Aulas DUA: cómo es el enfoque que desarrolla experiencias de enseñanza y aprendizaje inclusivas y efectivas

Aulas DUA: cómo es el enfoque que desarrolla experiencias de enseñanza y aprendizaje inclusivas y efectivas

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Incorporado en algunas experiencias educativas locales e internacionales y —frecuentemente— en capacitaciones y guías para la inclusión, el diseño universal para el aprendizaje propone una forma de abordar la enseñanza que reconozca las diferencias de todo tipo entre estudiantes. Se trata de entender que no existe el “alumno promedio”, abordar la diversidad en las aulas y derribar barreras para que cada uno aprenda a su manera.

Aulas DUA: cómo es el enfoque que desarrolla experiencias de enseñanza y aprendizaje inclusivas y efectivas

Intervención: Marisol Echarri

El diseño universal para el aprendizaje (DUA) es un conjunto de principios para el desarrollo de programas educativos que ofrece igualdad de oportunidades en el aprendizaje. Este enfoque se caracteriza por la flexibilidad en las formas en que se presentan los contenidos y por contemplar la diversidad de los alumnos. Esto está alineado con su objetivo principal: lograr una inclusión efectiva en las aulas. Para alcanzarlo, pone el foco en la detección y eliminación de las barreras físicas, sensoriales, cognitivas y culturales para el aprendizaje que puedan llegar a haber en la clase. Mediante pautas concretas, el DUA ofrece estrategias y principios para la creación de metas de enseñanza, métodos, materiales y evaluaciones que funcionan para todas las personas.

Además, aborda el principal obstáculo de la enseñanza tradicional: los programas (currículos) inflexibles, diseñados “para todos”. Estos modelos generan sin querer barreras de acceso para el aprendizaje de quienes están en los extremos, como los alumnos superdotados, los que tienen dificultades específicas del aprendizaje, los que presentan alguna discapacidad, quienes viven en entornos muy vulnerables o están limitados por el idioma de enseñanza. Incluso los alumnos considerados “promedio” se perjudican con un diseño curricular pobre.

Un aula DUA: agrupamientos, movimiento, más de un adulto referente para el grupo y pautas que mejoran las condiciones para el aprendizaje. (Imagen: CAST, gentileza Verónica Martorello)

“En Argentina el DUA está mencionado en el diseño curricular de la provincia de Buenos Aires para el Nivel Primario. También hay otras experiencias en políticas educativas de provincias como Mendoza y La Pampa que también ofrecen espacios de capacitación para que los docentes conozcan el enfoque y lo lleven a su práctica cotidiana”. Quien habla es Verónica Martorello, magíster en Integración de Personas con Discapacidad a la Comunidad y Profesora de Educación Especial. Vive en el partido bonaerense de Exaltación de la Cruz y trabaja en inclusión educativa a nivel local e internacional. También es miembro de la Academia de Enseñanza Consciente para Latinoamérica y España.

En la Argentina y en la región, desde 2016 se dicta una gran cantidad de capacitaciones a docentes sobre inclusión. A partir de 2019, muchas se fueron especializando en las pautas DUA.

“Trabajo DUA como un enfoque, no como una receta o herramienta. Hay corrientes que trabajan desde el marco teórico de las neurociencias. Yo lo hago desde los principios de inclusión”, dice Silvana Corso, profesora diplomada en diseño universal para el aprendizaje (DUA), especializada en estrategias de inclusión educativa, máster iberoamericano en Integración de Personas con Discapacidad, autora y docente.

Con referentes como las argentinas Corso y Martorello y otros expertos locales e internacionales, hace tiempo que en los entornos educativos se habla sobre el diseño universal para el aprendizaje (DUA). En un principio hubo desafíos en su implementación, pero hoy, con la información y experiencia acumuladas, es un camino posible y real para mejorar los espacios escolares y dar respuestas concretas a la diversidad en las aulas.

El sistema educativo en la Argentina y los países de la región sigue teniendo una deuda pendiente con la creación de un entorno educativo integral y de un enfoque que se pueda adaptar y flexibilizar a la realidad de cada escuela para garantizar una respuesta educativa inclusiva y de calidad.

En este camino, el DUA fue incluido en la guía Fundamentos y Prácticas para la Inclusión, que el Ministerio de Educación de Nación publicó en 2019 luego de un amplio trabajo interdisciplinario y está vigente como fuente de consulta.

En lugar de poner el foco solamente en la discapacidad o la vulnerabilidad, el aula DUA propone un espacio flexible para las interacciones que posibilita el aprendizaje activo, promueve la autonomía y la autorregulación de todos.

Toman protagonismo las nuevas propuestas metodológicas, con estrategias que se centran en los diferentes ritmos de aprendizaje de los alumnos, la capacidad de aprender por sí mismos y fomentan el trabajo colaborativo.

Estos espacios son pensados en equipo junto a psicopedagogos, fonoaudiólogos, o quien intervenga en los aprendizajes para promover alumnos autónomos que roten por los rincones o estaciones de aprendizaje, con actividades variadas en base a objetivos y una evaluación diversificada.

Según las investigaciones que aplicaron el concepto de “diseño universal” a las ciencias de la educación, un diseño de aula tradicional no favorece el aprendizaje significativo ni la inclusión. (Imagen: gentileza CAST)

Corso fue profesora, coordinadora, vicedirectora y directora en distintas escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. En 2016 su trabajo por la inclusión la llevó a ser finalista del Global Teacher Prize, algo así como el Premio Nobel de la educación, que elige al mejor docente del mundo.

Durante diez años estuvo al frente del bachillerato EEM N.º2, Escuela Rumania, donde aplicó junto a los docentes el enfoque inclusivo DUA con muy buenos resultados.

Actualmente trabaja como supervisora titular de la Región VII DEM (CABA) en el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y es capacitadora en educación inclusiva. En 2020 decía: “Si hiciera política pública, los directivos y supervisores (inspectores) serían los primeros que capacitaría en estos temas”. Desde su punto de vista el enfoque inclusivo no puede dejarse librado a la voluntad de un docente determinado y el trabajo debe ser en equipo. De hecho, durante su gestión en la Escuela Rumania, generó un espacio de formación continua del profesorado DUA tanto para docentes como para supervisores y coordinadores.

El qué, el cómo y los por qué

El modelo DUA fue desarrollado a principios de los 90 por el Centro para la Tecnología Especial Aplicada (CAST) en los Estados Unidos, que con el aporte de expertos de todas partes sigue investigando y actualizando ese desarrollo.

Ayuda a los educadores a lograr que todos los alumnos alcancen el dominio del propio proceso de aprendizaje y ofrece un marco para entender cómo crear programas que atiendan todas las necesidades desde el primer momento. Colabora en la planificación de unidades de estudio y objetivos, métodos, materiales y evaluaciones con menos barreras y más niveles de desafío y apoyo. También ayuda a los educadores a identificar las barreras presentes en sus currículos actuales.

“El DUA es un enfoque, no una receta”, puntualiza Silvana Corso, que aplicó el modelo en el bachillerato en el que estuvo al frente durante diez años y en 2016 fue finalista del Global Teacher Prize.

Hay tres principios basados en la investigación neurocientífica que guían el DUA y proporcionan el marco para sus pautas:

-Proporcionar múltiples medios de representación (el “qué” del aprendizaje): entregar la información de diversas maneras, porque los estudiantes aprenden de formas diferentes. Combinar imágenes, audios, videos, esquemas, lectura, representaciones y canciones.

-Proporcionar múltiples medios para la acción y la expresión (el “cómo” del aprendizaje): todos los alumnos tienen fortalezas o habilidades que deben utilizarse a su favor. A algunos puede resultarles mejor transmitir lo que aprendieron con una evaluación escrita; a otros, en forma oral, con esquemas, representaciones, informes o videos. Es importante que exista la opción de expresar lo que saben de distintas maneras y no con una fórmula estandarizada. 

-Proporcionar múltiples medios de compromiso (el “porqué” del aprendizaje): es la motivación que debe despertar el docente en los niños para lograr un aprendizaje significativo, con componentes afectivos que incentiven a que ellos se comprometan en su propia enseñanza.

El modelo surgió como un proyecto del Centro Nacional para el Acceso al Curriculum General (NCAC), un acuerdo de colaboración entre el Centro para las Tecnologías Especiales Aplicadas (CAST) y la Oficina de Programas para la Educación Especial (OSEP) del Departamento de Educación de los Estados Unidos. Es un trabajo en colaboración con investigadores, neurocientíficos y profesionales del ámbito de la educación y la tecnología. A medida que su incidencia fue creciendo, también aumentaron los pedidos para recibir ayuda en la aplicación de estos principios al diseño curricular. Esto llevó a crear las pautas para aplicar el DUA, las cuales se organizan de acuerdo a los tres principios fundamentales del DUA. Para cada principio, hay varias pautas, cada una con un conjunto de “puntos de verificación”. 

Las pautas se seleccionan y aplican al currículum según el caso. No son una “receta”, sino un conjunto de estrategias para superar las barreras que presenta la mayoría de los programas existentes. Sirven como base para lograr flexibilidad y maximizar las oportunidades de aprendizaje. Muchos educadores ya están incorporando varias de estas pautas en sus clases.

Es importante que esas pautas no se apliquen a un único aspecto de la planificación ni solo con unos pocos estudiantes. Sirven para valorar y planificar objetivos, metodologías, materiales y formas de evaluación para crear un entorno de aprendizaje accesible a todos los estudiantes.

“Es una propuesta integradora que permite que demos respuestas personalizadas”, sintetiza sobre el DUA Verónica Martorello, especializada en integración y en educación especial. (Imagen: gentileza Verónica Martorello)

El camino hacia estas pautas se inició en los ochenta, cuando la organización CAST buscó la manera de facilitarles a los estudiantes con discapacidad el acceso al currículum general. Al principio se centró en ayudarlos a adaptarse, ‘superar’ sus discapacidades para seguir el currículo ordinario. Este trabajo se basó en las tecnologías de apoyo, las herramientas compensatorias (como el corrector ortográfico) y el software para el desarrollo de habilidades. 

Estas herramientas siguen siendo clave en todo plan educativo inclusivo pero su enfoque es muy limitado y no incorpora el papel central del entorno para determinar a quién se considera o no una persona con discapacidad

A fines de los ochenta CAST movió el foco hacia el programa educativo y sus limitaciones y se preguntó cómo les quita capacidad a los estudiantes. Enseguida se llegó a la conclusión de que las adaptaciones deben recaer sobre el currículum y no sobre el estudiante. Y como la mayoría de los programas existentes no se pueden adaptar a las diferencias individuales, son estos —y no el alumnado— los que deben corregirse.

Así fue que a inicios de los noventa, CAST comenzó a desarrollar los principios del DUA. El concepto de “diseño universal” viene de la arquitectura, implica crear entornos físicos y herramientas que puedan ser utilizadas por el mayor número de personas posible, como las rampas de acceso en las veredas, que originalmente fueron diseñadas para personas en sillas de ruedas, pero hoy son usadas por distintas personas con carritos de compras, cochecitos de niños, etc.

El concepto, abordado desde las ciencias de la educación, implica eliminar las barreras innecesarias sin prescindir de los desafíos necesarios. Por eso, los principios del DUA se basan en el acceso a todos los aspectos del aprendizaje, más allá del acceso físico al aula. “Las principales barreras por las cuales no se aplica DUA tienen que ver con la falta de información.

También, a veces, algunos enfoques como este se ven desvirtuados porque se han descontextualizado o no se han profundizado lo suficiente antes de llevarlos a la práctica y pueden perder su lógica de construcción, que es muy importante respetar”, explica Martorello.

Cómo funciona en el aprendizaje

Según el principio I del DUA —proporcionar múltiples medios de representación—, la información se presenta en un formato flexible para modificar características perceptivas. El tamaño del texto; las imágenes, gráficos, tablas o cualquier otro contenido visual; el contraste entre el fondo y el texto o la imagen; el color como medio de información o énfasis; el volumen o velocidad del habla y el sonido, la velocidad de sincronización del video; las animaciones, los sonidos, las simulaciones, la disposición visual y la fuente de la letra que se utiliza para los materiales impresos: todo esto es importante.

Porque los alumnos difieren en la forma en que perciben y comprenden la información que se les presenta. Aquellos con discapacidad sensorial (ceguera o sordera), dificultades de aprendizaje (como dislexia), con diferencias lingüísticas o culturales, pueden requerir maneras distintas de abordar el contenido. Otros pueden captar mejor la información a través de medios visuales o auditivos que con el texto impreso. 

Además, el aprendizaje y la transferencia del aprendizaje sucede usando múltiples representaciones, ya que eso les permite a los estudiantes hacer conexiones interiores, así como entre conceptos. No hay un medio de representación óptimo para todos los alumnos; es esencial ofrecer múltiples opciones de representación, que no solo garantizan que la información sea accesible para los estudiantes con discapacidades perceptivas o sensoriales concretas, sino que también facilitan el acceso y la comprensión de todos.

Las pautas DUA ofrecen puntos de verificación y ejemplos de cómo implementarlas. Hay opciones para personalizar la presentación de la información en los materiales impresos, digitales, la información auditiva y la visual. 

Respecto a la tecnología, su aplicación en este modelo permite una personalización más fácil y efectiva de los contenidos y, además, dispone de sistemas integrados de apoyo, andamiajes y desafíos que ayudan a los estudiantes a comprender, navegar e implicarse con el entorno de aprendizaje. Aprender y demostrar el uso efectivo de la tecnología es en sí mismo un resultado pedagógico importante. Incluso, el entenderla conduce a una mayor comprensión de las posibles opciones no tecnológicas que pueden utilizarse. Pero es importante que la tecnología no sea considerada como la única forma de implementar el DUA. Los medios para conseguir que todos aprendan —sean tecnológicos o no— deben ser flexibles.

La tecnología por sí sola no mejora necesariamente el aprendizaje y muchas veces presenta los mismos problemas de accesibilidad que las opciones analógicas. Sin embargo, hay una excepción crucial y es que, para algunos estudiantes, el uso de tecnología asistiva personal como un implante coclear auditivo, una silla de traslado motorizada o anteojos es esencial e imprescindible para un acceso físico y sensorial básico al entorno de aprendizaje. En otras palabras, la tecnología no es sinónimo de DUA, pero sí desempeña un papel importante en su aplicación.

La organización CAST, de los Estados Unidos, trabajó en los 80 sobre cómo estudiantes con discapacidad podían “adaptarse”, concepto que evolucionó y hoy propone  que es el entorno y el sistema los  que deben adaptarse a la diversidad de las personas, y así surgieron los principios y las pautas del DUA.

La evidencia científica

El DUA es un marco científicamente válido en educación. Se basa en uno de los hallazgos más repetidos: los estudiantes son muy variables en sus respuestas ante el proceso de enseñanza-aprendizaje. En la inmensa mayoría de las investigaciones, las diferencias individuales son evidentes en los resultados, son muy destacadas y suelen tomarse como fuentes de error y distracciones. El DUA, en cambio, trata estas diferencias como un importante punto a atender. En su trabajo Diseño universal para el aprendizaje: eliminando barreras a través de opciones, publicado en la revista científica Journal of Neuroeducation, Elise Yerkey (especialista en implementación de CAST en la California Collaborative for Inclusive Literacy) explica que, en Estados como California, el DUA ha sido muy aplicado e integrado en políticas educativas, marcos curriculares, sistemas de apoyo y responsabilidad y aprendizaje profesional. Estas prácticas basadas en la evidencia y la investigación son citadas como vías hacia la inclusión y son importantes en contextos de brechas de rendimiento entre estudiantes con distintas realidades.

El diseño para las necesidades de una gama tan amplia de alumnos se construye sobre los conceptos fundamentales del enfoque del DUA: 1) las barreras existen en el diseño, no en los estudiantes; 2) la variabilidad es la norma, es contextual y se puede planificar y 3) un resultado del DUA es la experiencia, cómo uno aprende.

Son nociones básicas, que surgen de décadas de investigación en neurociencia, ciencias del aprendizaje y psicología cognitiva.

“Hace más de veinte años que trabajo en educación inclusiva y siento que el enfoque DUA es muy orgánico, es una propuesta integradora que permite que demos respuestas personalizadas”, afirma Martorello. También ordena mucho al momento de detectar lo que dentro del modelo se denomina ‘el qué’ del aprendizaje, cuando todavía hay mucha confusión sobre qué les pedimos a los estudiantes o —dentro de una consigna— qué es lo que les vamos a pedir que resuelvan. A veces, para algunos alumnos que necesitan diversos tipos de apoyos es crucial que tengamos claridad sobre qué les vamos a pedir”.

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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN, y fue publicada originalmente el 22 de julio de 2022.

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