Hasta este viernes se desarrolla en Perth, Australia, una competencia de nivel global en la que participan deportistas de 45 países en 17 disciplinas distintas. Son los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados, un encuentro internacional que muestra que hay vida (y buena vida) luego de un trasplante.
¿Por que son importantes?
A horas de competir en tenis de mesa, Ezequiel Correas Espeche cuenta desde Perth: “Este tipo de eventos son muy importantes para la comunidad. No solo los juegos mundiales, sino también los nacionales o los latinoamericanos. Porque la idea es demostrar que una persona que recibe un trasplante puede tener una buena calidad de vida. Pero también es una forma de agradecer al donante y mostrarle a la comunidad todo lo que se logra a través del acto altruista de donar”.
“Los Juegos tienen dos objetivos: promover la donación de órganos y ayudar a las personas trasplantadas a mejorar su salud”, resume el sitio oficial del encuentro.
El deporte, clave en el tratamiento
Correas Espeche está habituado a este tipo de competencias. Tiene 49 años, es licenciado en Educación física y fue trasplantado de riñón hace 27 años. Desde entonces, se abocó a la natación, disciplina en la que fue dos veces campeón en los 200 metros combinados en Juegos Mundiales de personas trasplantadas. Más tarde, comenzó a competir en tenis de mesa: en los últimos cuatro mundiales llegó al podio, incluido el primer puesto en la edición 2019. En Perth participará desde el jueves en tenis de mesa de este año en la categoría 40-49 años. Es uno de los 14 deportistas de la delegación argentina.
“Estas competencias me ayudaron a mantenerme activo, enfocado en mantener una actividad física en forma regular”, explica Correas Espeche. Pero, además, desde su profesión se acercó a pacientes renales y personas trasplantadas al deporte. En esa línea, creó el Programa de Actividad Física para Niños y Adolescentes con Garra (PAFINAGA), que funciona en el Hospital Garrahan y promueve el ejercicio en pacientes que esperan o que pasaron por un trasplante. Mateo Cócaro, de 17 años, es un nadador trasplantado de médula ósea que integra la delegación y pasó por PAFINAGA. Hace cuatro años, en Inglaterra, ganó tres medallas doradas en los Juegos Mundiales. Tanto Correas Espeche como Cócaro están en Perth gracias al apoyo de la Fundación Pediátrica Argentina (FUPEA) y el gremio UPCN.
“Creo que nuestro mayor logro es que se considere a la actividad física como parte fundamental del tratamiento de una persona trasplantada”, destaca Correas Espeche sobre lo que logró en este tiempo de promover el deporte entre personas trasplantadas. También enfatiza que el deporte es clave para mejorar la condición física y también la salud mental de una persona trasplantada, a la vez que ayuda a la persona a prepararse para un trasplante. “Sobre todo, es un hábito que contribuye a la disciplina y al cuidado de la salud en general”.