Ariel Staltari les cuenta a los lectores cómo la actuación lo ayudó a superar una leucemia- RED/ACCIÓN

Ariel Staltari les cuenta a los lectores cómo la actuación lo ayudó a superar una leucemia

 Una iniciativa de Dircoms + RED/ACCION

Después de ser entrevistado por RED/ACCIÓN, el actor y guionista de Un gallo para Esculapio aceptó responder preguntas de nuestros miembros y seguidores. Ganador de varios Martín Fierro, Staltari les contestó a través de videos.

Ariel Staltari les cuenta a los lectores cómo la actuación lo ayudó a superar una leucemia

Foto: gentileza Ariel Staltari

El mes pasado entrevistamos al actor y guionista Ariel Staltari. Nos contó cómo vivió el éxito rotundo de Un gallo para Esculapio, habló sobre los personajes que le tocó encarnar en su carrera, repasó cómo era su vida antes de descubrir la actuación y cómo convertirse en actor lo ayudó a superar una leucemia. Además, aceptó la propuesta de RED/ACCIÓN y respondió preguntas que los lectores enviaron a nuestro mail y WhatsApp.

¿Qué le preguntaron los lectores?


Eva Marabotto —En el Hospital Posadas te recuerdan con gran cariño, siguen tu carrera y festejan tus éxitos como propios. ¿Cómo surgió ese vínculo en el peor momento de la enfermedad?

Si no podés ver el video, acá está la respuesta:

Ariel Staltari —Hola, Eva, ¿cómo estás? Para mí también es un cariño recíproco que tengo con el Hospital Posadas. No solo porque me trataron ahí, me salvaron la vida, sino porque además ahí nací, mi mamá me tuvo ahí, así que le guardo un cariño importante. Un cariño importante a los profesionales de ese hospital, a los que me salvaron la vida y hoy son amigos míos: hematólogos, un grupo de hematólogos increíble. Gente muy linda, muy buena, muy dedicada a su vocación, a salvar vidas. Y eso de una u otra forma va a establecer de por vida un vínculo con el hospital, un vínculo de amor, de dedicación y de solidaridad con todo lo que el hospital también necesite. Así que creo que ahí queda un poco la respuesta de tu pregunta. Te mando un beso grande y un beso grande, de paso, a todo el Hospital Posadas y a todos los que lo integran. Chau, gracias. 


Romina Abregu, mamá de Santino —Leer tu historia de vida me conmovió. Mi hijo fue diagnosticado con la misma enfermedad a los 5 años. Ahora tiene 8, ya terminamos el tratamiento hace más de un año y desde el minuto cero se refugió en el arte, en la música. ¿Creés que la enfermedad te dio ese empujoncito que necesitabas? ¿Qué consejo me darías con respecto a mi hijo y su pasión por la música y qué consejo le darías a él? Muchas gracias y amé a Walter.

Si no podés ver el video, acá está la respuesta:

Ariel Staltari —Hola, Romina, hola, Santino, ¿cómo estás?, querido, guerrerito, lindo. De guerrero a guerrero, se dice así a la gente que pasó por estas situaciones así que siento que en algún punto estamos conectados. Acerca de la pregunta que me hacés, Romina, con respecto a él, qué debería hacer, la verdad es que no tengo un camino cierto o certero para seguir. Lo único que sí puedo decirle y hablarle desde mi propia experiencia, es que a partir de haber descubierto la postura de poder llegar a alcanzar un sueño como lo fue el camino del arte, entendí que el arte puesto en función de mejorar una vida, como digo yo siempre, es lo mejor que te puede pasar y es lo que más te puede llegar a aproximar a curar heridas y a salvar tu propia vida. Así que yo lo que le diría a Santino es que juegue, que se divierta mucho, que no enmarque nada en un lugar de solemnidad y de querer obtener un resultado porque eso, a la larga, no sirve. Lo que sí sirve es lanzarse y jugar. Si es en la música será en la música, será en la actuación, será en lo que él se proponga hacer y en lo que él ame hacer. Y apoyarlo, apoyarlo mucho, contenerlo, y mostrarle que hay un camino posible en el que uno se puede desarrollar como artista. Así que mi consejo más sano es que estén atentos a lo que él sienta, a lo que vos sientas, Santino, y que se lance al juego, a lo lúdico. Y aunque mañana se transforme en la carrera o en la profesión donde le terminen inclusive pagando, por cantar o por actuar o por lo que sea, que lo siga siempre, siempre, siempre encarando como un juego. Porque el día que nos olvidamos de jugar, lamentablemente, se pudre todo. Así que te mando un beso enorme, Santino, te quiero, te deseo el mayor de los éxitos. Tenés que tener confianza y creer en vos, que algún día llega, te puedo asegurar que llega. La oportunidad, llega. Bueno Romina, chau, un beso grande, saludos a la familia.    


Matías Medina —En ese instante cuando descubriste que querías ser actor: ¿qué te pasó en el cuerpo? ¿Se te hizo un nudo en la garganta? ¿Fue un instante de paz? ¿Luego de ese día empezó a mejorar tu salud? Un abrazo.

Si no podés ver el video, acá está la respuesta:

Ariel Staltari —Hola, Mati, ¿cómo estás?, ¿todo bien? Están buenas las preguntas que me hacés. El día que yo me di cuenta que podía llegar a cambiarme la vida el arte o la actuación, específicamente, es algo que recuerdo todos los años porque doy clases de actuación en Martínez, y a cada uno de mis grupos y todos los años que comienzan, siempre les hago el mismo ejercicio: los pongo frente al escenario, con la luz encendida, y los hago reflexionar acerca de la imagen que ven ellos, la imagen que se les presenta frente a sus ojos, porque esa misma imagen fue la imagen que yo vi el primer día que entré al estudio de teatro de Lito Cruz. Entré y ahí, ahí pude entender todo. No sé qué sentí: un nudo en la garganta, se me erizó la piel, sentí todo eso junto, una revolución. Me emocioné. Me emocioné profundamente y sentí que había encontrado la razón de ser. Entendí todo, me cayeron todas las fichas al mismo momento y dije: es esto, es por acá, acá me siento bien, esto es lo que me hace feliz. Y, bueno, a partir de eso me dejé llevar. Me dejé llevar y la ola me fue arrastrando. Después vino Okupas, se transformó en un juego un poco más profesional donde ya me empezaron a pagar, y así se fue construyendo el camino: metrito a metrito, centímetro a centímetro. Y hoy, 19 años después, me paro frente a grupos y doy clases, escribo, actúo, me divierto, dirijo. Así que, digamos que si bien previamente yo venía teniendo un camino musical porque tocaba, tenía una banda de rock y demás, desde lo actoral, que fue lo que realmente me salvó la vida, me empecé a dar cuenta en el mismo momento que vi el escenario con la luz bañándolo, y ahí entendí todo. Así que creo que está ahí un poco la respuesta de todas las preguntas que me hiciste, Mati. Te mando un abrazo, gracias.       


Patricia Giselli  —Trabajo en salud hace 35 años, en una maternidad del conurbano. Cuando mi viejo enfermó de un cáncer de colon nos contactaron con el Posadas. Aunque no vivió mucho tiempo después del diagnóstico, mi viejo fue muy bien atendido y quería saber si simplemente tuve suerte. Sé que vos también estuviste bastante tiempo atendiéndote ahí y quería preguntarte qué pensás acerca de cuáles son las limitaciones, qué cosas, en términos de salud pública, creés que se pueden cambiar. ¡Gracias!

Si no podés ver el video, acá está la respuesta:

Ariel Staltari  —Hola, Patricia, ¿cómo estás? Mucho gusto. La verdad que yo sí tuve mucha suerte en el Hospital Posadas, me atendieron muy bien. Lamento la pérdida de lo que me contaste con respecto a tu papi. Siento que, obviamente, la salud pública es algo que no debemos, bajo ningún punto de vista, perder. Es un derecho, es nuestro patrimonio y es algo que tiene que ser muy, muy bien cuidado, como la educación pública. Es algo que tenemos los argentinos y que es un privilegio que no tienen muchos a nivel mundial. Con todas sus falencias y con todo lo que significa mover el aparato y estar al servicio de problemas muy complejos como los que tiene la salud y las enfermedades graves u oncológicas, ni hablar, donde hacer un tratamiento es hipercaro, donde, si no te da una mano el Estado sería imposible de costear para un humilde laburante, como en ese momento era mi papá y lo sigue siendo . Y, con un hijo con leucemia, quería llevarme a cualquier parte del mundo pero no le hubiese alcanzado vender la única casita que tenía para poder solventar el gasto de mi tratamiento, ni vendiendo 20 casas. Entonces, digo que a mí me terminó salvando la salud pública. Los profesionales que están ahí son profesionales de primera línea, que hacen congresos, que viajan por el mundo, solo que en la salud pública lo que falla muchas veces es la infraestructura o los equipos o los insumos. Pero el nivel profesional, el nivel humano o la calidez, es algo que muchas veces puede llegar a suplir todo lo otro aunque de la tecnología uno no puede zafar. O de ciertas drogas oncológicas específicas, o de las que sean. De los medicamentos específicos uno no puede zafar, los necesita y los necesita. Y no podés interrumpir el tratamiento porque no contás el cuento. Entonces yo creo que le daría mucha pelota a no descuidar nuestra salud pública, nuestra educación pública, que es a la larga lo que nos va a salvar como seres humanos y lo que nos va a hacer crecer como argentinos. Un país bien educado, bien alimentado y con una buena salud, es muy probable que sea una potencia. Y ahí está un poquito el problema de todo lo que nosotros padecemos, lamentablemente. Bueno, no sé si me fui muy por las ramas o me puse muy solemne pero es lo que simplemente, humildemente, siento yo. Te mando un beso. Chau.


 Yo, un milagro: Ariel Staltari, el actor que le ganó a la leucemia y se pone en la piel de personajes marginales