga, afronté cosas tan poco risueñas y sutiles como el terrorismo yihadista y la crisis de los refugiados, me sumergí en una depresión melancólica tan grande que tuvieron que internarme cuatro meses en el hospital Sainte-Anne, y perdí, por último, a mi editor, que por primera vez desde hace 35 años no leerá un libro que yo he escrito, ya que hay que empezar, pues, por alguna parte elijo la mañana de enero de 2015…”.
¿Y el resto del libro? Es desigual, con una estructura que por momentos se pone rara y se parece a un rejunte de crónicas no-tan-conexas (quizás sea por la ausencia de aquel editor de siempre). Sin embargo, en un nivel microscópico cada párrafo es preciso, entretenido y sólido: la “música” suena en el punto justo entre lo coloquial y lo literario, y eso, que es muy Carrère, es como cuando un amigo te cuenta su drama, y deja momentos para sonreír un poco, juntos, y decir “así es la vida…”.
- Entonces, Yoga no es lo mejor de Carrère, pero Carrère es el mejor en su juego... y eso, de por sí, hace de Yoga un buen libro.
La historia del libro sigue lo que vivió el autor mientras quiso escribir un poco sobre el yoga que practica desde hace 30 años. Pero ¿qué pasó? En ese mismo tiempo su vida se derrumbó luego de un divorcio, y a él no le quedó más remedio que meter todo en su licuadora y preparar un único cuento. En el libro este divorcio no se puede mencionar demasiado porque Hélène Devynck, la ex, logró imponer un bozal legal y eso, teniendo en cuenta el éxito de ventas de Yoga, trajo un escándalo mediático que fue todo un acontecimiento.
- “Emmanuel y yo estamos atados por un contrato que le obliga a obtener mi permiso para utilizarme en su obra”, escribió ella en una carta publicada en Vanity Fair.
En resumen, es un libro que frecuenta dos grandes temas: la meditación y la depresión. Y Carrère logró ligarlos con habilidad, porque la meditación representa la luz, la salida del drama a través del autoconocimiento; y la depresión representa a la sombra, el abismo interior que te hunde. “Toda situación”, escribe Carrère, “todo estado del mundo y del alma es una combinación de yin y de yang, y una combinación cambiante, transitoria, siempre en movimiento hacia otra combinación”.
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Pero dejemos que hable el propio libro. Acá traigo algunas de mis citas favoritas:
- “Lo repito: la meditación es todo lo que ocurre interiormente durante el tiempo en que permaneces sentado, inmóvil y en silencio. El aburrimiento es meditación. El dolor en las rodillas, en la espalda, en la nuca es meditación. Los pensamientos parásitos son meditación. Los gorgoteos del estómago son meditación. La sensación de que pierdes el tiempo con un rollo de espiritualidad barata es meditación. La llamada telefónica que preparas mentalmente y las ganas de levantarte para contestar es meditación”.
- “Al cabo de tantos años de vagabundeo sentimental creía haber llegado a puerto. Creía que mi amor estaba al abrigo de tempestades. No estoy loco: sé bien que todo amor está amenazado -que todo lo está, de todas formas-, pero me representaba esta amenaza como algo que ahora venía del exterior, ya no de mí mismo”.
- “¿Qué puedo decir de este desastre del que hablo? ¿Qué debo callar? Tengo una convicción, una sola, relativa a la literatura, bueno, al género de literatura que yo practico: es el lugar donde no se miente. Es el imperativo absoluto, todo lo demás es accesorio, y creo haberme atenido siempre a este imperativo. Lo que escribo es quizá narcisista y vanidoso, pero no miento. Puedo afirmar tranquilamente, podría afirmar tranquilamente ante el tribunal de los ángeles que escribo «sin hipocresía», como exige Ludwig Börne, lo que me acontece, lo que pienso, lo que soy, lo cual, ciertamente, no me brinda motivos para alardear”.
- “«Teclear en un teclado», argumentaba Paul en la barra de la cantina, «transformar tu pensamiento en palabras y en frases que tecleas en el teclado es el acto más importante de tu vida. Si modificas las condiciones de este acto tiene que haber consecuencias. Forzosamente cambiará algo en tu forma de escribir, creará forzosamente nuevas conexiones neuronales. Sí, escribirás de otro modo, es imposible que no lo hagas»”.
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?? Esta es la cuenta de Instagram de Matías Fernández Burzaco: checkeala, mirá sus fotos, leé sus palabras.
¿Quién es Fernández Burzaco? Un periodista de 23 años que es una de las dos personas en la Argentina que tiene fibromatosis hialina juvenil, una enfermedad muy poco frecuente (en todo el mundo sólo hay unas 65 personas que la padecen). Él la cuenta así: “Fabrico más colágeno de lo normal, más piel, más tejido conectivo, y así nacen estos bultos redondos… La enfermedad modifica todo mi cuerpo y no me deja, entre otras cosas, caminar. Invade el cuerpo de piel —por dentro, por fuera— y parezco un hombre derretido”.
Pero lo más notable de Fernández Burzaco no es el paso de la fibromatosis por su cuerpo, sino su enorme talento como escritor, plasmado en Formas propias: Diario de un cuerpo en guerra, su primer libro (y antes en algunas crónicas en Orsai). Ahí cuenta sobre esta enfermedad, los cuidadores que lo ayudan y también los que son freaks, la madre, el padre y los amigos, la marihuana, el sexo y el despertar hormonal. Todo está narrado con una sinceridad valiente, lejos de cualquier lugar común y con una gran dosis de deseo.
Entre los escritores que lo rodean hay una constelación extraordinaria: Leila Sucari, Juan Sklar, Hernán Casciari, Rodolfo Palacios, Josefina Licitra (prologó el libro) y Leila Guerriero (lo editó).
“Qué raro que soy, qué deforme, y lo voy a contar todo”, escribe él. Para mí que Formas propias será uno de los libros del año… Y creo que esta no va a ser la única vez que lo tengamos en SIE7E PÁRRAFOS…
- Si querés leer a Matías Fernández Burzaco, buscá su nueva crónica mañana en RED/ACCIÓN.
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En su libro Cuadernos, el director de cine documental Andrés Di Tella nos lleva a la intimidad de sus anotaciones de pensamientos y experiencias. Hay notas en rodaje, historias de viajes, apariciones familiares, lecturas de, por ejemplo, el maestro del haiku Matsuo Basho, y anécdotas con gigantes como Francis Ford Coppola.
Una de las cosas que más me interesó, y que en esta newsletter de hoy viene especialmente a cuento, es una cita que Di Tella hace del diario del escritor Witold Gombrowicz:
“No se dejen amedrentar. La palabra YO es tan fundamental y primordial, tan llena de la realidad más palpable y por tanto la más honesta, tan infalible, como guía y tan severa como criterio, que en lugar de despreciarla deberíamos caer ante ella de rodillas”.
Si te gustan el cine de Di Tella y los documentales biográficos, valdrá la pena leer este libro polifacético…
- … y checkear lo que escribió Florencia Ure en SIE7E PÁRRAFOS sobre Ficción privada: El nuevo documental de Andrés Di Tella: cómo revivir a tus padres a través de sus cartas
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Tres preguntas a Mercedes Halfon. Su libro Diario pinchado es una novela con la forma de un diario de viaje por Berlín y una visita a un novio becado. La separación de una pareja joven, la sensación de estar sin brújula en una ciudad, la de no entender el idioma, y algunas reflexiones en torno a la poesía: todo eso cabe en las entradas día a día.
- ¿Cuál es la ventaja de escribir en primera persona?
Por ahora no encontré otra manera de escribir que no sea en primera persona, usando de algún modo material de mi propia vida; de hecho estoy con un texto nuevo que son dos primeras personas, de dos personajes distintos, entrelazadas. Pienso que esto pasa porque vengo de la poesía, en donde este tráfico es más usual y no hay mucho problema, nadie te va a preguntar si un poema es autorreferencial: se entiende que sí y que al mismo tiempo no, que para hacer un poema, cualquier detonante viene de la vida, pero que pasa por la maquinaria del lenguaje y el verso, donde todo se trastoca.
- ¿Con qué primera persona te sentiste más cómoda? ¿La de tu libro anterior El trabajo de los ojos (primera persona no ficticia) o la de Diario pinchado (primera persona ficticia)?
Fueron procesos parecidos en un sentido, no sé si podría elegir uno. El trabajo de los ojos partió de una perspectiva autobiográfica, porque quería narrar mis problemas de la vista y ponerlos a dialogar con otras cuestiones. Obviamente en la construcción del texto esa premisa biográfica se fue modificando, alimentando de otros elementos, incluso perdiendo. En Diario pinchado quizás las proporciones estén invertidas, partí de una idea más ficcional –una chica que viaja a Berlín a encontrarse con un novio escritor que está becado-- si bien me nutrí de un viaje real que hice en 2015 a Berlín donde llevé un diario de visitas a museos y teatros.
- ¿Qué fue lo mejor que leíste últimamente?
Leo todo el tiempo novedades por mi trabajo como periodista cultural y es algo que me encanta, tengo mucha suerte. Ahora estoy leyendo la novela de Vanina Colagiovanni Seamos felices acá, que es una belleza escrita en una primera persona muy sutil, y al mismo tiempo los Ensayos de Lydia Davis que acaban de salir. Son increíbles para lxs seguidorxs de esta escritora, porque abre su proceso de escritura de un modo muy generoso, ves cómo fue llegando a cada texto, que en general brillan por su rareza, a través de derivas y pensamientos muy singulares. Pero para nombrar una no-novedad diría Un tren oculta otro tren, poemas de Kenneth Koch que estuve releyendo, editado por Zindo y Gafuri en Argentina con traducción de Silvia Galup y Aníbal Cristobo. Él es un poeta de la Escuela de Nueva York, mucho menos conocido que sus contemporáneos y realmente vale la pena descubrirlo. Enorme lucidez, humor, acidez y una frescura inédita en alguien tan erudito.
Hoy mencionamos 4 libros en SIE7E PÁRRAFOS:
1⃣ Yoga, de Emmanuel Carrère.
2⃣ Formas propias: Diario de un cuerpo en guerra, de Matías Fernández Burzaco.
3⃣ Cuadernos, de Andrés Di Tella.
4⃣ Diario pinchado, de Mercedes Halfon.
Bueno... por ahora lo dejamos acá. Podemos seguir la conversación por mail [sieteparrafos@redaccion.com.ar] o en las redes [@redaccioncomar]. Y también podés contactarme en Twitter [@sinaysinay].
- Si querés recomendarme libros, autores o temas para tratar, o contarme si leíste algo de lo que mencionamos, ¡adelante!
Nos vemos,
Javier