Sin ir tan lejos como Yuval Noah Harari, el historiador y escritor israelí que en su último libro, 21 lecciones para el siglo XXI, profesa de manera apocalíptica que en menos de veinte años “miles de millones de personas se volverán innecesarias desde el punto de vista económico”, lo cierto es que el mundo del trabajo está en plena transformación.
La concepción del trabajo ya no es la misma que hace unas décadas atrás. Hoy existen muchas opciones más allá del trabajo tradicional, full time, de 9 horas por día. Los especialistas en recursos humanos, mientras observan el crecimiento de los trabajos part-time y freelance, se preguntan por qué las personas tienen que tener un solo trabajo o por qué tienen que ser empleadas para que un modelo de negocios funcione.
Un formato de trabajo que es tendencia en el mundo es el job sharing. En la Argentina esta modalidad todavía es incipiente, pero se utiliza bastante en países europeos como Suecia, Suiza, Alemania e Inglaterra. Bajo este formato, un puesto de trabajo se comparte entre dos personas; por ejemplo, para el cargo de gerente de marketing, hay dos personas asignadas a ese rol que trabajan en horarios diferentes.
Juan Pablo Peries, gerente de Randstad, una consultora de recursos humanos, explica las ventajas de esta modalidad: “Por un lado se hace para que sea menos costoso si una de las personas decide renunciar, y por otro lado, en posiciones medias y altas, se observa que la sinergia que se genera entre las dos personas (cada una con sus visiones, ideas y formas de trabajar) enriquece la producción”.
Otro formato laboral que está en pleno crecimiento es la “gig economy” o economía de changas. Se trata de un mercado laboral que creció exponencialmente a partir del surgimiento de plataformas tecnológicas como Glovo, Rappi y Uber, entre otras. Los trabajos que ofrecen estas plataformas son “changas” y no requieren de un alto nivel de conocimiento; por el contrario, puede ser algo tan simple como manejar un auto o una bicicleta.
Sin embargo, un problema para las personas que trabajan en una “gig economy” en la Argentina es el atraso que existe en materia de derechos laborales. “Hoy en día nuestras leyes consideran que el trabajo adecuado es a tiempo completo, 8 o 9 horas por día, de lunes a viernes. Ese marco estaba bien hace unas décadas atrás, pero deja de lado a los nuevos trabajadores, que hoy carecen de un montón de derechos”, dice Peries.
Cantidad de horas de trabajo
Para los que fantaseamos con la idea de que en un futuro -no tan lejano- podamos trabajar menos horas por día, hay esperanzas. La premisa entre los especialistas consultados es que las horas de trabajo tenderán a disminuir. Esto se deberá a que las clases más altas, con ingresos más elevados, optarán por trabajar menos. Por otro lado, los cambios en el sistema de valores de las nuevas generaciones lleva a que prioricen más los trabajos flexibles de menor carga horaria que aquellos de tiempo completo. Por último, menciona Peries, hay casos en donde es más productivo tener empleados trabajando menos horas.
“Dentro de 30 años la gente va a trabajar menos que nuestros abuelos que trabajaban en el campo de sol a sol y que los baby-boomers en las organizaciones, porque la tecnología realizará muchas de las tareas que hoy nos sacan tiempo”, explica Paula Molinari, presidente de Whalecom, consultora de recursos humanos. La especialista agrega que si bien se va a trabajar menos, se necesitará por parte de los empleados más pensamiento abstracto. Los trabajos requerirán más complejidad de pensamiento, más análisis de información y más conocimiento.
Manejo del tiempo
Por otro lado, las personas buscan cada vez más manejar sus propios tiempos. Molinari cuenta que en una encuesta que realizó para su último libro, Desencajados, en la que se consultó a 4.300 personas de diferentes edades y en actividad laboral, cuáles eran los atributos que más valoraban de un trabajo: el segundo ítem más mencionado fue la gestión del tiempo.
Según la especialista, esta preferencia se relaciona con el aumento de los trabajadores del conocimiento, quienes no están dispuestos a tener un jefe controlando sus tiempos y acciones. Tampoco lo necesitan, ya están lo suficientemente motivados para trabajar por sí solos.
Peries también observa un enorme deseo de las personas por tener mayor flexibilidad horaria. De ahí el boom de las nuevas modalidades de trabajo, como el freelancing -una forma de trabajo en donde la persona realiza trabajos de forma independiente de acuerdo a su área de conocimiento- y la “gig economy”, porque le permiten a uno estar tomando café con un amigo a las 4 de la tarde y a las 10 de la noche estar trabajando. El especialista opina que cada vez habrá más trabajadores que busquen este tipo de empleos.
Cómo llegamos a esto
Molinari señala algunos factores que generaron estos cambios en la concepción del trabajo. En primer lugar, nombra a la nueva tecnología. “La tecnología te da acceso a la información y te permite ver cómo viven los demás en otro lado, lo que puede llegar a modificar tus aspiraciones”, dice. La globalización también es otro causante al transformar el mercado de trabajo local en uno mundial. “Los chicos que nacieron con Internet tienen como mercado de empleo a todo el planeta, no tienen límites”, comenta la presidenta de Whalecom. Y así surge la tendencia de los jóvenes de ir a juntar limones a Nueva Zelanda, entre tantas otras. “El motivo no es juntar limones, es tener una experiencia afuera, cruzar el mar, hablar otro idioma, aprender de otra cultura, conocer gente nueva; y se convierte en una aventura”, agrega.
Un tercer factor que menciona la especialista es el cambio en las aspiraciones de las personas. “Cambió lo que la gente quiere del trabajo, y no solo del trabajo sino de todo, de la familia, del amor, del tiempo libre, de la vida en general”.