El proyecto de ley que propone modificar el piso del Impuesto a las Ganancias ya fue aprobado por el Congreso de la Nación y ya rige en todo el país.
Esencialmente, el proyecto aprobado ahora deja exentos de pagar este impuesto a quienes cobran menos de 150 mil pesos brutos por mes y a los jubilados y pensionados que cobran menos de ocho haberes mínimos. La idea es traer ‘‘alivio fiscal” a un segmento de la clase media que abarca a más de un millón de trabajadores.
?Con 66 votos afirmativos y 1 abstención queda aprobado, en general, el proyecto de ley que modifica la Ley de Impuesto a las Ganancias sobre deducciones
— Senado Argentina (@SenadoArgentina) April 9, 2021
Sin embargo, hay otro impuesto que, junto con Ganancias, son los que más ingresos generan al Estado: el IVA, o Impuesto al Valor Agregado.
¿Qué es el IVA? Es un impuesto que grava el consumo final de bienes y servicios. Surgió en 1974 durante la tercera presidencia de Perón como forma de reemplazar al impuesto nacional a las ventas y el de las provincias sobre las actividades lucrativas. En ese momento la alícuota se fijó en un 13%, pero con los años fue aumentando gradualmente hasta fijarse, en 1995, en su valor actual: un 21%.
Actualmente en el país, este impuesto representa casi un 40% de la recaudación total, y Ganancias casi un 30%, todo esto sin contar los aportes al Sistema de la Seguridad Social.
¿Por qué hay que pagar impuestos?
El IVA en el mundo
César Litvin es tributarista y explica que este impuesto lo podemos encontrar en casi todo el mundo. En varios países de África, Asia, América y en Europa también está muy generalizado. “Con lo cual, es un impuesto que desde 1940 se ha instalado en el mundo y es un impuesto, si se quiere, justo dentro de lo que es medir el valor agregado de cada transacción económica, pero injusto si es el que más recauda respecto a otros impuestos, porque es el que más afecta a los pobres”.
“Generalmente los países desarrollados tienen un IVA superior. De hecho, los países nórdicos, que tienen un PBI per cápita de 50 mil euros, tienen un IVA del 25%”, afirma Damián Di Pace, economista especializado en consumo.
Por otro lado, también explica que en muchos países existe una política diferencial de IVA, sobre todo para incentivar el consumo de una determinada categoría de producto. Como España, que tiene un IVA general del 21%, pero en los lácteos el impuesto es del 4%. "Eso se implementa a los efectos de incrementar el consumo en el mercado interno, generar u mayor volumen de producción, más empleo en la categoría, y darle densidad y volumen al mercado interno para que la población pueda acceder a un bien básico como la leche”.
¿Eso podría hacerse en Argentina? El economista Di Pace afirma que sí. “Para lograrlo, habría que bajar el déficit fiscal y el gasto público, a los efectos de no necesitar de este impuesto, tomárselo de las clases más vulnerables que necesitan acceder a esta canasta básica de alimentos”.
En el caso de América Latina, el IVA es, en promedio, de un 15%. Y Argentina tiene el segundo IVA más alto de la región, por detrás de Uruguay, en donde el impuesto es del 22%. ¿Por qué? “Generalmente fue por necesidad y afán recaudatorio por parte del Estado para compensar siempre por su déficit fiscal y elevado gasto público”, dice Damián Di Pace. “Es un impuesto de fácil recaudación porque todos lo pagan y desgraciadamente tiene un impacto muy fuerte sobre sectores de la población con ingresos muy frágiles. Sobre todo aquellos que no tienen paritarias y reciben un ingreso en la informalidad. Por eso se le llama un impuesto regresivo: afecta a todos los habitantes de la población, independientemente del nivel de ingresos”.
Evasión del IVA en Argentina
Se estima que en el país la evasión es del 40% de la economía registrada. Y aunque, en algún momento, el INDEC hizo cálculos, es imposible saberlo con certeza. “Es fácil evadir el IVA, especialmente aquellos que no tienen un control sólido sobre su facturación porque trabajan con consumidores finales, y como el consumidor final no pide factura porque no le sirve para nada, entonces se evade”, asegura Fernanda Laiún, contadora especialista en impuestos.
Di Pace explica que se suelen plantear dos formas para evitar que esto suceda: “Generalmente se dice que si se incluyeran más contribuyentes se podría bajar el impuesto. Y hay otro manual que dice todo lo contrario: habría que bajar el impuesto para que se incluyan más contribuyentes y no sea un impuesto tan pesado. Tanto para este como para Ganancias”.
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Posibles soluciones
Un interrogante que surge alrededor del asunto, y que apunta a encontrar alternativas más justas en la aplicación del Impuesto al Valor Agregado, es: ¿sería viable que las personas de menores ingresos estén exentos de pagarlo?
El tributarista César Litvin plantea lo siguiente: “Creo que con la gente de menores ingresos lo que habría que hacer no es eximir el IVA, porque eso afecta la neutralidad en toda la cadena productiva. Sino, con una buena tecnología, que haya una devolución del IVA en los consumos. Esto permitiría justamente a esa brecha de la gente más pobre evitarle la carga del IVA a través de un reintegro del mismo”.
Del mismo modo que sucedió con el Impuesto a las Ganancias, ¿sería posible bajar el IVA para toda la población? ¿Esto alentaría el consumo?
La contadora especialista Fernanda Laiún explica que para que haya un cambio significativo en el precio final por la variación del IVA, este debería caer a la mitad, tal como sucede en industrias o en las actividades agropecuarias y de la construcción en los que el IVA es la mitad. Sin embargo, dice Laiún, eso generaría un perjuicio en la recaudación tan grande que es difícil pensar en esa opción. “Además, no tendría una réplica en los otros impuestos, que son de ciclos más largos y más difíciles de fiscalizar, como Ganancias. Y no duplicaría el consumo, porque no va a haber bienes como para sostenerlo, por lo cual no es un camino para alentar el consumo”.
Y concluye: “Creo que el camino no es bajar la tasa del IVA sino hacer que todos paguen los impuestos. El poder judicial, por ejemplo, no paga el Impuesto a las Ganancias, y por la mayoría de los conceptos tampoco lo pagan el ejecutivo y el legislativo o en las provincias. Para empezar, deberíamos hacer algo equitativo: que todos paguemos Impuesto a las Ganancias y después nos fijamos qué se puede reducir. Y por último ir a una lucha contra la evasión, porque si todos pagáramos quizás podríamos pagar menos”.
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