En los días más opresivos de la cuarentena, cuando no hacía tanto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) había lanzado su protocolo de pandemia global, Brenda Topor se cansó de la monotonía de enviar nudes —fotografías sin ropa— y videos a su novio, a quien no había podido ver desde hacía algún tiempo por las reglas del aislamiento obligatorio. “Era necesario algún tipo de contenido que no fuera tan explícito como una nude o un video, pero que te dejara picando erotismo”, dice esta dibujante y diseñadora gráfica de 24 años.
El 6 de mayo subió a Instagram las primeras dos imágenes de @artsy.pleasures, un espacio de arte erótico que recién había creado. Una de esas era como una presentación de intenciones y en el epígrafe se leía: “Hoy empezamos con este proyecto. Dibujitos eróticos con trazos simples que activen y despierten cosas ?”. La otra era una ilustración de pocas líneas y una perturbadora carga sexual en la que un hombre hundía su cabeza entre las piernas de su amante: “Bon appetit ?”, se leía en el epígrafe.
“Siento que este tipo de dibujos son más inocentes que una nude, pero tienen un juego”, dice Topor. “La pandemia ayudó muchísimo, a todas las personas que estábamos queriendo mantener ‘la velita prendida’, a mandar cosas más copadas. Ahora me llegan muchos mensajes de gente que me cuenta que envía mis dibujos; en algún momento, mi pareja y yo hacíamos lo mismo con las ilustraciones de otros artistas”. Sus favoritos: @breakfastbeast, @mixingnudity, @petitesluxures, @alfiomartireillustrator.
Con proyectos como @artsy.pleasures, la cuarentena llevó a mucha gente a hablar más de su sexualidad en las redes sociales. El sexo se volvió viral y la sexología, trending topic. Según información de Mercado Libre publicada por Clarín, las ventas en el rubro de sex toys aumentaron en julio un 97% respecto al trimestre previo (había 22.273 ítems, unos 2.000 menos que en la lista de tablets y accesorios). El 60% de las búsquedas en la categoría habían sido realizadas por mujeres y el 50%, por un público de entre 18 y 34 años.
El amor en los tiempos del coronavirus
“Esta cuarentena nos invitó a mirarnos con más profundidad”, dice ahora Cecilia Ce, una sexóloga que tiene 642k de seguidores en Instagram y que acaba de publicar Carnaval toda la vida, su segundo libro.
“Fue un momento de calma que nos enfrentó con muchas cosas personales, incluida la sexualidad. Surgieron preguntas que quizás no habían aparecido en otro momento en el que la gente se distraía más fácilmente. La sexualidad nos moviliza, nos toca puntos muy sensibles: hay temas que por ahí uno posterga porque pueden ser incómodos. Al principio de la cuarentena hubo una búsqueda y circuló mucha información en las redes”.
También en julio, el equipo de Medicina Sexual del Hospital Durand dio a conocer una encuesta sobre hábitos sexuales con 2.200 testimonios, hecha en seis semanas de cuarentena. Entre las parejas convivientes, habían aumentado los besos (55,2%), las caricias (51%) y los abrazos (40,6%), y el sexo oral había decrecido (-37,5%). La sexualidad estaba siendo impactada por el contexto.
“El deseo se ve claramente condicionado por el contexto y depende de cada persona”, dice ahora Sol Despeinada, una médica con 304k de seguidores en Instagram. “Quizás para algunos la cuarentena fue como una etapa más y encontraron un juego en lo sexual. Pero en otras realidades, con angustia o miedo, el deseo se apagó”.
Con la gente en casa, el tema se hizo presente. “Está la idea de que si no tenés nada que hacer y estás en tu casa con tu pareja, vas a tener sexo”, sigue Sol Despeinada. “No siempre es acertado eso: a veces hay ganas y a veces no. Pero el sexo no pasó desapercibido en esta situación que también fue una gran oportunidad para aprender más y por eso hubo un boom de vivos”. Los temas de esos vivos: masturbación (“en el puesto número 1 y sobre todo la femenina”), higiene de juguetes sexuales… y también lo siniestro: abusos.
Según un estudio realizado en Italia, el número de relaciones sexuales disminuyó significativamente durante la cuarentena. Las principales razones fueron la poca privacidad (43,2%) y la falta de estímulos psicológicos (40,9%).
En Estados Unidos, una nota en Vox decía en abril que tener más deseo era normal en cuarentena… Tanto como no querer tener sexo en absoluto. “Cuando miras los datos, en realidad ves movimiento en los dos extremos”, le decía a Vox el psicólogo social Justin Lehmiller, investigador en el instituto Kinsey y autor de Tell Me What You Want: The Science of Sexual Desire [Dime que quieres: La ciencia del deseo sexual]. “Ahora hay un porcentaje más alto de personas que dicen que se están masturbando y teniendo más sexo. Pero también hay un porcentaje más alto de personas que dicen que no tienen ningún comportamiento sexual en absoluto”.
La psicóloga clínica y sexóloga Victoria Crosta (en Instagram: @sexopedia_arg) dice que a la cuarentena la titularía como “cambio de estatus” por las separaciones de parejas y los inicios de relaciones que vio. “Creo que la necesidad de vincularse con el otro influyó”, dice. “Ambas situaciones representan dificultades y cambios, por lo que las consultas estuvieron ligadas a eso. Falta de deseo y disfunciones relacionadas con la ansiedad fue lo que más me consultaron. Por otro lado, también hubo un boom en lo relacionado con la masturbación, ¡el mercado de los dildos [consoladores] explotó!”.
Para Crosta, “la sexualidad es frágil, vulnerable y emociono-dependiente, por lo que estar aislados la afectó de forma directa”. Hablar de dificultades sexuales o de exploraciones hizo que aumentara muchísimo el movimiento en las redes sociales.
El libro Carnaval toda la vida, de Cecilia Ce, incluye ilustraciones muy cachondas de La Saló (esta es su cuenta de Instagram). “Es difícil saber si las personas están más enganchadas que antes con contenido erótico en las redes de una forma plural y homogénea”, dice esta artista de 32 años. “Pienso que esa atención y esa intención de vincularse con este tipo de contenido fluctuó y sigue fluctuando de acuerdo al mismo vaivén de la danza emocional que tenemos cada uno de nosotros”.
Para la Saló, en estos largos meses de cuarentena sentir que el futuro (donde muchas veces depositamos la energía y el desarrollo de nuestras fantasías) está blureado, nos hizo replantearnos la realidad, pensarnos de nuevas formas y sentir distinto. “Cómo transitamos esa pulsión”, dice, “creo que dependió y sigue dependiendo del resto de las características de nuestra rutina diaria, sea que vivamos con alguien o estemos solos. Todos esos momentos se vieron interpelados en esta cuarentena, y así también nosotros mismos”.
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