El nuevo presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) está preocupado por lo que se viene, pero se muestra optimista respecto a que la Argentina puede salir de esta crisis. Gonzalo Tanoira es el director de tres empresas de la familia: la citrícola San Miguel, el grupo Peñaflor y Quilvest el banco boutique que el grupo Miguens-Bemberg posee en Europa. Pero además es un empresario convencido del rol social de la empresa. En esta breve entrevista dice que hay que aprovechar esta crisis para salir adelante con una economía más sustentable e inclusiva.
—¿Cuál será el rol del sector privado en reactivar a la Argentina en la pospandemia?
—Creo que el sector privado tiene un rol primordial en la reconstrucción de la economía de nuestro país. Durante años hemos estado dejando en manos del sector público tareas que son intrínsecamente del sector privado, como la generación de mano de obra en empleos que produzcan valor agregado para nuestra nación. Después de cada crisis, la gente que pierde su trabajo en el sector privado por falta de competitividad, termina dependiendo del Estado. Esto hace un Estado cada vez más grande y cada vez más imposible de sostener por el sector privado. Es hora de cambiar las recetas. Dar un giro de 180 grados y pasar de un círculo vicioso a un círculo virtuoso. Un modelo que se retroalimente positivamente en el que menores impuestos hagan que haya más inversiones y así sucesivamente.
—¿Qué medidas le gustaría ver del gobierno y cómo pueden facilitar el trabajo de los empresarios?
—El gobierno ha dado señales de querer apoyar a las empresas en problemas. Porque se da cuenta de que tiene que mantener el espíritu emprendedor y las fuentes de trabajo. Eso es una muy buena señal. Si siguiera por ese camino, reduciendo impuestos, eliminando trabas y burocracias, facilitando permisos y simplificando las tareas que debemos hacer los empresarios, estaría generando condiciones más propicias para que se invierta más, que es en definitiva lo que necesita el país. Necesitamos contar con reglas estables en el tiempo para poder calcular cuál va a ser el retorno sobre las inversiones, algo clave a la hora de conseguir inversores que crean en nuestro país.
—¿Hay clima para lograr grandes acuerdos?
—Hay una enorme ebullición dentro de la dirigencia, tanto en los políticos como en los empresarios y el mundo sindical. Todo el mundo está trabajando, haciendo planes y presentando propuestas. Pero me parece que falta alguien que coordine todas esas propuestas y que genere un diálogo constructivo para entender cómo esas propuestas muchas veces opuestas terminan conformando un único plan implementable, que no responda a los intereses de un sector sino que esté pensado para el desarrollo sustentable e inclusivo de un país. Respetando la propiedad privada, la libertad de emprender y la libre competencia del mercado.
—¿Cómo se recupera la confianza?
—Es un largo camino y solo se recupera con el ejemplo. Si la ciudadanía ve líderes que pueden trabajar en forma conjunta, que pueden dialogar poniendo sus propios intereses de lado, y buscando el bien principal del país en su conjunto, yo creo que se puede bajar ese nivel de confrontación que existe en la sociedad. Nos estamos enfrentando a nuestra mayor crisis, algo que nunca vimos hasta acá. Eso puede dividirnos o unirnos. Si elegimos la unión creo que la confianza se puede recuperar muy rápidamente. Pero son los dirigentes los que tenemos que dar el ejemplo de que se puede trabajar juntos.