Hace un año y medio, Italia era el epicentro de la recién aparecida pandemia. El temor y la confusión se expandían por el mundo, lo mismo que el coronavirus. En ese contexto, una encuesta que la aplicación de citas happn lanzó en ese país el 9 de marzo de 2020 marcó que el 54% de los usuarios planeaban hacer sus primeros encuentros en video.
Se decía entonces que la crisis global provocada por la pandemia ya estaba trayendo cambios irreversibles en las industrias, la educación, el ambiente, el entretenimiento, el turismo y el trabajo cotidiano. Dmitry Volkov, cofundador del grupo Dating.com, lanzaba un fondo de 50 millones de dólares para invertir en nuevos proyectos de servicios de citas. ¿Qué iba a pasar con respecto al amor? No lo sabíamos. Pero hoy lo sabemos: el futuro de las citas parece ser híbrido, quizás una mezcla de pantallas y copas.
“La pandemia fue una sacudida para nuestros sistemas”, dijo a Axios la semana pasada la dating coach Logan Ury, especialista en ciencias del comportamiento, directora de Relationship Science (ciencia de las relaciones) en la app de citas Hinge —muy popular en Estados Unidos— y autora del libro How to Not Die Alone: The Surprising Science That Will Help You Find Love (Cómo no morir solo: la ciencia sorprendente que te ayudará a encontrar el amor). “El chat en video se normalizó y es natural que se extienda a las citas, porque las citas pueden ser muy costosas y consumir mucho tiempo”, agregó. En Estados Unidos, donde una primera cita cuesta en promedio 77 dólares, una de cada tres personas —según esta encuesta— declinó alguna vez un encuentro por falta de plata.
La pandemia no golpeó tanto a la cultura de citas como se esperaba, sino que la transformó. Según la compañía de ciberseguridad Kaspersky, durante 2020 Tinder alcanzó el récord de 3.000 millones de swipes por día, OkCupid tuvo un aumento de uso de 700% y en Bumble las videollamadas crecieron un 70%.
Hinge, la app de citas, también hizo un sondeo. Al comienzo de la pandemia, casi ningún usuario de Hinge había tenido una cita virtual. Ahora el 44% ya tuvo al menos una, y el 65% dice que incorporará las citas virtuales incluso cuando sea seguro reunirse en persona. El 37% dice que está abierto a conocerse exclusivamente con alguien virtualmente antes de hacerlo en persona. Y además de eso, otro 44% dice que está nervioso de tener citas nuevamente porque le preocupa que sus habilidades sociales se hayan atrofiado durante la pandemia. Mientras tanto, happn anunció que está desarrollando una serie de funciones dedicadas completamente a la voz. “Los solteros descubrirán así una nueva experiencia de las citas en línea, aún más envolvente y sensorial”, se lee en un comunicado oficial.
“Me parece que conocerse por video funcionó”, dice Marinha Villalobos, que dirigió y escribió #CitaTextual, una obra de teatro con Anita Pauls sobre dating apps, y que ahora prepara un documental sobre el asunto. “Por lo que me contó la gente que entrevisté, Zoom no es lo ideal para una cita porque se te mezcla con la cuestión laboral y por eso funcionó más la videollamada de WhatsApp, más descontracturada. Funcionó porque es un buen filtro como acercamiento al otro antes del café, el trago o la cena. El video te da una interacción más directa, no hay mediación, poses, recortes o stalkeo previo. Bumble y happn pusieron los videos como modo de cita al toque. Para mí, nos quedaremos con esto”.
“Hay quienes se animaron a hacer la cita completa”, sigue Villalobos, “prepararon la mesa, eligieron qué comer y se sirvieron una copa de vino. Estuvo todo bien y después, cada uno en su cuarto, pasaron a terminar la noche. Pero sucedió como en la vida real: hubo un ghosteo fuerte, si te he visto no me acuerdo… Ella no le volvió a contestar”.
TAMBIÉN PODÉS LEER
Tendencias en Tinder
El emoji más utilizado en Tinder en 2020 fue “??♀️”, con el que “las personas compartían incertidumbres y ambivalencia sobre el futuro”, se lee en este informe de la compañía. Respecto de lo que hay hoy y de lo que viene, Tinder informa que tiene 19% más de mensajes enviados cada día en febrero de 2021, respecto a febrero del año anterior; que las conversaciones fueron un 32% más largas durante la pandemia; que hubo un 11% más de swipes y un 42% de incremento de matches entre los usuarios de Tinder; que casi la mitad de los usuarios de la app hicieron videochat con algún match durante la pandemia.
En su ranking El futuro de las citas: Tendencias Top, Tinder indica:
- Las citas digitales serán parte de la nueva normalidad. A medida que el contacto en persona se volvía más inseguro, los usuarios recurrían a las experiencias virtuales para establecer una conexión humana. Y aunque puede haber empezado por necesidad, la cita digital ha llegado para quedarse. Según una encuesta reciente de Tinder, los que lo han probado lo ven como una forma sencilla para hacerse una idea de alguien, y el 40% de los miembros de la Generación Z de Tinder dicen que seguirán teniendo citas digitales, incluso cuando vuelvan a abrir los lugares habituales donde tenían citas.
- El contacto físico tendrá un impacto significativo. Los usuarios utilizan sus biografías para buscar afecto, como tomarse de la mano, abrazarse o que alguien les toque el pelo: el uso de la palabra “abrazarse” creció un 23%, y el de “tomarse de la mano”, un 22%. Después de pasar meses sin contacto físico, los usuarios aprecian los momentos de afecto. Así que, incluso cuando los encuentros se conviertan en algo habitual, los pequeños gestos físicos desempeñarán un papel más importante en la anatomía de las citas.
“Me parece que estamos frente a momentos de protocolizar nuestras decisiones amorosas, y lo problemático es que todavía demandamos el encuentro presencial”, dice Florencia Pavoni Perrotta, licenciada en Ciencias de la Comunicación, que se especializó en el tema de las dating apps. “Yo soy muy cautelosa con vaticinar cambios. Creo que lo que está pasando ahora (y lo que seguirá ocurriendo) es que se extiende un poco más esa instancia ‘pre-cara a cara’ buscando algún tipo de garantías previas. Lo que antes podía ser una gestión más expeditiva de la cita (‘¿nos vemos hoy a la noche?’) hoy pasa a estar sopesado por una evaluación de los riesgos, de pensar quién es el otro y qué riesgo me representa. Hay una negociación de las condiciones del encuentro. Siento que hay más ‘tanteo’ (como lo diríamos en términos cotidianos)”.
“Pero no creo que a los argentinos nos resulte la hibridez”, sigue Pavoni Perrotta, “por una cuestión cultural. También existe un hartazgo generalizado con el formato Zoom. No pienso que se impongan las citas virtuales en este contexto en el cual ya estamos experimentando cierta apertura. Sí creo en una evaluación más cautelosa hasta llegar al encuentro y en cómo se dará. ¿Voy a la casa en la primera cita o mejor me junto a comer, tomar un café, tomar algo al aire libre? ¿Quién es el otro?”.
El futuro del futuro de las citas
Para el futuro del futuro, en el año 2040, el 70% del total de parejas se habrá conocido a través de una de estas apps, según un estudio de la Universidad de Stanford (en 2017, en Estados Unidos fue el 39%). El proyecto Earth 2050, elaborado por Kaspersky y usuarios anónimos, apunta que hacia 2040 las relaciones basadas en algoritmos “acabarán con el azar o la coincidencia a la hora de conocer a otra persona. Esto podría provocar una estandarización de las comunidades reduciendo el amor a un acto de conveniencia”.
Santiago Siri, emprendedor en tecnología y hacktivista, prefiere hablar de “la tinderización de los afectos”. Dice: “No es más que otro paso en la alienación del sujeto en la sociedad capitalista, donde el tejido de comunidad característico de un barrio o de una ciudad de repente se confunde con los nuevos lazos que propone la virtualidad. No solamente tendremos citas por Zoom sino que además habrá sexting entre avatares en 3D bajo forma de animé que harán quedar a la fluidez de género como una idea conservadora”.
Podés leer este contenido gracias a cientos de lectores que con su apoyo mensual sostienen nuestro periodismo humano ✊. Bancá un periodismo abierto, participativo y constructivo: sumate como miembro co-responsable.