En muchas partes del mundo, simplemente no existen recursos de agua dulce convencionales para satisfacer la creciente demanda. Más allá de limitar el desarrollo económico, la falta de suficientes recursos de agua dulce amenaza el bienestar de miles de millones de personas y causa conflicto, malestar social y migración. La única manera de enfrentar este desafío es repensar radicalmente la planificación y gestión de los recursos hídricos de una manera que haga hincapié en la explotación creativa de fuentes de agua no convencionales.
Fuentes no convencionales que no explotamos
Existe un número importante y creciente de fuentes de agua dulce no convencionales con un enorme potencial, empezando por el agua desalinizada de mar o de fuentes subterráneas. Hoy existen 18.000 instalaciones de desalinización en más de 100 países que producen aproximadamente 32.000 millones de metros cúbicos de agua dulce. Eso equivale a cerca de un tercio del volumen que pasa por las Cataratas del Niágara anualmente.
Aproximadamente el 44% de la producción global de agua desalinizada se lleva a cabo en el Medio Oriente y en el norte de África. A eso hay que sumar que se están construyendo nuevas instalaciones en Asia, Estados Unidos y América Latina. La capacidad de desalinización anual a nivel mundial está creciendo cerca de un 9% en promedio.
Estudios recientes demuestran que, si bien el costo de la irrigación con agua desalinizada sigue siendo más alto que con agua dulce convencional, se está reduciendo. Hace un par de décadas, el agua desalinizada costaba más de 5 dólares por metro cúbico; hoy, cuesta menos de un dólar.
Una segunda fuente de agua dulce alternativa y prometedora es la niebla: se puede utilizar una malla vertical para captar la humedad del aire, en tanto las gotas se acumulan en un tanque o sistema de distribución. Dado que la niebla es muy común inclusive en zonas secas, los sistemas de recolección de niebla representan una manera práctica y costo-efectiva de suministrar agua dulce directamente a las comunidades rurales.
Algunos países ya están aprovechando esta tecnología. En Cabo Verde, un metro cuadrado de un sistema de recolección genera hasta 12 litros de agua dulce diariamente en temporada alta. En Eritrea, una red de 1.600 metros cuadrados recoge hasta 12.000 litros por día. El mayor sistema de recolección y distribución de niebla del mundo se construyó en 2015 en las montañas de Marruecos, una zona con una disponibilidad baja de agua pero con una niebla abundante seis meses al año.
La recolección de agua de niebla hoy cuesta entre 1 y 3 dólares por metro cúbico. Se espera que los costos disminuyan aún más en tanto crezca el mercado de equipos y sean más las poblaciones que se ocupen de las operaciones y el mantenimiento. Dada su simplicidad, los sistemas de recolección de niebla tienen costos operativos mínimos y pueden ser manejados fácilmente por equipos poco calificados.
De la misma manera, "la recolección de agua de lluvia en microcuencas", una técnica que utiliza laderas y contornos para aumentar los vertidos de lluvia y concentrarlos en una cuenca de cultivo donde se los "almacena" de manera efectiva en el suelo, es útil para los ecosistemas de tierras áridas donde esencialmente se han perdido las precipitaciones. Varios proyectos en el Medio Oriente y el norte de África demuestran el potencial de esta estrategia para sustentar el crecimiento de vegetación en zonas muy secas.
Otra fuente no convencional de agua dulce son las aguas residuales de las zonas urbanas. Los mecanismos para recolectar, tratar y reutilizar de manera segura este tipo de agua han sido demostrados y documentados. Las regulaciones estrictas de descarga de desechos en Norteamérica, el norte de Europa y Japón representan un ejemplo para el mundo. También se puede recurrir a las aguas subterráneas confinadas en formaciones geológicas profundas y en acuíferos offshore.
Una última opción potencial, y particularmente sorprendente, que hoy están explorando los Emiratos Árabes Unidos, es el remolque de icebergs. Si bien la industria de petróleo y gas de Canadá regularmente remolca icebergs para evitar que dañen a las plataformas offshore, para los Emiratos Árabes Unidos, mantener el hielo intacto en un trayecto hacia el sur de 10.000 kilómetros no es una tarea sencilla. La operación puede llevar hasta un año, pero, si se tiene en cuenta cuánta agua está atrapada en un iceberg de tamaño promedio, vale la pena considerarlo.
Soluciones no exploradas
A pesar de la promesa demostrada de fuentes de agua no convencionales, para no mencionar la urgencia del desafío de la falta de agua en muchos países, lamentablemente sigue sin explorarse el potencial de estas soluciones. Si bien la mayoría de los países con recursos de agua escasos regulan el uso del agua desalinizada, los responsables de las tomas de decisiones necesitan actualizar sus estrategias de inversión, sus políticas de gestión del agua y los presupuestos públicos para integrar todo el rango de recursos hídricos.
Con este objetivo, los gobiernos deben abandonar su presunción obsoleta de que recurrir a recursos hídricos no convencionales será poco práctico desde un punto de vista técnico o excesivamente costoso. Se deberían hacer esfuerzos para analizar los potenciales beneficios de este tipo de inversión, teniendo en cuenta las compensaciones económicas, sociales, ambientales y sanitarias de la escasez de agua.
Los gobiernos también deben aclarar las responsabilidades de las agencias nacionales de agua y mejorar la capacidad de las instituciones relacionadas con el agua en todos los niveles para establecer programas de agua no convencional de gran escala. Deberán aclararse las mejores prácticas, identificar y poner a prueba las innovaciones y compartir el conocimiento y la experiencia.
El sector privado también tiene un rol que desempeñar en el cambio hacia recursos hídricos no convencionales -un rol que debe extenderse más allá de los esfuerzos actuales por recurrir a agua desalinizada y aguas residuales urbanas.
Finalmente, las instituciones locales, las organizaciones no gubernamentales y las comunidades locales deben movilizarse mediante campañas públicas que muestren los beneficios de aprovechar el potencial de los recursos hídricos no convencionales.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 exige un acceso universal a agua no contaminada y a saneamiento. Si los gobiernos no adoptan recursos hídricos no convencionales, alcanzar ese objetivo será tan difícil como obtener agua de una piedra. Las consecuencias para las regiones donde el agua es escasa serán calamitosas.
Manzoor Qadir es subdirector y Vladimir Smakhtin es director del Instituto del Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-INWEH por su sigla en inglés), respaldado por el gobierno de Canadá y con sede en la Universidad McMaster.
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