En Capri, en el norte de Italia, se desarrolló un grupo de discusión en el cual se convocó a personas que cuidan, con el objetivo de escuchar sus ideas para mejorar la programación de Nao, un robot de fabricación francesa con el que se busca atender ciertas necesidades de cuidado de personas mayores. Leonardo Saponaro, el estudiante de psicología que dirigía el grupo de discusión, explicó en esta nota del New York Times que el robot no era “un sustituto de la socialización con otras personas, pero puede ser un acompañante”. Mientras que los operadores del robot aseguraron a los cuidadores que el robot podía ayudar, pero sobre todo en el ámbito de la estimulación mental. Por ejemplo, Nao cuenta historias, hace preguntas y reconoce canciones.
Por el avance de la ciencia y la disminución de la natalidad, cada vez faltan más cuidadores en distintos países del mundo. Por ejemplo:
- Japón estima que para 2025 habrá un millón de cuidadores menos de los necesarios para atender a personas mayores.
- En Estados Unidos, se cree que para 2034, por primera vez en la historia, los adultos mayores serán más que los menores de 18 años.
- La Organización Panamericana de la Salud estima que para 2050 se triplicará el número de adultos mayores con necesidades de cuidado a largo plazo.
En esto contexto, en cada vez más lugares se considera usar robots para cumplir el rol de cuidadores.
Japón lleva ya algunos años desplegando robots en geriátricos, escuelas y oficinas ante la falta de cuidadores. Los trabajadores de hogares de ancianos cuentan que Telenoid, un pequeño robot del tamaño de un bebé, funciona bien, especialmente con pacientes con demencia.
En Bélgica, ya en 2017 se había popularizado el robot Zora en distintas residencias de personas mayores. “Mantiene conversaciones con los residentes, lee la prensa, informa del tiempo, sabe el nombre de todos los usuarios y ¡hasta realiza sesiones de fisioterapia!”, contaba esta nota.
Y en España, recientemente, lanzaron un asistente de inteligencia artificial llamado TEMI, que realiza teleasistencia médica, monitoriza signos vitales, da consejos, hace videollamadas y acompaña con servicios de entretenimiento y cultura.
Quizás la tecnología pueda dar una mano en ocasiones en las cuales no queda más remedio. Pero, como contábamos con Juan Carr en esta edición de la newsletter OXÍGENO, las tareas de cuidado implican una enorme vocación y empatía. Y, al menos todavía, no creo que los robots les puedan aportar eso a nuestros adultos mayores.