¡Buenos días! De a poco, la comunidad educativa se prepara para un nuevo inicio de clases. Y, en este contexto, queremos destacar la tarea de un grupo específico de maestros y profesores.
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Con el inicio de clases nos vienen imágenes llenas de vida, de sentimiento, ligadas a los chicos, las chicas, la educación, la docencia. Y en las escuelas uno imagina el ruido, el alboroto del recreo. Pero también hay un universo distinto y maravilloso, aunque duro: el que transitan los docentes que recorren domicilios y hospitales. Y promueven aprendizajes para niños, niñas y adolescentes en una situación especial, en una situación de enfermedad.
Andan cerca de las camas de internación, en aulas en medio de hospitales, o en casas, barrios. Lejos de la estructura tradicional de un edificio de una comunidad educativa. Tienen historias complejas, maravillosas. A esa vocación docente que uno siempre aplaude se agrega aquí esta situación tan particular.
Un solo centro de educación para esta población puede atender a 150 chicas y chicos con 30 o 40 docentes. Allí, las historias son todas conmovedoras. Se expresa cada día amor, paciencia, empatía. Y es necesaria una adaptación a los objetivos y niveles de educación en forma permanente.
La idea es que chicas y chicos con más de 30 días ausentes por motivos de salud participen de este modelo de educación. Que cuenten con una educación artesanal, delicada, adaptada. Que así mantengan la agenda que tienen sus compañeros en su colegio y su escuela habitual.
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En este contexto, es posible que el vínculo entre estudiante y docente se vuelva más fuerte. Que se hable mucho de contenidos curriculares, pero también de otras cosas: dolor, alegría, tratamientos, medicamentos.
Las evaluaciones se adaptan a cada situación, y es razonable que así sea. Aquí se visualizan y celebran los avances pedagógicos, pero también los de salud. Porque todo tiene que ver con el individuo. La profundidad del vínculo entre docente y estudiante es única.
Hay establecimientos educativos de este tipo en casi todo el país, en algunos casos con más de 60 años de experiencia. Y hay especialistas en esta admirable tarea. Porque estas escuelas requieren de la magia docente de siempre, y tal vez de un poco más. Imaginamos que es una vida educativa a pura emoción, que deja mucha huella.
Por otro lado, también hay un trabajo afectivo en el revincular a quien se ausentó por un tiempo del aula. Un trabajo que demanda solidaridad, compañerismo, empatía, compromiso.
Al mismo tiempo, los docentes entienden que necesitan trabajar en equipo. En muchos casos no existe una sala de maestros, pero se obligan a juntarse para ver qué se puede mejorar en cada situación.
Con el paso del tiempo, los docentes cuentan que encontrarse con un estudiante a quienes tuvieron en algún momento de la vida siempre es conmovedor, emocionante. Verlos grandes, a veces profesionales, con pareja e hijos. Por supuesto, en estas situaciones, el reencuentro suele ser aún más profundo, significativo y emocionante.
Queremos hacer de esta edición nuestro homenaje de siempre a la vocación docente. Pero, esta vez, dar un aplauso muy especial para quienes trabajan en el modelo de educación domiciliaria y hospitalaria. Quienes dejan todo para transformar la realidad, en este caso, mediante la educación.
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Según la Ley de Educación Nacional N° 26.206, los objetivos de la Educación Domiciliaria y Hospitalaria son:
- Mantener la continuidad de los aprendizajes escolares para asegurar las trayectorias escolares.
- Mantener y propiciar el vínculo con la escuela de origen del alumno, en pos de su reinserción.
- Reducir el ausentismo, la repitencia y la deserción escolar provocados por la enfermedad.
- Favorecer los procesos de relación y socialización de los alumnos, necesarios para su desarrollo.
Alrededor de 150.000 niños, niñas, adolescentes y jóvenes por año son escolarizados resguardando sus trayectorias escolares propiciando la reinserción a su escuela de origen cada vez que sea posible, según datos oficiales.
Las escuelas funcionan en centros de salud, pero los docentes también visitan a los estudiantes en sus domicilios en los casos en que son dados de alta pero deben hacer reposo en sus hogares.
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4 preguntas a Inés Bulacio [Por David Flier]. Ella es vicedirectora de la Escuela Hospitalaria N° 1 que funciona en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la ciudad de Buenos Aires, la más antigua de las escuelas hospitalarias de la Capital Federal.
—¿Qué te motivó a dedicarte a la docencia hospitalaria?
—Me inicié como maestra en escuela común. Las vueltas de la vida hicieron que conociera la modalidad hospitalaria y domiciliaria a través de la mamá de una amiga que era docente hospitalaria. Ella veía en mí condiciones especiales y me alentaba a conocer este formato particular del sistema educativo que posibilita que todo niño/a que atraviesa una situación de enfermedad pueda dar continuidad a su trayectoria escolar garantizando de este modo su derecho a la educación.
—¿Qué fue lo que aprendiste en todos estos años que posiblemente no hubieses aprendido en una escuela tradicional?
Aprendí a enseñar pensando en la singularidad de cada alumno, aprendí a escuchar sus necesidades particulares e historias de vida. Aprendí de la pedagogía del cuidado para poder abordar la tarea diaria teniendo en cuenta por un lado los aspectos pedagógicos y por otro los sentimientos y emociones que atraviesa un alumno en situación de enfermedad. Aprendí a mirar con otros lentes enfocándome en un modelo humanístico e inclusivo que contempla la diversidad de todos los alumnos para poder dar respuestas adecuadas a cada uno de ellos. Aprendí a ser maestra artesana para alojar a todos y cada uno de mis estudiantes, diseñando estrategias y recursos que les posibiliten desplegar su potencial respetando sus propios ritmos. Y por sobre todas las cosas aprendí de la fortaleza de mis alumnos, quienes me reciben con una sonrisa cada vez a pesar de la situación de enfermedad.
—¿Cuál fue tu mayor satisfacción en este tipo de trabajo?
—Me da mucha satisfacción y felicidad realizar proyectos educativos colaborativos donde participa toda la comunidad, trabajando en red entre educación, equipo de salud y familia. Es muy gratificante ver el entusiasmo de todos al involucrarse en un proyecto compartido como por ejemplo hacer radio escolar dentro del hospital, donde los chicos son los protagonistas del aprendizaje, se sienten reconocidos, valorados y empoderados porque descubren que su opinión importa.
—¿Qué competencias a nivel humano tuviste que trabajar para trabajar en este contexto?
—Para poder conectarme singularmente con cada alumno es necesario desarrollar la empatía y habilidades socio emocionales para saber escuchar y comprender las diferentes situaciones que vive cada niño y su familia. La empatía es el primer paso para construir vínculos basados en la confianza que permitirán luego favorecer el aprendizaje. Busco primero conquistar el corazón del alumno para después lograr conquistar los saberes. También es necesario desarrollar actitudes de entusiasmo para contagiar alegría a los alumnos como así también ser flexible y resiliente para encontrar distintas alternativas para dar respuestas a las demandas de los alumnos y a las dificultades que surgen en el quehacer cotidiano.
- En esta nota te contamos más sobre cómo trabajan las escuelas ubicadas en hospitales. Y hacemos foco en la Escuela Hospitalaria N°1, la que está en el Hospital Gutiérrez, donde trabaja Inés, y en su proyecto de radio.
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Así como la salud puede impedir a muchos niños y niñas ir a la escuela, existen otras barreras educativas. Una es no contar con los elementos necesarios para participar de las clases: no contar con útiles escolares.
Precisamente, nuestra campaña del mes en febrero busca ayudar a que más chicos y chicas cuenten con lo necesario para iniciar el año lectivo. Para ello, nos aliamos con Por Los Chicos, para proponerte distintas formas de colaborar. El objetivo es que estudiantes de distintos puntos del país cuenten con una mochila personalizada, con útiles que refieran a sus intereses particulares. ¿Por qué? Porque esto significa una enorme inyección de motivación para ellos en el inicio de un nuevo año escolar.
Acá te contamos un poco más sobre eso y sobre cómo podés ayudar.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David