Los últimos movimientos del gabinete nacional se dispararon por un off the record del que finalmente se conoció la fuente. Una práctica común, que a veces se maneja sin los cuidados que merece.
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En off. La semana pasada, el presidente Fernández le pidió la renuncia a Matías Kulfas, uno de sus colaboradores más leales. El disparador fue un off the record imprudente del ahora ex ministro, que cayó mal a la vicepresidenta porque sembraba dudas sobre la integridad de algunos funcionarios de La Cámpora. El presidente optó por sacrificarlo –acaso inútilmente– en el altar de la unidad y hoy el frío recorre las espaldas de los pocos incondicionales que le quedan. Un caso de autoboicot.
El off the record existe desde siempre: conversaciones reservadas en las que alguna de las partes pide que no se difunda lo que se dijo, o que no se devele la fuente de la información. Y desde que el mundo es mundo, hay quienes no lo respetan: por la razón que sea, alguien se resfría y cuenta lo que suponía que no iba a contar. A veces las consecuencias son menores. Otras, el caso termina de manera más traumática: con sonrojos, explicaciones, desmentidas o renuncias (que, en la política y el mundo corporativo, es la manera elegante de referirse a los despidos).
El off the record tiene sus reglas, no siempre escritas con claridad y muchas veces poco aprendidas por las fuentes. Una posible aproximación dice más o menos así:
- Estratégico. Bien calibrado: con un objetivo específico, meditado, después de considerar con detenimiento si es el mejor camino para lograrlo. Sopesando los riesgos. Un mensaje que se suelta impacta en múltiples audiencias, y de ahí se deriva la pregunta obvia sobre los posibles daños colaterales del mensaje.
- Excepcional. Poco, breve, medido. Los off the record frecuentes ponen a la fuente en zona de riesgo: comprometen su credibilidad y multiplican las chances de que finalmente se sepa quién es el que los filtra a la prensa. Clave: pensar en el worst case scenario.
- Medido. No solo decir poco, sino a pocos. Las lealtades absolutas son escasas y, salvo excepciones contadas, la relación entre un periodista y su fuente es profesional, no de amistad. Solo se habla con los que se tiene extrema confianza, construida durante años. Y ante la duda, mejor el silencio.
- Frío. “No prometas cuando estés feliz, no respondas cuando estés enojado, no decidas cuando estés triste”, dice el viejo adagio. Los estados de ánimo fuertes aumentan el riesgo de decir cosas de las que es fácil arrepentirse. Nunca entre copas, ni en un viaje, ni con la guardia baja. Un vocero experimentado sabe cuándo callarse.
El caso Kulfas tiene algo de universal: un funcionario enojado o frustrado que dice algo sin medir las posibles consecuencias. Y su jefe que, condicionado, le suelta la mano, quizá con la esperanza de comprar tiempo. Quien lo mira desde afuera tiene la oportunidad de aprender la lección. O puede dejarla pasar.
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Tres preguntas a Andrew Jaspan. Es un periodista británico-australiano, cofundador de The Conversation. Anteriormente fue editor de The Age, The Observer, The Sunday Times, Scotland on Sunday, The Scotsman, Sunday Herald y The Big Issue London.
- ¿Cómo describirías lo que está pasando con los medios y los periodistas en el mundo?
En el mundo, y particularmente en Occidente, los periódicos se están cerrando o están echando a los periodistas. Por supuesto, eso está afectando la calidad del periodismo, está bajando la confianza, y la víctima final de todo esto es la gente. Me gusta pensar en una manera de recuperar la confianza en el periodismo y mejorar la calidad del debate público, con mejor información y mejores ideas. La responsabilidad del periodismo es mirar y controlar a quienes tienen el poder para asegurarse de que se hagan cargo de sus actos. Eso es el rol del perro guardián, pero desafortunadamente muchas veces se convirtió en un perro feroz, que ataca: son periodistas que perdieron su brújula moral. Hay que recordar que un periódico no es sólo un pedazo de papel. Tiene palabras, y es necesario que esas palabras sean creíbles, porque sin confianza no hay razón para que lo compremos.
- ¿De qué manera afecta la crisis económica a los medios?
En todo el mundo, los periodistas especializados en economía, en ambiente, en defensa o en cualquier otro tema son, en general, más caros que los generalistas. Por eso muchos medios están echando a los especialistas y los reemplazan por otros más jóvenes, sin expertise en ningún tema específico. Cubren temas sencillos en general (que un gato no pudo bajar de un árbol, por poner un ejemplo), o cuando se trata de un tema complejo, tienen sólo un día para investigar, para aprender sobre el asunto, y luego tienen que escribir. El efecto obvio es que la calidad de la información fue derrumbándose de manera catastrófica, con la consecuente caída de la credibilidad. Hay menos ganas de pagar por ese tipo de periódicos, y eso alimenta el círculo vicioso.
- ¿Cómo se puede revertir ese problema y reconstruir la confianza en el periodismo?
Las universidades cubren múltiples temas, como los periódicos, así que un campus universitario de alguna manera es como una sala de redacción. Pero en las universidades hay expertos que no dedican un día, sino una vida a estudiar un tema, y están conectados con otros expertos en el mismo tema alrededor del mundo. La universidad crea conocimiento, y los periódicos lo diseminan. Si logramos que los académicos vuelvan a la arena pública, trabajando en conjunto con los periodistas, podríamos hacer un gran aporte a la sociedad. El periodista puede aportar su capacidad de contar historias que puedan ser entendidas por todos, y el académico su expertise. Los periodistas tienden a contar malas noticias, y los académicos procuran entender a fondo los problemas, darles su contexto real, y ofrecer posibles soluciones. Un trabajo colaborativo de ambos podría ser fructífero, y ayudar a que los medios recuperen su credibilidad y vuelvan a ser rentables. Creo que vale la pena explorar la idea.
Las tres preguntas a Andrew Jaspan se tomaron de la presentación “A new way to do journalism”, hecha en el contexto de TEDxPerth. Para acceder a la charla completa podés hacer clic acá.
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Mensaje de Alejandra Martínez, Presidenta de Círculo Dircoms, con ocasión del Día del Periodista
Por tercer año consecutivo, junto con las entidades que conforman el mundo de las comunicaciones y los medios, realizamos una campaña por el Día del Periodista.
En junio del 2020, cuando la soledad se apoderaba de las calles y el miedo a la pandemia nos encerraba en nuestras casas, los llamamos “trabajadores imprescindibles” porque seguían cubriendo las noticias y nos acercaban la información cuando nadie podía salir a la superficie.
Hoy, cuando ya recuperamos la normalidad, surgió #PeriodismoEsVerdad con la necesidad de celebrar y reconocer a los periodistas que cada día tratan de mostrar la verdad a través de los hechos. En una sociedad que padece cada vez más una crisis de credibilidad, el periodismo sigue teniendo un rol fundamental: es un actor clave para la construcción de la transparencia y para combatir la desinformación. Las imágenes que acompañan esta campaña muestran los distintos escenarios en los que les toca cubrir la información, muchas veces exponiéndose y corriendo riesgos con el principal (y único) objetivo de ser nuestros ojos y nuestra voz ante los hechos.
Quiero agradecer muy especialmente a la agencia Almacén por la realización de la campaña multiplataforma pero fundamentalmente a quienes nos acompañan en esta iniciativa, coincidiendo en la necesidad de revalorizar la labor del periodista profesional: ADEPA, ARPA, ATA, el Consejo de Relaciones Públicas, el Consejo Publicitario y WINN.
En el Circulo Dircoms además, muchos comenzamos nuestra carrera en el periodismo, con lo cual para nosotros también este día tiene un significado muy especial.
¡Gracias por despertarnos cada mañana y gracias también por acompañarnos cuando apagamos la luz a la noche!
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Qué significa off the record. El Presidente Trump y un periodista tuvieron una conversación que habían pactado no saldría a la luz. Trump incumplió su parte de la promesa. Con ocasión de ese episodio, este artículo de Matt Flegenheimer, publicado por el New York Times, explica en detalle qué son las conversaciones off the record en el mundo anglosajón: interacciones que no pueden develarse de ninguna manera, ni sobre su contenido ni sobre sus participantes. On background, en cambio, son conversaciones que pueden develarse bajo las condiciones pactadas con la fuente. On deep background, con sus connotaciones misteriosas, completa el paisaje de las charlas en las que se espera no fingerprints. Larga tradición de la jerga periodística, todavía vigente.
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Academia. On the record, off the record, on background y not for attribution son términos comunes en el mundo del periodismo y las PR, particularmente en los países sajones, que tienen sus matices, no siempre conocidos por quienes no pasaron por las aulas de una escuela de periodismo. Este artículo publicado en Rethink lo explica de manera didáctica, en línea con el de Matt Flegenheimer, del New York Times. Lo que abunda no daña.
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Oportunidades laborales
Visa abrió la búsqueda para la posición de Senior Director, SoCo Government Engagement. LINK.
Google mantiene abierta su búsqueda de Director, Government Affairs and Public Policy, Spanish Latam. LINK.
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a comms@redaccion.com.ar
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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