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¡Buenas tardes! Estamos en vísperas de la Nochebuena. Es una época del año en la cual las iniciativas solidarias se multiplican. ¿Qué mueve a las personas a repartir comidas, abrazos y ternura en estas fechas?
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Hace mucho tiempo que se generan debates de fe, todos respetables. Y mientras la humanidad puede debatir más o menos, algunos conceptos tienen una tremenda fuerza sobre la vida cotidiana. Las Sagradas Escrituras dicen: “¿Quién puede amar a Dios, a quien no ve, y no tener en cuenta al otro, al semejante, al prójimo, al que sí ve?”. Es como una contradicción: a quien veo no lo tengo en cuenta mientras que adoro o respeto a alguien que no se puede ver.
Y, en relación con esto, hay una pregunta: “¿Dónde está Dios?”. Uno de los lugares donde está es, según el cristianismo, en los otros, en las otras. Especialmente en las personas más postergadas, en quienes sufren. Y también está en la comunidad: Jesús dijo que iba a estar donde dos o más se reunieran en su nombre.
Esta relación entre lo sobrenatural cuando se vuelve natural es maravillosa. Se pueden discutir creencias, pero lo cierto es que hay otros, que hay una comunidad. Y que en contraposición está la soledad, el abandono.
Hace muchísimo tiempo que, en honor a esta creencia —y con esta imagen de hace dos milenios de un Dios que se hace hombre—, lo que hacemos es pensar más en los otros.
Y entre las distintas iniciativas que comparten esta mirada, queremos destacar una. El Santuario de San Cayetano de Liniers, con la excusa de que Dios está en la comunidad, organiza encuentros en la Nochebuena. Encuentros que explotan de personas de y generosidad. Por lo menos 500 o 600 personas cada año van ahí. Se genera una fabulosa confusión: no se sabe bien quién fue a pedir comida, quién fue a ayudar, quién fue a buscar un abrazo.
Podemos discutir si creemos o no en Dios, o en qué Dios o dioses creemos. Pero tiene una enorme fuerza que una creencia me lleve a pensar qué hacer por el otro en un momento tan sensible, sobre todo en Occidente, advertir quiénes están solos, quienes no tienen comida.
Esto lo hacen en el Santuario San Cayetano hace mucho tiempo. A veces empiezan un mes antes con las mismas dudas: ¿habrá comida o bebida suficiente? Siempre pasa lo mismo: hay un exceso de generosidad de la gente. Con personas que no solo van a sentarse a comer, sino que ayudan, pese a que están en situación de calle.
Es una característica de todas las religiones y creencias. De otras organizaciones que se abocan ese 24 de diciembre a acercarse a los más necesitados. Y lo celebramos. Nos enorgullece saber que la especie humana tiene esta capacidad de dar. Posiblemente esta creencia en algunos genera que se multiplique esta capacidad de dar. Y bienvenida.
Podemos o no creer algo insólito: que hace 2.000 años, en un lugar muy humilde, un matrimonio tuvo un bebé que era ni más ni menos que Dios. El espíritu de esa creencia hace que, incluso quienes no creen, se fijen qué necesitan los otros.
Así es como el campo del Santuario de San Cayetano abrirá sus puertas en una nueva Noche Buena. Llena de comida y bebida. Pero también de abrazos en exceso. Y de misericordia y ternura. Virtudes humanas en un grado casi sobrenatural.
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Solidaridad. Si querés ayudar, aportando comida o colaborando en la logística de la cena navideña del Santuario de San Cayetano, podés saber más acá.
Por otra parte, son muchas las iniciativas solidarias que se realizan en nuestro país en el marco de la Navidad. ¿Participaste de alguna? ¿Conocés alguna que quieras destacar? Contanos por mail.
Un mensaje de
Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus 140 programas, la compañía alcanzó a más de 400.000 personas.
Conocé más en pan-energy.com/sustentabilidad
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Valores navideños. Aunque la Navidad tiene una fuerte carga religiosa, los valores con los que se la asocia exceden a cualquier denominación cristiana. Con esto en mente, rescatamos un párrafo de esta nota que nos invita a, inspirados en esta fecha, apoyarnos en aquellas cosas que nos humanizan.
Sin atisbo de duda, la Navidad reúne valores que pueden leerse más allá de la devoción cristiana en tanto nos interpelan en dimensiones profundamente humanas y existenciales. Es un período especial de renovación, solidaridad, encuentro. Para San Agustín, la gran paradoja de Belén es la humildad. El pesebre despojado y pobre donde nace el niño Jesús pone de manifiesto la sobriedad y la austeridad. ¿No podríamos leerlo como una oportunidad para repensar nuestra dependencia excesiva de las cosas? ¿De cuestionar nuestra “cultura del descarte”? ¿De reformular la lógica materialista y el vacío de sentido?
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Una buena idea. El calor se siente por estos días en nuestras latitudes y nos obliga a cuidarnos. Por ejemplo, a hidratarnos. Claro, no es tan sencillo para personas que están en situación de calle. Por eso, una idea simple pero que representa una enorme ayuda para ellas es poner una botella en nuestra heladera o freezer y sacarla cuando vayamos a salir de casa. Si vemos a alguien en la calle que necesita beber líquido, podemos acercarle esa botella con agua fresca.
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Inclusión. El camino de la inclusión, lo dijimos, es largo. Pero hemos dado enormes pasos. Uno de ellos ocurrió hace exactamente siete días. El martes pasado entró en vigencia la Ley Córdoba Inclusiva, de la provincia mediterránea. Esta ya estaba sancionada desde hacía un año y medio, pero luego de su reglamentación comienza ahora a implementarse. Se trata de una iniaictiava para formar y acompañar a funcionarios de los tres poderes del Estado en cuestiones relativas a la inclusión y la accesibilidad. Esto se llevará adelante mediante un curso que consta de 25 horas divididas en 5 módulos que se dictarán principalmente en forma virtual
Según contó la diputada Natalia De la Sota, una de las impulsoras de la ley, los funcionarios del Estado “tendrán que formarse en el trato adecuado, en cuáles son las leyes, las normas, en cómo diseñar un edificio público y la adecuación de lo que está y en cómo hacer lo administrativo más accesible a las personas con discapacidad”, entre otras cuestiones.
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Vivimos días particulares. No es tan habitual que los festejos sean tan generalizados entre todas las personas que habitan el país, que la alegría sea compartida en distintos rincones de la Argentina. Que, al menos por un rato, queden a un lado las diferencias y busquemos al otro para intercambiar sonrisas y abrazos y compartir un momento de felicidad.
¿Qué decirte del clima de celebración luego de que la Selección Argentina ganara el Mundial? Seguramente lo viviste o lo estás viviendo aún. Para representarlo, queremos cerrar esta newsletter con una situación emotiva que se volvió viral: la del encuentro en una esquina de la ciudad de Buenos Aires entre dos argentinos. Uno de ellos es un cartonero. El otro, un hincha de la Selección que decidió, en plenos festejos, regalar una camiseta albiceleste, con el número 10 en la espalda, a este trabajador de la economía popular. El hombre la recibió con emoción. Luego, abrazos y aplausos. Y más festejos.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho. Y que tengas una feliz Navidad.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David
