El trademark de Elisa Insúa es el collage a partir de chatarra, retazos y objetos descartados. En su corta trayectoria ya expuso en Córdoba, Buenos Aires y Madrid; lo que viene es una exposición en el espacio de UBP Mónaco y una beca de cuatro meses en MFTA New York que culmina con una exposición individual. A continuación, algunas de sus preferencias.
- Un artista plástico: Santiago Poggio. Los universos que pinta tienen algo enigmático y metafísico que por momentos se vuelve siniestro pero finalmente queda contrarrestado con mucho sentido del humor. Me fascinan.
- Un libro: El nervio óptico, de María Gainza. Es una novela que entreteje la vida íntima de la narradora con ciertas obras puntuales de la historia del arte. Me resultó superinteresante en su contenido y a la vez sabrosa, disfrutable.
- Una película: Me quedo con The Square, de Ruben Ostlund, una película sueca que, a través de su protagonista (un curador de un museo de arte contemporáneo) critica a la hipocresía de la sociedad en general y el ambiente artístico en particular. Me pareció genial, llena de tensión, de sorpresas y de verdades crudas.
- Un/a diseñador/a de moda: Yuliya Magdych, una diseñadora ucraniana. Las paletas de colores, las siluetas y ese toque de vestimenta tradicional eslava con que trabaja me resultan bellísimos y super festivos.
- Si fuese el fin del mundo ¿con quién compartirías tu última cena? Elegiría comer comida india bien picante junto con mi pareja, mis hermanos, mis padres y un puñadito de mejores amigxs. La locación quizás sería el templo de Abu Simbel en Egipto, uno de los lugares mágicos que creo haber conocido. Brindaríamos muchas veces durante la noche, agradeciendo por la vida, el arte, las aventuras y, sobre todo, el amor.
Esta entrevista fue publicada originalmente en Chillax, la newsletter sobre ocio y cultura que edita Delfina Campos. Podés suscribirte en este link.