Sería pecar de inocente ignorar el hecho que una gran mayoría del empresariado argentino apoyó a Mauricio Macri para que llegara a la presidencia y que a pesar de que muchos de ellos dicen estar decepcionados, lo van a volver a votar en las elecciones de octubre. Pero eso no quiere decir que no tienen claro la necesidad de conformar espacios de diálogo y apuntar a construir consensos. Su argumento es que gane quien gane las próximas elecciones, Argentina tiene el desafío, que no es ideológico, de poder construir un crecimiento inclusivo y sostenible en un marco democrático.
Con ese objetivo en mente, cerca de 500 empresarios, ejecutivos y emprendedores se reunieron este miércoles en el XXII Encuentro Anual de la Asociación Cristian de Dirigentes de Empresas (ACDE). La “Argentina Posible” fue el nombre del encuentro de este año. Martín Otero Monegur, quien presidió el evento, puso énfasis en que los empresarios tienen que hacer una autocrítica, aceptar que en la Argentina existe una pluralidad de opiniones y que la única forma de avanzar es “tendiendo puentes en pos de lograr los
consensos imprescindibles”. Varios de los presentes hicieron referencia al tema de la corrupción y criticaron el rol que alguno de sus pares tuvieron en las causas”.
El encuentro lo cerró el propio Mauricio Macri. Y a él le entregaron un documento con las principales conclusiones que sintetizan las propuestas que los dirigentes de ACDE presentan para que la Argentina Posible sea una realidad.
Los presentan como “los pilares fundamentales para la construcción de un proyecto de desarrollo de país, basados en el capital humano como centro del crecimiento inclusivo; la reconstrucción del capital social y la confianza en las instituciones”.
- Foco en el desarrollo de habilidades socioemocionales y formación digital de los jóvenes en el ámbito educativo y como cultura empresarial, factores clave de empleabilidad.
- Ejemplaridad de los dirigentes y compromiso para que la educación se transforme en política de Estado.
- Mejorar el contrato social para superar el problema estructural de la pobreza, a través de acciones concretas para dar legitimidad al tercio vulnerable de los argentinos.
- Tender puentes de confianza y amistad cívica entre diferentes visiones para identificar problemáticas y construir el andamiaje institucional necesario.
- Promover transparencia en el sector judicial como herramienta de la ciudadanía para hacer cumplir las leyes y las normas.
- Generar consensos dentro de un mismo sector y con el Estado para transferir experiencias a otros sectores de la economía y acelerar el desarrollo sostenible.
- Promover una visión compartida de la transformación digital entre los distintos sectores y que sea parte de la visión estratégica de la Argentina.
- Transformar el desarrollo científico y tecnológico en bienes y servicios para la sociedad, a través de los emprendedores y empresarios.
- El liderazgo se ejerce inteligentemente, desde lo colaborativo. Ir del disenso al consenso, a través del proceso de construcción de confianza.
Hubo especial hincapié en la urgencia de atacar la pobreza mediante una revolución educativa y mejorar las instituciones.
Y se enfocaron en objetivos realistas. Dan como ejemplo el boom de la industria del software, que se empezó a alentar con la ley de 2004 y que hoy genera US$ 1.800 millones de exportaciones y representa más de 100 mil empleos en el país”.
Eduardo Bruchou, co-fundador y director de Digital House, se refirió a la transformación digital. “La transformación no es tecnológica, sino cultural. Lo digital es por capas. En digital no estoy más solo, sino con el otro. Es decir, necesito ayuda, poder equivocarme, medir, corregir y volver a hacer” explicó.
Bruchou destacó la importancia de la ley de la economía del conocimiento y destacó que “las oportunidades son enormes. Las empresas están reinventando a su personal y las transforman en digitales”.
El presidente de Accenture, Sergio Kaufman, dice que “hay que pensar en grande”. Y explicó que en el nuevo modelo es el trabajo intelectual como capital. “La diferenciación pasa por el capital humano. La inversión en innovación no genera desempleo. Las políticas de Estado pasan por cómo manejo la transición de la gente”.
El presidente Ejecutivo del banco Santander, Enrique Cristofani, resaltó la importancia de la educación. “Vengo de la escuela pública, tanto secundaria como universitaria. Y ahí lo bueno es el contacto con una población diversa”. Y dice que “el mundo empresario es diverso. Creo que en la Argentina en los últimos años hay una parte de la sociedad que se dio cuenta que somos un país inviable con 30% de pobres y se compromete para cambiar y aportar cosas por el país”, apuntó.
Facundo Manes, el fundador del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y alguien que tiene aspiraciones políticas, dijo que es indispensable invertir en ciencia y tecnología vinculada a la producción”. Y explicó que “un país de 45 millones de habitantes no puede vivir sin tecnología o ciencia propia. Tenemos que hacer una revolución del conocimiento”.
En su presentación fue desafiante: “Con este nivel de división, vamos a seguir en un país que nos hace más pobres y menos educados. En la Argentina no reconocemos nuestros problemas. Pensamos que somos ricos, cuando no contamos con tantos recursos naturales. Invertimos muy poco en la ciencia y tecnología vinculada a la producción”. Y cerró advirtiendo que “no invertir en el cerebro de los argentinos es inmoral. El crecimiento económico, sin inversión en la gente, genera más desigualdad”.
El CEO de una de las empresas más grandes del país, que no quiso ser nombrado, resumió algo que algunos también repetían durante los cafés: “Yo quiero que gane Macri, pero tengo la esperanza que hemos madurado como sociedad y si gana la fórmula Fernández-Fernández, muchas de las cosas que se conversaron acá se pueden implementar como políticas públicas que van más allá del gobierno de turno”.
En su discurso de cierre del encuentro, Macri, reconoció la incapacidad de dialogar y de escuchar de los argentinos para lograr consensos. “Pero para eso, algo hay que ceder. En tres años y medio que llevo como Presidente, me canso de recibir gente que me dice que tengo razón, pero cuando llegan a la puerta me dicen ‘pero la mía está, ¿no?'”. Y desafió a los empresarios a tomar protagonismo y asuman la responsabilidad.