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Una empresa creada por el municipio mendocino de Lavalle resolvió la falta de conectividad de 2.500 hogares de zonas rurales

Se trata de una sociedad integrada en un 90 % por el Estado local y en un 10 % por privados que llevó conexión a internet donde hasta hace dos años no había ni siquiera señal para el celular. “Poníamos el teléfono en la punta de un palo”, cuenta Laura Guardia, de Asunción, que pudo expandir su emprendimiento de telar gracias al nuevo servicio: “Me cambió la vida”. La misma sociedad tiene ahora un proyecto de biotecnología.

SonRisas Lab: cómo trabaja un proyecto de inclusión digital para niños, niñas y adolescentes de Esteban Echeverría

Con cursos de programación y robótica para chicos de entre 8 y 16 años, la propuesta, desarrollada por la organización local SonRisas y la Asociación Civil Chicos.net con financiamiento privado, busca cerrar brechas digitales. Esto es: no solo brinda acceso a la conectividad sino también a la creación, la producción y a un uso activo de la tecnología.

Un modelo comunitario de conectividad cambió la realidad de millones de personas en la India

Estar conectados a internet hoy, lejos de ser un lujo o una alternativa, es una necesidad básica. El emprendedor social Osama Manzar creó y escaló en su India natal un proyecto de acceso a internet que ya conectó a 100 millones de personas a una mejor calidad de vida. El modelo de “conectividad colaborativa” consiste en crear centros comunitarios que son puntos de acceso a la conexión y, a su vez, lugares de capacitación en el uso de herramientas digitales. Hoy abarca a más de 10 mil “soldados de a pie digitales” en 135 distritos de áreas rurales, tribales marginadas y no alcanzadas por los servicios comerciales.

Un proyecto comunitario llevó conectividad a 630 familias de un barrio popular en la pandemia y hoy instala fibra óptica

Atalaya Sur es una iniciativa que nació en 2014 para garantizar internet en la villa 20 de la Ciudad de Buenos Aires. Empezó ofreciendo un punto de acceso público, en 2019 cubría 60 hogares y la pandemia generó tal demanda que hoy llega a 630. Cómo se desarrolla la experiencia colectiva que achica la desigualdad en el acceso a la tecnología y que apuesta a conectar mil familias en 2022.

Un programa gratuito de educación extraescolar busca cerrar la brecha digital

Con su muestra de fin de año, en la que decenas de adolescentes muestran sus creaciones en disciplinas que van de la robótica a los videojuegos, la animación o la impresión 3D, Puerta 18 celebró sus 14 años. Se trata de una casa en la zona del Abasto a la que asisten gratuitamente adolescentes y jóvenes. “Abrimos con el objetivo de acercar un montón de herramientas de tecnologías, ideas y disciplinas que no estaban disponibles para todos… y que al día de hoy siguen sin estarlo”, dice Federico Waisbam, su director.

De la sobreexposición a las pantallas a la falta de recursos para estudiar: por qué debiera preocuparnos la brecha digital en los y las jóvenes

Sergio Balardini es psicólogo especializado en juventud, docente FLACSO y UNAHUR. Y participó del análisis del relevamiento que Chicos.net, con el apoyo de Facebook, realizó sobre cómo viven y se relacionan los adolescentes del AMBA durante la pandemia. En esta entrevista revela las principales conclusiones que surgen de analizar los datos y señala los roles que debe asumir el Estado y la sociedad civil para evitar esta desigualdad.

Acceso a internet: vital en tiempos de pandemia pero desigual en cuanto a su acceso para estudiar a distancia

Alrededor del país, se calcula que el 19,5% de los estudiantes en el nivel primario no tienen conectividad. Y en el nivel secundario, el 15,9%. Esos porcentajes son aún más altos en villas y asentamientos, y también en las provincias con mayor pobreza. La instalación de antenas como las que se usan en espacios públicos, una de las posibles soluciones.

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Agua, luz y gas son algunos de los servicios que siempre fueron considerados esenciales. Pero hoy hay un servicio que refleja más que nunca la desigualdad: el del acceso a internet.

Aunque muchos de nosotros demos por sentado el hecho de poder estar conectados las 24 horas del día, lo cierto es que para muchas familias, acceder a internet no está garantizado. Esto es lo que se llama la brecha digital: la distribución desigual en el acceso, uso e impacto de las diferentes tecnologías de información y comunicación.

Según la Ley Argentina Digital, promulgada en 2014, el acceso a las comunicaciones y a las telecomunicaciones es un derecho humano. Y además, es un factor clave para acceder a otros derechos. 

En los últimos meses, la pandemia y el aislamiento preventivo implicaron el cierre de escuelas e instituciones educativas. Esto también obligó a los profesores a reinventarse con nuevas maneras de dar clase.

Sin emabargo, a lo largo del país, la falta de conectividad y computadoras hace imposible para miles de estudiantes tener clase de forma virtual y ni siquiera pueden tener acceso a tareas ni a sus docentes.

Alrededor del país, se calcula que 19,5% de los estudiantes en el nivel primario no tienen internet. Y en el nivel secundario, el 15,9%, según un informe del Observatorio Argentinos por la Educación.

La desigualdad, obviamente, también varía por región. En el norte del país es donde la conectividad es aún peor. En provincias como Santiago del Estero hasta un 40% de los hogares de estudiantes primarios no tienen conexión a Internet. CABA tiene el índice más bajo del país con 7,2%.

Este no es un problema nuevo, y hace mucho tiempo que los referentes barriales luchan por su derecho a una democratización en cuanto a internet y tecnología, ya que incluso acceder a través de empresas privadas se les hace difícil.

La falta de tecnología también se ve reflejada en los resultados académicos. En las pruebas PISA la mayoría de los mejores rendimientos en lectura, matemáticas y ciencias fueron en estudiantes que sí tenían acceso a Internet, según datos del Ministerio de Educación.

Y si comparamos con otros países de la región, Chile y Uruguay son los países que mejores resultados tuvieron en las pruebas y también son los que mayores niveles de conectividad tienen, de acuerdo a estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Hace algunas semanas, el juez Andrés Gallardo falló a favor de una demanda presentada por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ). El dictamen obliga al Gobierno porteño a prestar servicios de internet a estudiantes de los barrios populares.

La idea es que esta medida se pueda llevar al resto del país. Mientras tanto, ya hay un protocolo para la vuelta a las clases presenciales. Pero mientras que el acceso a estar conectado no se facilite, la brecha digital, educativa y socioeconómica va a seguir creciendo.

¿Qué medida pueden tomarse para que la conectividad pueda ser más igualitaria?

Según Marcelo Giulliti, abogado de ACIJ, son varias: "En primer lugar, instalar los dispositivos necesarios para poder acceder a la conectividad a internet, como por ejemplo la intalación de antenas como las que se usan en los espacios públicos de CABA o los dispositivos de acceso 4G que permiten el acceso a internet desde dispositivos móviles"

"En segundo lugar requiere que el Gobierno porteño entregue computadoras, tablets, notebook, de manera que puedan acceder a las clases virtuales online y al contenido que brindan los docentes de manera remota", completa Giulliti.

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