—¿En qué consiste la campaña?
—La campaña la impulsamos desde 2012. El 29 de agosto es el Día Nacional del Árbol y buscamos aprovechar la última semana del mes. Articulamos con organizaciones públicas y privadas para garantizar la donación, adopción y plantación de árboles nativos. Hacemos talleres, jornadas de plantación en distintas partes del país. Referenciamos todas las acciones en un mapa para mostrar el impacto cuantitativo. Buscamos poner en valor los servicios ecosistémicos de los árboles y a la vez trabajar sobre el sentido simbólico del acto de plantación. Además de muchos beneficios, es un acto simbólico de restauración del ser humano con la naturaleza, porque hemos cosificado a la naturaleza y esto ha impactado en la ya conocida crisis climática. Desde 2012 llevamos plantados más de 500.000 árboles. Actualmente hay más de 200 municipios y cientos de ONG vinculadas a la campaña. Pueden encontrar información en nuestra página o escribirnos a info@semanadelarbol.org.
—¿Cuál es la importancia de plantar un árbol?
—Para mí el tema es que, como nunca antes en la historia pasada, el escenario actual es de colapso sistémico. Las advertencias de la ciencia son alarmantes. En este contexto plantar un árbol (especialmente cuando uno lo hace con el árbol adecuado, con el sentido adecuado, en el lugar adecuado, lo que no es menor) es uno de los factores claves de la acción climática para evitar el calentamiento global. Es una acción revolucionaria (aunque vale aclarar que son necesarias muchas otras a la vez). Es importante tratar de hacer esa acción dándole el sentido adecuado, entendiéndonos como parte de la naturaleza. Tenemos que regenerar ese vínculo, a través, en parte, del acto de plantación. Tenemos que hermanarnos con la naturaleza, para lo cual es bueno tomar el ejemplo de los pueblos originarios.
—¿Qué respuesta ves de las personas en relación a la conciencia ambiental y la plantación de árboles?
—Desde 2012 en adelante la conciencia va creciendo. En 2020 y 2021 incrementó mucho más. No sé si es impulsado por el contexto global que vivimos: incendios, sequías, pérdida de biodiversidad… Lo que antes eran advertencias y se tomaban como algo lejano ya se ve en la cotidianeidad. En esa imagen tan presente. Eso creo que está ayudado de algún modo a que la sociedad civil, empresas y gobiernos tomen conciencia. Dicho esto, notamos mucho más interés en la importancia de los bosques. Son cosas que a pesar de las sombras que enfrentamos brindan una luz de esperanza.