La semana pasada, nueve personas atentaron contra el edificio del Grupo Clarín. La condena de la agresión fue unánime y el hecho sirvió para recordar que la democracia, más que un método de elección de autoridades, es una forma de convivencia entre los que piensan distinto.
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Terrorismo. Lunes 22 a las 11 de la noche. Varias bombas Molotov se estrellan contra el edificio del Grupo Clarín. Al día siguiente, el presidente, el jefe de gabinete y el ministro de Seguridad, junto a casi todo el arco político, repudian públicamente el atentado mientras la Unidad Antiterrorismo de la Policía Federal investiga el caso en colaboración con la Policía Metropolitana. Sobre los autores, por ahora sólo puede confirmarse su torpeza: cosecharon rechazo social unánime y pusieron a Clarín en el lugar de víctima. Si alguien pensaba apoyar el exabrupto de Jorge Capitanich sobre una mayor regulación de los medios, porque “la gente empieza a pensar lo que los medios y los periodistas proponen”, quedó en off side.
Todo tiene que ver con todo, decía el gran Anaxágoras. A partir de mediados de 1971,con el argumento de que ponían en riesgo la seguridad nacional, el gobierno de Nixon intentó impedir que el New York Times y el Washington Post publicaran los famosos Papeles del Pentágono, que detallaban la participación militar de los Estados Unidos en Vietnam. Un fallo del Tribunal Supremo protegió el derecho de los periódicos a publicar los documentos. El voto del juez Hugo Black resultó memorable: explicaba que si hay algo peligroso para la seguridad nacional es el control de la prensa de parte del gobierno y que parte de la esencia del sistema democrático es que se pueda pensar y decir todo, porque la prensa está “para servir a los gobernados, no a los que gobiernan”. Occidente quedó en deuda para siempre con Black.
La agresión contra Clarín sirve como recordatorio de algunos de los fundamentos de la convivencia democrática:
- El poder necesita control. Una de las claves del sistema democrático es la desconfianza en la autoridad: por eso los tres poderes del estado se vigilan entre sí, y por eso mismo la sociedad civil controla a los gobernantes.
- La ideología sesga. Para Granma, en el régimen cubano solo hay virtud. Para la cadena Fox, Trump estaba a la altura de los Founding Fathers. Hay medios que confirman en la fe a los devotos de un gobierno y otros, heterodoxos, que lo cuestionan. Capuletos y Montescos, todos ciudadanos de Verona.
- La prensa también está bajo la lupa. No es rol de los gobiernos fiscalizar a los medios: para eso están las audiencias, que prefieren a unos sobre otros a golpe de rating y de clics. Los que informan y entretienen mejor a sus públicos, sobreviven. Los que no, más rápido o más lento, languidecen y mueren. Oferta y demanda.
Los diarios no son lo que eran. Las redes sociales compiten con ellos a la vez que los potencian. Hoy, para bien o para mal, un ecosistema complejo de límites imprecisos funciona como Gran Hermano que todo lo ve. Y las bombas Molotov no pueden contra eso.
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Tres preguntas a Peter Greste. Es un periodista y corresponsal letón-australiano que trabajó para Reuters, CNN, WTN y la BBC. En 2013 fue detenido por las autoridades egipcias y al año siguiente fue declarado culpable por el tribunal. En 2015, tras un nuevo juicio, fue finalmente extraditado.
- ¿Cuándo empezaste a prestar atención a la libertad de prensa?
Para la mayoría de nosotros la libertad de prensa es una abstracción, una idea que no consideramos detenidamente. Incluso para los que trabajan en esa industria puede sonar un poco vago el concepto, como el oxígeno: algo que sabemos que necesitamos para vivir, pero en lo que sólo pensamos cuando hay riesgo de perderlo. Para mí, esa idea se hizo una realidad muy concreta en la noche del 23 de diciembre de 2013. Yo era corresponsal de Al Jazeera, y fui a El Cairo a cubrir el conflicto que había entre los que apoyaban del gobierno anterior y los del actual. El gobierno interino estaba impulsando nuevas leyes relacionadas con la seguridad nacional y definían al terrorismo de un modo vago, como “cualquier cosa que amenace la integridad del estado”. También tenían leyes que criminalizaba la defensa una ideología terrorista. Nos preocupó, aunque el gobierno decía que se comprometía a defender la libertad de prensa. Esa noche del 23 de diciembre entraron unas diez personas en el cuarto de mi hotel y me llevaron arrestado junto con dos colegas más. Nos acusaron de formar parte y financiar de una organización terrorista y difundir noticias falsas para perjudicar la integridad del país.
- ¿Qué paralelismo ves entre tu experiencia y otras en Australia u otros países?
Como parte del procedimiento del arresto, revisaron mi computadora y vieron todos mis contactos y fuentes. En las democracias hay leyes que protegen a los periodistas de que se revelen sus fuentes en un juicio. Unos días después, cuando nos juzgaban, mis colegas y yo personificábamos la libertad de prensa, porque se la ve cuando se la amenaza. Por eso me impresionó tanto cuando agentes de la policía australiana allanaron las casas de dos periodistas hace poco. Una periodista investigaba cómo el gobierno usaba tecnología para espiar a ciudadanos australianos comunes. Ella no ponía en riesgo la seguridad nacional. Solamente hacía pública una conversación entre funcionarios que todos debíamos conocer. Otro periodista investigaba a fuerzas especiales australianas involucradas en crímenes de guerra en Afganistán. Tampoco amenazaba la seguridad nacional, sino que exponía lo que todos debíamos saber. Australia y Egipto no son iguales, pero los imperativos políticos que movieron a ambos gobiernos a arrestar a periodistas fueron los mismos: silenciar a periodistas incómodos con el pretexto de la seguridad nacional.
- ¿Cómo ves la tensión entre la seguridad nacional y la libertad de prensa?
Desde el 11 de septiembre de 2001, en Australia hubo mucho entusiasmo por aprobar nuevas leyes de seguridad, y desde entonces se aprobaron más de 70. Muchas de ellas invaden de alguna manera las libertades individuales de los ciudadanos comunes. En muchos casos, se está criminalizando lo que antes se consideraba periodismo legítimo y se hace imposible proteger a nuestras fuentes. Un ejemplo es que ahora el Primer Ministro puede declarar cualquier operación de seguridad una “Operación Especial de Inteligencia” (OEI), que es secreta. Si un periodista está investigando un asesinato o secuestro cualquiera, entra en riesgo de estar violando la ley y caer en prisión por cinco años. Esto se hizo con buenos propósitos, para desarticular el crimen organizado, pero el modo en que se planteó le da al Primer Ministro declarar OEI casi cualquier cosa. Y queda así para siempre: si un periodista quiere investigar una OEI del pasado, comete un delito. Lo mismo pasa con otras leyes que permiten que el gobierno acceda a metadata de los periodistas y de otros ciudadanos por razones de seguridad. Eso pone en riesgo a los periodistas y, por eso mismo, a toda la sociedad.
Las tres preguntas Peter Greste fueron tomadas de la presentación “Why a press freedom law should matter to us all” dada en el contexto de TEDxUQ. Para acceder a la presentación completa podés hacer clic acá.
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Voces. Unplugged PR: comunicación natural para una sociedad mejor. Así se titula el artículo que publica Christian Silveri en El Cronista Comercial. La metáfora del unplugged sirve para promover una comunicación corporativa “liberada del compromiso con el artificio”, con lenguaje simple y llano, enfocada en lo esencial. El objetivo: construir “la confianza necesaria entre personas y organizaciones para promover un espacio público sano, donde fluya la comunicación, se fortalezcan los vínculos y se desarrolle un sentido de comunidad más fecundo”. Una propuesta de volver a lo esencial, con el convencimiento de que no sólo es una opción más ética, sino también más eficiente.
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Comunicación para la venta. La comunicación acompaña (o debería acompañar) la estrategia comercial de las empresas. Este artículo de Stacey Wonder señala que la evidencia muestra que la probabilidad de venderle productos o servicios a un cliente existente es del 60% al 70%, mientras que la de venderle a uno nuevo es del 5% al 20%. Las estrategias para retener clientes son diferentes a las que se utilizan para adquirir otros nuevos. Las segundas se basan en su capacidad para atraer nuevas audiencias, mientras que las primeras dependen más de compromiso continuo, personalización y ofrecer valor agregado a lo largo del tiempo. Objetivos distintos, apoyo comunicacional diferente.
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Academia. Sobre la base de un estudio cuantitativo hecho con 803 profesionales de las relaciones públicas de 18 países latinoamericanos, este artículo de Ángeles Moreno, Nadia Khalil y Ralph Tench estudia los factores de la vida privada que inciden en la promoción de carrera de hombres y mujeres. Los resultados muestran que las responsabilidades familiares afectan las oportunidades de crecimiento profesional de las mujeres y, en cambio, no impactan en las de los hombres. Una oportunidad para que las organizaciones de diverso tipo –empresas y agencias de PR– implementen medidas eficaces para neutralizar este desequilibrio.
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Premios
Jerry. Se entregaron los Premios Jerry Goldemberg 2021 a la Excelencia en Comunicaciones. Entre los ganadores están Florencia Sabatini (Profesional de RRPP de Empresa de Servicios), Valeria Abadi (Profesional de RRPP de Empresa de Producto) y Urban Grupo de Comunicación (Agencia de RRPP). ¡Felicitaciones a todos! Todos los ganadores del Premio Jerry 2021 | DossierNet.
ADEPA. RED/ACCIÓN, la casa donde habita Comms, ganó 5 premios ADEPA al Periodismo: en la categoría Solidaridad Social, el Primer Premio fue para David Flier, por “Los 500 llamados de Oscar”; en la categoría Derechos Humanos, Ariana Budasoff tuvo Mención Especial por “La sociedad no espera que los padres cambien su rutina al tener un hijo»”; en Ecología y Medio Ambiente, David Flier se llevó el Segundo Premio por “Cómo América Latina busca su sustento en el reciclaje inclusivo”; y en la categoría Niñez y Adolescencia, Florencia Tuchin tuvo Mención especial por los trabajos “Cuota alimentaria: ¿qué les pasa a la madre y en los hijos e hijas cuando el padre no cumple su obligación?” y “Niñas que limpian y niños que venden pan: cómo hacer que la pandemia no justifique el trabajo infantil”. ¡Felicitaciones! Un orgullo ser parte de RED/ACCIÓN
Hasta acá llegamos esta semana. Todas tus ideas, propuestas o consultas son bienvenidas. Podés escribirme a comms@redaccion.com.ar
¡Hasta el miércoles que viene!
Juan
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