Líderes sociales, políticos y empresariales buscan señales a las que aferrarse para intuir el futuro. Brújula en mano, auscultan lo que traerá 2023 antes de tomar decisiones. Algunas variables a las que mirar con cuidado.
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2023. “Yo nunca pienso en el futuro. Viene demasiado rápido”, decía Einstein. Un lujo que nunca pudieron darse los líderes. Por eso siempre dedicaron parte de sus esfuerzos a adivinar posibles escenarios, asignarles probabilidades de ocurrencia y trazar planes que les permitan lidiar con lo que venga. Sobre todo si es complicado. A las incertidumbres que ofrece el mundo, se suman las locales, que hacen imposible aburrirse. Sociólogos, economistas y expertos en política sugieren prestar atención a algunas variables que pueden ayudar a trazar el mapa de los próximos 12 meses:
- La economía global. La guerra en Ucrania va volviéndose crónica y sus efectos económicos se consolidan: suba global de los precios de los alimentos y de la energía. Aun con una leve baja respecto de 2022, la inflación seguirá alta en el mundo. Lo mismo que las tasas de interés. Efecto inmediato: 2,2% de reducción del PBI global, con un modesto rebote de 2,7% de crecimiento en 2024, según la OCDE. Desafiante, aunque aprovechable para Argentina, que produce soja y trigo. Y, a partir de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, empieza a abastecerse de gas.
- La geopolítica. Rusia obligó al mundo a dejar de lado las ambigüedades y hace explícita la pelea de fondo: Estados Unidos contra China, a matar o morir. Los países definen sus alineamientos, con las democracias occidentales de un lado y otras formas autoritarias de gobierno del otro. La Argentina de Sergio Massa se alinea con los Estados Unidos pero el Presidente y la Vice mantienen una retórica ambigua, atendiendo a la sensibilidad del peronismo. A menos que surja un cisne negro, se vaticina un 2023 sin cambios.
- La economía local. Un modesto 0,5% de crecimiento para los próximos 12 meses, según la OCDE. Y una inflación que podría superar el 100% anual, si se promedian las estimaciones de las consultoras privadas. Producción deprimida por la escasez de dólares y exportaciones limitadas por los desafíos de la economía global. Y las inversiones frenadas por el contexto electoral: desensillar hasta que aclare, coinciden los expertos. Un año en punto muerto con el foco en sobrevivir.
- La interna del peronismo. El gran interrogante: si Cristina Kirchner cumplirá su promesa de no ser candidata a nada o si finalmente un operativo clamor la proclamará líder inevitable del Frente de Todos. Y si no se presenta, si respaldará a algún candidato. Y si lo hace, si lo apoyará en una interna o si directamente lo ungirá, como hizo con Alberto Fernández. Nadie lo sabe. Probablemente ni ella misma. Los futurólogos consultan a las brujas en busca de indicios.
- La interna de la oposición. Mauricio Macri es Perón en Puerta de Hierro. La sociedad mira la política con hastío a la vez que Juntos por el Cambio se desgasta a la espera de si el expresidente juega o se queda en su casa. O si apoya a un delfín. O si toma distancia. Sin una fórmula mágica disponible, cada cual atiende su juego: Patricia Bullrich seduce a los ya convencidos y Horacio Rodríguez Larreta les habla a los moderados y los indecisos. Mientras, los focus groups encienden alarmas: la gente se muestra desilusionada, triste. Y eso la vuelve impredecible. Mientras, Javier Milei crece.
- La política. Pareciera que todos encubaran huevos para tener sus propios cisnes negros. El Presidente, apoyado por varios gobernadores y con el guiño del kirchnerismo, decide desobedecer una sentencia de la Corte Suprema. Regalo para Roríguez Larreta, que encuentra el pretexto perfecto para confrontar. Crece la tensión institucional. Justo cuando, sin grietas, festejábamos que Messi es argentino. En el horizonte, operaciones mediáticas y de los servicios de inteligencia, exabruptos y torpezas de uno y otro lado que pueden inclinar la balanza electoral.
Un 2023 que obliga a abrir bien los ojos y pegar el oído en tierra para anticipar lo que viene. Sarmiento describía así al baqueano: “Modesto y reservado como una tapia, está en todos los secretos de la campaña; la suerte del ejército, el éxito de una batalla, la conquista de una provincia, todo depende de él”. Las similitudes con los profesionales de la comunicación no son pura coincidencia.
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Tres preguntas a Dan Harris. Es un periodista estadounidense jubilado de ABC News. Durante años fue presentador de Nightline y copresentador de la edición de fin de semana de Good Morning America. Actualmente enfoca su carrera como autor y conferencista.
—¿Qué te llevó a hacer una evaluación 360?
—Fui presentador de TV, trabajé en ABC News por 21 años. Era muy estresante. De hecho tuve un ataque de pánico al aire en 2004. Esto me llevó a meditar, cosa que antes consideraba ridículo: mis padres eran científicos ateos, escépticos, y todo lo que se deriva de la meditación les parecía absurdo. Lo cierto es que meditar me ayudó mucho con mi ansiedad y depresión, y empecé a promover esa práctica entre mis compañeros escépticos. Eso, increíblemente, me convirtió en una especie de gurú para ellos, pero lo importante es que me llevó a preguntarme si meditar me había hecho o no una persona mejor, y por eso decidí hacer una evaluación 360. Es un ejercicio diabólico: una encuesta anónima a tus jefes, tus pares y quienes están bajo tu cargo, y el objetivo es detectar tus fortalezas y tus debilidades. La versión colonoscópica de esto incluyó además a mi mujer, mi hermano y mis maestros de meditación. En total, 16 personas hicieron entrevistas confidenciales que terminaron en un reporte de 39 páginas con citas anónimas. Nadie querría oír los resultados de esto. Las primeras páginas destacaban que yo trabajaba mucho, pero después venían las críticas: yo era rudo con mis colegas más jóvenes, divo y autoritario. Algunos hasta se preguntaban por qué yo promovía la meditación.
—¿Cuáles fueron los principales hallazgos de la evaluación?
—Una de las cosas más vergonzosas de esta evaluación fue ver que esas cosas de mi personalidad que yo procuraba ocultar estaban totalmente visibles para los demás. Incluyendo mis dos defectos más relevantes: la ira y mi tendencia a considerarme el centro del mundo. Esto me llevó a trabajar en mí mismo y a buscar si podía lograr algo que me trascendiera, que ayudara a la especie humana. Hice psicoterapia, coaching comunicacional, entrenamiento para superar prejuicios y más. Aunque todo eso me ayudó, seguí sintiéndome egoísta y autorreferencial, así que hice un retiro de silencio de 9 días. No logré nada con eso, hasta que por fin tuve que rendirme y tuve una especie de epifanía: supe que mis neurosis me habían sido inoculadas por mis padres, con buena intención, y eran un recurso de autoprotección. Todo mejoró cuando lo acepté, y dejé de pelearme con esa realidad y caí en la cuenta de que el amor a uno mismo no necesariamente era un problema de narcisismo, sino la condición necesaria para relacionarse sanamente con los demás.
—¿Cómo se produce el cambio de actitud hacia uno mismo?
—Uso deliberadamente la palabra amor para referirme a la relación conmigo mismo. Creo que engloba bien la capacidad humana de cuidar, cooperar o comunicarse con otro o con uno mismo. Es lo que hizo que el homo sapiens sobreviviera. Creo que la falta de ejercicio de ese músculo es la raíz de la mayoría de nuestros problemas: la desigualdad, la violencia, el cambio climático. Obviamente, hay problemas inmensos que requieren de cambios estructurales enormes, pero en la base también requieren del cuidado de unos a los otros, y es difícil hacerlo cuando estamos atrapados en un espiral de autoflagelación. O sea, hay hasta razones geopolíticas para ocuparnos con benevolencia de nosotros mismos. Y la verdad es que el amor no es una variable constante, es una habilidad que se puede entrenar o, más precisamente, una familia de habilidades. Después de mi evaluación 360, aprendí varias lecciones sobre cómo mejorar mi amor a mí mismo. Una de las más importantes fue un tipo de meditación basada en la amabilidad y la empatía, que probó tener beneficios fisiológicos, psicológicos y de comportamiento. Otra, el hábito de desactivar los pensamientos recurrentes de autocrítica excesiva: hablarte a vos mismo como le hablarías a tu mejor amigo.
Las tres preguntas a Dan Harris fueron tomadas de la presentación “The benefits of not being a jerk to yourself”, hecha en el contexto de TEDxVancouverBC. Para acceder a la charla completa podés hacer click acá.
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El nuevo trabajo. Este artículo de la Harvard Business Review hace una afirmación categórica y hasta provocativa. En un futuro no muy lejano todas las empresas van a caer dentro de una de las siguientes cuatro categorías: a) tradicionales, parecidas a las actuales, con empleo full-time y algunas variaciones; b) actuales, pero turbo: como las tradicionales, con un upgrade tecnológico que les aporta flexibilidad, c) reimaginadas, con formas contractuales a través de plataformas y uso tradicional de la tecnología, y d) del tipo Uber, con contratación vía plataformas y uso de la inteligencia artificial. Cada una con sus oportunidades y desafíos, y con sus necesidades de comunicación. Un escenario óptimo para mentes inquietas.
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Academia. Aunque el uso de imágenes es cada vez más intensivo en los medios, hay poca investigación empírica para determinar las implicaciones de la fotografía como transmisor de información visual. Este paper estudia las fotos de la prensa profesional relacionadas con la guerra y los conflictos armados y el modo en que plantean la victimización. El corpus de estudio lo ofrece la World Press Photo Foundation, que impulsa el mayor concurso internacional de fotografía de prensa. Identificar con claridad quiénes son las víctimas, dar cuenta de los horrores de la guerra, contribuir a generar una sensibilidad global contraria a los conflictos armados: algunos de los desafíos de los fotoperiodistas.
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Oportunidades laborales
- AstraZeneca mantiene abierta su búsqueda de Regional Communications Manager.
- Warner Media busca Lead, Brand Strategy.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a comms@redaccion.com.ar
Te deseo un muy feliz Año Nuevo. ¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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