La capacidad y el deseo de dar, aún en los momento más complejos- RED/ACCIÓN

La capacidad y el deseo de dar, aún en los momento más complejos

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Un hecho hermoso sobre donación de sangre y 4 preguntas sobre hematología.

Dos manos sostienen sus carnets con las fechas de donación de sangre.

Intervención: Centa.

¡Hola! Es conmovedor saber de gente que, incluso cuando tiene necesidades urgentes, no deja de levantar la vista y ayudar al prójimo. La historia de hoy es de dos personas que obran así.

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Dos manos sostienen sus carnets con las fechas de donación de sangre.
Intervención: Centa.

En los momentos que nos toca vivir hemos mencionado tantas veces que, si no fuera por la dureza de estas más de 100.000 personas que han perdido la vida en pandemia, podríamos celebrar que la capacidad de dar de nuestra gente, de los argentinos, sigue creciendo y emocionando. Lo vemos en comedores, merenderos, en la ayuda a personas en situación de calle o mayores. En la donación de plasma. Venimos hablando de esto que es un verdadero compendio de cultura solidaria en pandemia.

Entre tantas de estas historias nos detenemos para contar una más. En el Hospital El Cruce (en Florencio Varela) hay una médica. Una muy especial que hace mucho tiempo hace campañas de donación de sangre. Y bate récord tras récord. Va a clubes deportivos, sociedades de fomento, escuelas, universidades. Va a buscar dadores de sangre fuera del hospital. Y más dadores se suman. Una médica joven, con una capacidad admirable de moverse y comprometer.

En este contexto nos contó sobre dos personas que van a donar sangre periódicamente y, como una curiosidad, van siempre juntas. Son donantes permanentes: van siempre (con la frecuencia correspondiente, claro).

Otro dato de esta pareja de varones: tienen 60 años (se puede donar sangre hasta los 65 y en situaciones graves no hay límite). Y algo más, para darle brillo a esta historia conmovedora: son gemelos.

Esta pareja de hermanos ha sufrido el impacto de la pandemia. Se dedican a arreglar casas, jardines, a hacer el mantenimiento de quintas. Hoy no solo están sin trabajo: están en situación de calle. Dos argentinos de 60 años, sin trabajo, en situación de calle, fueron a donar sangre en pandemia. Y no una, varias veces.

Por supuesto, llamamos a quienes puedan dar una mano, a quienes puedan ayudar en su situación. Pero rescatamos una vez más otro impacto, otro rayo de luz tremendo de la capacidad de dar de nuestra gente. Dos personas admirables. Héroes podríamos decir. Ciudadanos que en una situación personal durísima pensaron en los demás para dar aquello que tienen para dar.

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Cuatro preguntas a Laura González [Por David Flier]. Laura es coordinadora de Hematología en la región sanitaria sexta de la provincia de Buenos Aires y la médica que nos hizo llegar la historia contada más arriba.

—¿Qué te llevó a impulsar colectas de sangre en pandemia en lugares como clubes, sociedades de fomento o iglesias?
—Al principio de la pandemia bajó mucho la asistencia a los hospitales, que es donde la gente va a donar. Esto nos obligó a salir a buscarlos. En la región donde trabajo nunca se habían hecho colectas y el año pasado se realizaron unas 65, lo que generó que hubiese 4.000 donaciones voluntarias en plena pandemia. Nos encontramos con varias organizaciones que nos ofrecieron lugares y se conformó un entramado de gente que ayudó a promover la donación. Y que este año volvió a convocarnos.

—¿Y en qué resultó todo el esfuerzo más allá de los números?
—La crisis nos reforzó porque, de algún modo, se cambió el perfil del donante. En Argentina la gente suele donar por reposición, ante el pedido por un familiar o conocido que está en el hospital. Pero en las colectas la gente se acercó a donar. No saben para quién va su sangre, es un acto completamente altruista. Algunos se hicieron donantes regulares y esto da una tranquilidad también al personal sanitario al tener su serología estudiada en forma regular.

—¿Qué falta para que se pueda hacer más frecuente este perfil de donante?
—Sobre todo falta comunicación, que los medios le den lugar. Se habló mucho de donación de plasma y la gente se acercó a donar. Y es clave trabajar en la educación: los chicos y chicas son los que luego terminan enseñando a sus padres y madres. Antes de la pandemia trabajé en escuelas. Terminábamos con una colecta de sangre en la escuela y los chicos y chicas eran los que convencían a sus padres y madres. Los niños y niñas sienten de verdad lo que significa el acto solidario de donar sangre.

—¿Qué respuesta ves en la gente que dona?
—He conocido a personas a quienes donar les cambió la vida. “Me siento viviendo en otros”, me dijo un señor. Yo cuando termino de donar me siento “Moni Argento”, siento una enorme energía. Uno hasta que no lo vive, no cae. Hay donantes que llegan a la donación por un evento triste y luego agradecen haber empezar a donar. Mi esperanza es que la gente se acerque a donar sin llegar a una situación desesperante, a que falten donantes. Las cirugías están volviendo. Necesitamos que la gente tenga la cultura de la donación de sangre.

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Va un recordatorio: este jueves, a las 17, desde RED/ACCIÓN, te invitamos a participar de "Un café con José Luis Inciarte". "Un café con" es un espacio creado para conversar con personajes cuyo saber y experiencia nos enriquece. Y José Luis, nuestro invitado de esta edición, vaya que tiene historias para contar: es una de las 16 personas que sobrevivió a la Tragedia de los Andes en 1972.

La invitación es para suscriptores de OXÍGENO y miembros co-responsables de RED/ACCIÓN. Si querés participar, escribí a miembros@redaccion.com.ar.

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Foto: Comida para todos.

Si algo hemos destacado en esta newsletter es el valor de sumar voluntades, de trabajar en equipo. De que, cuando se trata de ayudar, siempre existe una sinergia si se buscan soluciones entre todos y todas. Así, en forma colaborativa, es como buscan ayudar a paliar el hambre en Mendoza.

Hablamos de “Comida para todos”, una nueva iniciativa que comenzaron la Universidad Nacional de Cuyo, organizaciones territoriales y productores de la economía social.

El proyecto forma parte de una iniciativa global que hoy se lleva a cabo en Chile, España, Perú y Ecuador. El eje de la propuesta es la innovación colaborativa para diseñar sistemas que favorezcan la Seguridad Alimentaria. Por ello, se busca recaudar donaciones en forma transparente para ofrecer alimentos sanos y producidos localmente (lo que dará trabajo a pequeños productores y permitirá disminuir la huella de carbono que genera el traslado de alimentos).

El objetivo al que apuntan las 12 organizaciones involucradas es generar 80.000 platos de comida para unos 80 comedores de la ciudad de Mendoza y sus alrededores, donde asisten 16.000 personas.

Para ayudar con una donación, podés contactarte por mail, Facebook o Instagram.

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Algo de lo que hablamos bastante en la pandemia es de la necesidad de ayudar a aquellas personas mayores que no cuentan con saberes digitales tan necesarios para estos tiempos.

Esto es algo que entienden a la perfección en la organización Inmigrantes Digitales. La asociación civil creó una "defensoría digital", un centro de contacto personalizado y gratuito para personas mayores.

En este centro prestarán servicios los Defensores Digitales (estudiantes de abogacía) y Promotores de Derechos Digitales (personas mayores de 60 años) tienen por tarea ayudar a las personas mayores a desarrollar capacidades digitales útiles para resolver problemas. Por otra parte, la instrucción a los Promotores de Derechos Digitales estará a cargo de personas con discapacidad especializadas en inclusión digital. La inclusión está asegurada.

Enterate más acá.

¡Compartamos esta iniciativa!

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Ilustración: Denise Belluzzo / Fotos: Gentileza

Antes de cerrar esta edición, un par de recomendaciones de notas publicadas en RED/ACCIÓN la última semana que, verdaderamente, oxigenan.

Una es un texto de Stella Bin que habla sobre cómo funciona el plan estatal que busca ayudar a jóvenes que, al cumplir 18 años, deben dejar los hogares en los que viven a falta de familiares que se hagan cargo de su crianza. Más allá de que la nota describe aquello que funciona bien y aquello que funciona mal del plan, lo que conmueve es el papel de los llamados referentes: personas que, movidas por amor, buscan acompañar a los y lás jóvenes en busca de autonomía. "Vienen de muchas heridas y rechazo, hay que darles amor", dice Gladis, referente de Jésica, en la nota (podés leerla acá).

El otro texto es del último viernes y habla de esperanza, de un mensaje de paz. De sueños y de resiliencia. De personas que escaparon de los horrores de la guerra o la persecución y hoy están compitiendo en los Juegos Olímpicos de Tokio. Todo eso significa el Equipo Olímpico de Refugiados. Podés leer sobre él en esta nota de Juan Mascardi.

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Ahora sí, antes de despedirnos, otra noticia esperanzadora a propósito de los Juegos Olímpicos: las 5.000 medallas que se entregarán durante estos días en Tokio tienen la particularidad de haber sido confeccionadas con material reciclado.

Las preseas doradas, plateadas y de bronce fueron hechas a partir de dispositivos electrónicos como laptops, smartphones y máquinas fotográficas.

Según se lee en Télam "fue la propia gente la que aportó el material para ser reciclado y que fue recolectado en más de 2.000 negocios de electrónica y alrededor de 1.300 escuelas".

Un detalle apenas, pero que muestra que siempre hay espacio para contribuir a un mundo mejor.

Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un abrazo.

Juan.