¡Buen día! Hoy somos dos quienes te damos la bienvenida a esta edición de OXÍGENO. Se trata de una edición especial para hablar de un grupo de personas en la situación de vulnerabilidad más extrema: quienes están en situación de calle.
Estamos transitando el Censo 2022, el primero que contará con un operativo específico para saber cuántas personas viven hoy en situación de calle en Argentina. Por eso, creemos oportuno saber por qué es importante conocer este número. Sobre eso consultamos a especialistas y personas que trabajan ayudando a personas en situación de calle. Conocer su número tiene un gran valor en la práctica, pero también desde lo simbólico. Pero, eso sí, es apenas un primer paso: nadie debiera vivir en la calle.
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Las últimas cifras oficiales dicen que en la ciudad de Buenos Aires cada 1.200 habitantes hay uno que está en situación de calle. Cada 1.200 personas que tenemos una casa, un hogar, hay una persona que no tiene techo, que está en la calle. Este dato también implica que, cada 5, 6 o 7 manzanas, una persona está en situación de calle. Y nos lleva a preguntarnos qué podemos hacer desde nuestro lugar, cómo dar una mano.
Las cifras oficiales de las que hablamos fueron relevadas por el Gobierno porteño en 2021 (en 2022 se hizo un censo cuyos resultados aún no fueron publicados). Según estos datos, hay 2.573 personas en situación de calle: 968 literalmente “en la calle” (duermen en la vereda, bajo una autopista o en cajeros automáticos) y 1.605 en paradores. Pero este número tiene sus críticas: organizaciones sociales señalan que, según el censo que realizaron en 2019, son más de 7.251. Es una tentación tener debates al respecto, acerca de la metodología que se usa para censarlas. Pero lo primero es preguntarnos: ¿qué hace una persona en situación de calle?
Los registros históricos hablan de que en la crisis del 2001, en la Capital Federal, había 12.000 personas en la calle. Y que un par de años después se bajó a un piso de 800.
Por otra parte, en el Gran Buenos Aires, donde no hay censos de personas en situación de calle, se estima que hay cinco veces más que en la Capital Federal. Y en la ciudad de Córdoba, la segunda más grande del país, se contabilizaron 405 personas el año pasado.
Cualquiera de todos los números que se informan o se estiman es una catástrofe. ¿Qué hace una persona en situación de calle?
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Pero, entonces, ¿por qué importan los números?
“Es para celebrar que en el censo, la estrategia más importante de relevamiento del país, se cuenta a las personas en situación de calle, porque es un avance en relación a no tener datos. Si no se las cuenta, se las invisibiliza. En cambio, en función de los números concretos definís políticas públicas, definís presupuestos”, nos cuenta Jorgelina Di Iorio, psicóloga e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Ella también alude a la Ley nacional de personas en situación de calle, que fue sancionada en octubre de 2021. “La Ley dice que es necesario hacer un diagnóstico sobre el cual trabajar. Con la información del censo vamos a saber sobre esta población, por ejemplo, cuántos no tienen un espacio en el cual dormir o cuál es su situación laboral o de acceso a la salud".
En función de eso hay que diseñar programas específicos. Los datos, además, ayudan a erradicar ciertos prejuicios o estereotipos. Di Iorio ejemplifica: “Se supone que las personas en situación de calle no trabajan. Pero tenemos información [desde su equipo de investigación] de que el 70% hace algún trabajo informal. Aunque este ingreso no le permite su subsistencia, esto señala que no son personas vagas”.
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Desde el mundo de las organizaciones de la sociedad civil también celebran que se vaya a contar con un diagnóstico sobre la cantidad de personas que viven en situación de calle.
“El papa decía que el peor infierno es el de los sin rostro, quienes son invisibles para la sociedad. Pensar que al menos se las va a contar nos parece un desafío superado. Ahora, lo importante es que se les ponga nombre. Porque la vinculación de cada persona se hace desde el nombre: no son un número ni un apellido, sino un nombre propio”, cuenta Jorge Hiruela, voluntario de Manos Abiertas, una ONG que en San Salvador de Jujuy que trabaja para ayudar a personas que tienen problemas vinculadas con el estado de soledad, entre ellas las que están en la calle. La organización cuenta con una hospedería en el centro de la capital jujeña. “Es la casa de todos”, suelen decir de ella.
Él también destaca que, además de servir para confeccionar políticas públicas, los datos sobre el tema ayudan a visibilizarlo, a ponerlo sobre la mesa. Aunque aclara: "También es importante que la problemática esté siempre en agenda. Suele hablarse más durante la época invernal, pero el resto del año también están en la calle: duermen en la calle, se les mojan los colchones, hay inseguridad, abusos, tienen hambre. Y, sobre todo, no tienen quienes les pregunten o saluden. Parece algo menor, pero normalmente no pasa. Por eso, cualquier mínimo intercambio con ellos es sumamente valioso. Tenemos que visibilizar la problemática, incluirlo en el censo, pero también darle visibilidad desde lo emocional”.
"Que haya un registro de personas en situación de calle ayuda a que no sigan insibilizadas y que, por el contrario, se consideren sus derechos. Contarlas ayuda a conocer la magnitud del problema y permite al Estado llevar adelante proyectos que las contemplen”, dice por su parte Paula Grimberg, de la Fundación Emaús Bariloche, que trabaja con varones en situación de calle con un consumo problemático de sustancias, principalmente de alcohol, intentando acompañar procesos en pos de su autonomía.
"En Bariloche la situación está bastante contenida y acompañada, pero en otros lugares, como en Buenos Aires, las instituciones que se ocupan de acompañar a personas en situación de calle casi no reciben ningún tipo de ayuda y hacen todo a pulmón y con insumos mínimos”, destaca.
En relación a esto, Jorge destaca la importancia de que las organizaciones sociales estén en sintonía con el Estado: “Es clave el trabajo intersectorial para, entre todos, sacar a esta población adelante. Una que es muy vulnerable y, lamentablemente, está en aumento”.
Otra organización que trabaja por las personas en situación de calle, en este caso en la ciudad de Buenos Aires, es la asociación civil Acción Comunitaria, que busca abordar el tema de modo integral: tanto con recorridas nocturnas para proveer de viandas o abrigo como de acompañamiento durante el día para realizar trámites, atención en hospitales o cualquier otra acción vinculada a los derechos de estas personas. Bárbara Alegre, parte de la organización, coincide con que “contar a las personas en situación de calle es muy importante. De no contar con el número, ¿cómo diseñás políticas públicas?”. Sin embargo, advierte que la metodología no es un detalle menor: “Si el censo nacional se hace de la misma manera que el que realiza la ciudad de Buenos Aires, es decir, en una sola noche y sin convocar a las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos hace años en la problemática, el resultado será un subregistro”.
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Cómo será el censo para personas en situación de calle. Según señala Pablo Ceballos, Director Nacional del Sistema Estadístico Nacional, el censo de este año “será el primero con contar con un operativo especial para personas en situación de calle. Hasta el último censo de 2010, se instruía a los censistas sobre que si veían personas en situación de calle las censaran”.
“Pero era algo aleatorio”, explica Ceballos. “E incluso algunos censistas, que en grandes ciudades solo iban a edificios, no se cruzaban con ninguna persona. Además, las personas en situación de calle, se mueven durante el día y fácilmente se podía duplicar el conteo”.
Este año, en la noche del 16 de mayo, dos días antes del censo general, se hará el operativo especial. Se dispondrá, según las estimaciones, un equipo por cada 60 personas, cada uno de los cuales estará compuesto de un jefe y dos censistas. Por su parte, los sitios de alojamiento se relevarán online: los responsables de cada uno de los paradores (que en general son del Estado) deben completar el formulario digital.
Como dijimos, la metodología es tema de debate. No solo aquí, sino en el mundo, según aclara Di Iorio. La especialista, de todas formas, también aboga la idea de organizaciones sociales que trabajan la problemática de que contar durante una sola noche y sin los datos que aportan las propias organizaciones puede llevar a un subregistro.
“Hay poblaciones que requieren especificidades para contarlas, básicamente por sus experiencias de vida”, explica la investigadora. Ella indica que se trata de una población víctima de recurrente violencia, lo cual la lleva muchas veces a esconderse, y que también es estigmatizada, por lo cual, además de durar más días, el censo para personas en situación de calle debería ser llevado adelante por personas sensibles ante esta situación y con capacitación específica en el tema.
“Un censista bombardeado con información de que son peligrosas o vagas, ¿cómo se acerca esa persona a preguntarle cosas personales?”, se pregunta.
Quizás vale remarcar lo que decíamos: la metodología es importante, pero no es lo central. Primero es necesario que nos sensibilicemos ante este problema. Y entendamos que detrás de las cifras de las que hablamos hay personas.
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Uno de los aspectos que más duros de la situación de calle se da en los meses más fríos del año. En lugares de bajas temperaturas, cuando el termómetro llega a 5, 4 o 3 grados, una persona que duerme a la intemperie puede morir por hipotermia.
Y es una muerte tremenda morir de frío en la calle. Primero, claro, por la persona que muere. Pero también porque muere con cientos y miles de personas alrededor, pasando por el costado, o durmiendo apenas a metros de la persona fallecida.
¿Cómo puede ser que con los espacios que hay, incluso con la existencia de viviendas vacías, ocurra algo así?
Es cierto, acá hay que dar uno de esos datos que, en medio de una situación tan compleja, ayudan a oxigenar. En el duro invierno del 2007 (recordado en la ciudad de Buenos Aires porque aquel julio nevó), 67 personas murieron de frío en todo el país. Desde ese momento se intensificaron las alertas y la sociedad respondió y miró al prójimo. El año pasado, se registró una sola muerte por frío a nivel nacional. Y es una tragedia, pero debemos reconocer el avance.
Se acerca el censo. El censo dará cifras. Y las cifras son cifras, pero las cifras también son personas. Habrá debates sobre si se cuentan los que pasan una noche o están en forma permanente. O si se cuentan o no los que están en tal o cual lugar. Los debates son importantes, pero no son lo esencial. Lo que verdaderamente necesitamos es que en el 2030, o 2040 o 2050, ninguna persona en las grandes ciudades esté en situación de calle. Al menos no en los meses más fríos del año. Ya no por solidaridad, si no por justicia, que es muy diferente.
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Hablando de personas en situación de calle, esta semana desde RED/ACCIÓN vamos a dedicar varios de nuestros contenidos a visibilizar a este colectivo. Por ejemplo, Javier Sinay prepara una nota especial sobre personas que lograron salir de la situación de calle. E Ivo Iguizabal trabaja en un video para explicar cómo va a ser el censo para esta población. Estate atento/a ?.
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Claro, no es la primera vez que tocamos el tema desde RED/ACCIÓN. Y varios de estos contenidos que trabajamos están vigentes y pueden ayudarnos a entender mejor la dura realidad que viven personas en situación de calle, o alumbrar iniciativas que sirven para ayudarlas.
Por ejemplo, una nota cuenta cómo hizo Finlandia para ser el único país de Europa en donde el número de personas sin hogar va disminuyendo. Para el país escandinavo, la vivienda se convirtió en algo incondicional. Y ahí hay algo que aprender. Esta otra nota cuenta cómo nació y en qué consiste Childline, una iniciativa que ayuda a millones de niños de India en situación de calle mediante llamadas telefónicas.
Pero, sin irnos tan lejos, y sin la necesidad de cambiar grandes estructuras, hemos hablado de cómo, desde nuestro lugar, podemos ayudar a las personas en situación de calle a transitar el camino de la inclusión. “Lo primero que puede hacer una persona con ganas de ayudar a quienes están en situación de calle es no mirar hacia otro lado, no ignorarlxs”, contaba Malena Famá, de Fundación Multipolar, en esta entrevista. A propósito, esta fundación cuenta con casos testigos de cómo las personas en situación de calle salen adelante si se les brinda la contención y las oportunidades necesarias. Si querés conocerlos, leé esta nota con las historias de Laura y Marcelo.
También hemos contado que existen formas sencillas pero efectivas de dar una oportunidad de generar un ingreso (aunque no sea un trabajo formal), a personas en situación de calle. Por ejemplo: donando libros para que estas personas los vendan.
Además, varias veces en OXÍGENO enfatizamos que varias ciudades cuentan con un número al cual llamar cuando vemos a personas en situación de calle. Y esto, sobre todo en los meses más fríos del año, puede salvar vidas. Por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires funciona el número 108.
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Desde luego, nadie debería estar en la calle. Y no solo esto, todos tenemos derecho a una vivienda digna. Una de las organizaciones que trabaja por esto es TECHO. Y, a propósito de TECHO, ayer culminó su colecta anual (volvió a la presencialidad pospandemia): un evento de tres días en el cual voluntarios recorrieron 35 ciudades del país. ¿El objetivo? Sumar voluntarios y donaciones para la construcción de 41 viviendas de emergencia y a la ejecución de 15 proyectos de mejoramiento de hábitat de los asentamientos en los que la organización trabaja junto a las comunidades.
Aunque la colecta en las calles terminó, podés sumarte como voluntario/a o hacer tu aporte económico. Para esto, entrá acá.
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho. Y recordá: no seamos indiferentes ante las personas en situación de calle. Pronto sabremos el número de cuántas son. Pero, más que un número, son personas.
Te mandamos un gran abrazo.
Juan y David