¡Hola! Saludos desde Amherst, una ciudad pequeña y apacible, con árboles un poco escuálidos —aún sin hojas en una primavera fría—, en el estado de Massachusetts, a cuatro horas de Nueva York y de su bullicio. Aquí me enteré de que 2021 fue un año especialmente difícil en cuanto a censura de libros.
Plus: Héctor Guyot presenta La mano de un dios distante, una novela epistolar y vincular.
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Resulta que aquí en Amherst, no lejos de Harvard, hay una intensa vida universitaria, y vine a presentar mi libro The Murders of Moisés Ville (la versión estadounidense de Los crímenes de Moisés Ville). Es curioso como Moisés Ville, la colonia agrícola judeosantafesina, me ha traído tan lejos…
Y mientras escribo esta edición de SIE7E PÁRRAFOS en un hotel antiguo de pisos crujientes de madera (“It’s previous to Civil War”, me dijo Alan, ¿o Allen?, el conserje, un hombre afable, quizás demasiado afable, y ya sabemos que los conserjes de este tipo de hoteles no suelen ser gente común), decía que ahora, mientras escribo, puedo ver por la ventana la casa museo de la poeta Emily Dickinson.
Emily Dickinson (Amherst, 1830—Amherst, 1886), considerada una de las poetas fundamentales estadounidenses junto a Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman, vivió gran parte de su vida recluida en esa casa amarilla, siendo considerada como una persona excéntrica, poco interesada en salir de su habitación (¿quién podría juzgarla? Yo no). En la casa Dickinson fue una poeta prolífica, pero afuera vio publicados muy pocos poemas propios.
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Y a eso voy: sorprende que en Estados Unidos, “land of the free” (cito sin ironía), haya muchos libros que nunca se leen. No fue el caso de Dickinson, pero anteayer en Strand, la famosa librería de la ciudad de Nueva York, vi una mesa colmada de banned books—libros prohibidos. La prohibición de libros no es algo nuevo: en Massachusetts, por ejemplo, la práctica se remonta a la época puritana, cuando el libro New English Caanan de Thomas Morton y otros que se oponían a esta forma de vida, fue eliminado de este estado.
La American Library Association (ALA, Asociación Estadounidense de Bibliotecas) indicó el lunes pasado que en 2021 hubo más presión para los libros de la que hubo desde 2000. La Oficina para la Libertad Intelectual de la ALA contó 729 censuras —o intentos— a materiales de bibliotecas, escuelas y universidades en 2021. En 2020 hubo 156, y en 2019, 377.
En un comunicado de prensa, la presidenta de ALA, Patricia Wong, dijo: “Apoyamos las elecciones individuales de los padres con respecto a la lectura de sus hijos y creemos que los padres no deben dejar que otros dicten esas elecciones. Los jóvenes necesitan tener acceso a una variedad de libros de los cuales puedan aprender sobre diferentes perspectivas”.
Como parte del informe, la ALA presenta la lista de los 10 libros más prohibidos, recopilados de una variedad de fuentes, incluidas noticias e informes voluntarios. Pero, de hecho, dice que alrededor del 90% de los casos no se informan.
Además, la ALA no puede rastrear lo que llama “censura silenciosa”: cuando las personas se encargan de asegurarse de que los libros no se encuentren en las bibliotecas, escondiéndolos en los cajones, tirándolos o sacándolos de los estantes.
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Este año, Gender Queer de Maia Kobabe encabeza la lista de los 10 libros más cuestionados de ALA. Publicado originalmente en 2019, se reeditará en mayo. Son memorias en cómic y relatan el camino de Kobabe hacia la identidad de género no binaria: ALA indicó que fueron “prohibidas, cuestionadas y restringidas por contenido LGBTQI+ y porque se consideró que tenía imágenes sexualmente explícitas”. Muchos de los libros prohibidos y cuestionados en 2021 están relacionados con temas LGBTQ+ y la mayoría fueron escritos por autores afro o LGBTQ+.
Durante los últimos dos años, George (recientemente rebautizado como Melissa) de Alex Gino encabezó la lista; no está en la lista este año.
Estos son los últimos libros que la ALA registró como los más impugnados:
- 1. Gender Queer, de Maia Kobabe — Prohibido, cuestionado y restringido por contenido LGBTQI+ y porque se consideró que tenía imágenes sexualmente explícitas.
- 2. Lawn Boy, de Jonathan Evison — Prohibido y cuestionado por contenido LGBTQI+ y porque se consideró sexualmente explícito.
- 3. All Boys Aren’t Blue, de George M. Johnson — Prohibido y desafiado por contenido LGBTQI+, blasfemias y porque se consideró sexualmente explícito.
- 4. Out of Darkness, de Ashley Hope Perez — Prohibido, cuestionado y restringido por representaciones de abuso y porque se consideró sexualmente explícito.
- 5. The Hate U Give, de Angie Thomas — Prohibido y cuestionado por blasfemias, violencia y porque se pensaba que promovía un mensaje contra la policía.
- 6. The Absolutely True Diary of a Part-Time Indian, de Sherman Alexie — Prohibido y cuestionado por blasfemias, referencias sexuales y uso de un término despectivo.
- 7. Me and Earl and the Dying Girl, de Jesse Andrews — Prohibido y desafiado porque se consideró sexualmente explícito y degradante para las mujeres.
- 8. The Bluest Eye, de Toni Morrison — Prohibido y cuestionado porque representa el abuso sexual infantil y se consideró sexualmente explícito. (¡Y es un clásico…!)
- 9. This Book is Gay, de Juno Dawson — Prohibido, desafiado, reubicado y restringido por dar educación sexual y contenido LGBTQI+.
- 10. Beyond Magenta, de Susan Kuklin — Prohibido y cuestionado por contenido LGBTQI+ y porque se consideró sexualmente explícito.
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“La pornografía es ofensiva para la decencia común”, dijo sobre Gender Queer, de Maia Kobabe, un padre que tiene dos hijos que asisten a una escuela secundaria dentro en el Condado de Fairfax, en Virginia. A la mañana siguiente, Kobabe, que usa pronombres neutros, se despertó con una gran cantidad de emails de periodistas pidiéndole entrevistas. Pero ese era sólo el inicio.
Según NBC News, Gender Queer se convirtió en un grito de guerra de padres, funcionarios escolares y legisladores en al menos 11 estados, desde Texas (republicano) hasta Nueva Jersey (demócrata). Un mes después de ser retirado de las escuelas públicas de Fairfax, el libro fue prohibido de Brevard, un distrito de Florida. Y un grupo de padres en Nueva Jersey lo llamó “libro perverso”. El gobernador de Texas, Greg Abbott, y el gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster, ambos republicanos, exigieron investigaciones sobre cómo los libros “obscenos” y “pornográficos” terminaron en los estantes de las escuelas.
Muchos de los censores de Gender Queer apuntan a una ilustración que muestra a Kobabe, de 14 años, fantaseando con un hombre mayor que toca el pene de un niño. El dibujo se basa en una taza de cerámica griega antigua que contiene un dibujo erótico de una escena de cortejo y se exhibe en un museo en Inglaterra.
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Maia Kobabe reconoció que varias de las imágenes gráficas del libro pueden no ser apropiadas para niños de primaria. Pero dijo que los relatos del libro muestran una experiencia fuera de las normas cisgénero y heterosexuales.
- “Es muy difícil escuchar a la gente decir que este libro no es apropiado para los jóvenes cuando es como si yo fuera un joven para quien este libro hubiera sido apropiado, y muy, muy necesario”, dijo Kobabe. “Hay muchas personas que cuestionan su género, cuestionan su sexualidad y tienen dificultades para encontrar relatos honestos de alguien más en el mismo viaje. Hay personas para quienes esto es vital y a quienes esto podría incluso salvarles la vida”.
Después de revisar el contenido del libro durante dos meses, el Condado de Fairfax reinstaló Gender Queer en los estantes escolares, basándose en “un compromiso por apoyar la diversidad en la literatura”.
“Sé que es un momento aterrador y los ataques pueden ser muy intimidantes, pero creo que es muy importante defender tu verdad, contar tu historia honestamente y escribir lo que necesitas escribir, lo que te sientes llamado a escribir”, dijo Kobabe. “Por favor, no dejes que la amenaza de la censura silencie tu voz antes de que hayas hablado”.
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En otro orden de cosas muy diferente, quiero proponerte un plan para este viernes. Héctor Guyot, editor jefe del suplemento Ideas en La Nación, presenta su primera novela: La mano de un dios distante. Recomendada por SIE7E PÁRRAFOS.
- Es el viernes a las 18:30 en la Librería del Fondo, en Costa Rica 4568, Palermo.
El libro cuenta la historia de dos excompañeros de colegio que se contactan después de mucho tiempo e inician una correspondencia por email. Uno es racional, trabaja en un banco, está casado y es padre de dos hijos. El otro lleva más de una década dando vueltas por Centroamérica en una vida seminómade.
Entre emails que van y vienen, se cuentan uno al otro su presente mientras rescatan un pasado en común que incluye a la esposa del primero, a quien ambos conocieron en su primera juventud… Hasta que ella descubre esa cadena de emails, se entera de cosas que se suponía no debía saber y decide escribirle al hippie, y… ¡adiós certezas!
Santiago Kovadloff acompañará al autor.
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Nos vemos por ahí,
Javier