Inició el miércoles la COP1 del acuerdo regional que busca garantizar el acceso a la información, la participación pública y la justicia en asuntos ambientales. ¿Por qué los representantes del público ya hablan de una COP exitosa? Lo analizamos en una edición que tiene, como plus, información para, por y sobre una de las fechas ambientales del año: el Día de la Tierra.
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¡Empezó la COP1! No, esta no es una newsletter que se remonta a Berlín de 1995 cuando se celebró la primera COP climática. No. Estamos en el 22 de abril de 2022 y, si bien los tengo acostumbrados a la Conferencia de las Partes (COP) de la política climática internacional, desde el miércoles se nos suma otra COP a la cobertura en PLANETA. Otra COP que, valga la aclaración, es no menos importante: la COP del Acuerdo de Escazú.
Si seguimos con la relación con la COP climática, podríamos decir que lo que inició se asemeja a lo que ocurrió en 2016. Los países ya no se reunían para llegar a un acuerdo, ahora se trataba de ver cómo empezar a implementar eso que habían consensuado un año antes: el Acuerdo de París. Bueno, con un mismo proceso de décadas, con misma expectativa y misma incertidumbre, inició una conferencia a partir de un acuerdo ya consensuado, pero sobre el cual ahora viene lo importante, aquello que realmente lo hará histórico: su implementación.
"Vendrán tiempos complejos. Por eso, América Latina y el Caribe debe hacer un llamado al mundo. La justicia y la democracia ambiental son posibles, como lo demuestra el Acuerdo de Escazú. Es esta una jornada histórica", expuso en la apertura de la conferencia Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Interino de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de Naciones Unidas bajo el cual se enmarca el acuerdo.
Hay algo en lo que, afortunadamente, esta COP de Escazú difiere de mi segundo hogar -las COPs climáticas- y es el hecho de que es una conferencia donde la participación de la sociedad civil va más allá de abrir el micrófono al final del plenario, cuando -valga aclaración- ya no hay nadie en la sala y nadie escucha. Aquí, la participación del público no es un mero etiquetado en las palabras del acuerdo, es algo que también se debe ver garantizado a lo largo de todo el proceso de negociación por su implementación. Es un proceso en el que hay representantes del público con voz y participación activa. En esto —y más— la COP de Escazú puede marcar un antes y un después.
- El Acuerdo de Escazú o ese acuerdo que todos debiéramos tener leído. 39 páginas. Esa es la extensión de un acuerdo que, impreso en el tamaño más chico que una hoja A4, llegó a mis manos por primera vez en septiembre de 2018 cuando se inició el proceso de firma en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos. Esa fue mi primera cobertura, mi primer artículo, mi primer trabajo en RED/ACCIÓN. Por lo que hoy escribir sobre Escazú es recordar también la importancia de cubrir los asuntos ambientales de una forma sostenida en el tiempo.
El Acuerdo de Escazú está escrito en un lenguaje muy simple, no tiene nada que ver con el inentendible artículo 6 del Acuerdo de París. Todos los acuerdos tienen una incidencia para nosotros, pero particularmente el Acuerdo de Escazú es un acuerdo realizado por el pueblo y para el pueblo. De allí que, leerlo, saberlo, comprenderlo diría que es algo que —si aún no han hecho— se lo anoten para hacer, pronto, ¿ya?
¿Por qué es tan importante para cada uno de nosotros este acuerdo? Básicamente porque busca dar garantías en torno a tres ejes: el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia, los tres en asuntos ambientales. El Acuerdo de Escazú es una herramienta que estructura esa participación que ya se nos tuviera que estar garantizada, pero que, ante la ineficacia de ello, se presenta como marco ordenador complementario fundamental. Escazú nos permite, por ejemplo, que podamos pedir información ante un proyecto que puede tener un impacto en el ambiente, que exijamos participación ante una actividad como la exploración offshore en costas de Mar del Plata, que no se nos deje a un lado en todo aquello que hace al impacto en el ambiente.
El carácter más histórico que se le confiere a este acuerdo es la incorporación de la protección de los defensores ambientales. ¿Y por qué lo histórico? Escazú es un acuerdo para América Latina y el Caribe, región que coincide con ser —conforme el anual reporte de Global Witness— la región más peligrosa para los defensores ambientales. En pocas palabras, los defensores son amenazados, violentados, perseguidos, incluso asesinados por las causas que defienden.
Como todo acuerdo, Escazú no sólo es simple en sus palabras, también suena hermoso. Y sabemos que, en el contexto de crisis climática y ecológica, necesitamos más, mucho más, que eso. De allí que lo que comenzó con esta COP1 es lo más importante: cómo se va a formalizar la implementación del acuerdo y cómo se hará en la mayor cantidad posible de países de la región. Esto nos lleva al siguiente punto.
- La primera COP, de muchas. Lo que inició entonces es la primera Conferencia de las Partes —de allí las siglas de COP— del Acuerdo de Escazú, la COP1, que tendrá el enorme desafío de hacer que ese librito de 39 páginas se transforme en una realidad histórica para la región. Si bien en el siguiente apartado vamos a profundizar en los avances de esta primera edición, podríamos decir que hay dos grandes objetivos que tiene esta COP1.
El primer objetivo está en la parte más técnica y hace a realizar las definiciones necesarias que guíen una efectiva, justa y ambiciosa implementación del acuerdo.
El segundo objetivo está en la parte más política y es que más países se sumen al Acuerdo. De los 33 países de América Latina y el Caribe, sólo 12 lo han ratificado y 24 lo han firmado. Y si queremos que el acuerdo funcione a nivel regional, si queremos que dé garantías para todos lo ciudadanos de la región, necesitamos que toda la región se comprometa. ¿Es igual la participación de los países en la COP? Por supuesto que no. Solo los países que han ratificado el acuerdo (esos 12: Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Ecuador, Guyana, México, Nicaragua, Panamá, San Vicente y las Granadinas, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, Uruguay), tienen poder de voto y decisión. El resto puede participar, puede opinar, pero no puede votar ni decidir. Tales son los casos de Chile y Costa Rica, protagónicos impulsores del acuerdo, hoy reencauzados o próximos a perderse en el rumbo.
Recuerdo que en el inicio de la firma en Nueva York todos murmuraban el hecho de que no estuviera Chile, país que había históricamente impulsado el acuerdo. El gobierno anterior de Sebastián Piñera se mantuvo firme en la defensa de, siquiera, no firmar el acuerdo. El nuevo gobierno de Gabriel Boric fue en la dirección totalmente contraria, pero ya sobre la hora de la COP1. Mientras que la adhesión al acuerdo espera su aprobación en el congreso chileno, Boric abrió la conferencia por ser Chile la sede de la conferencia (debido a que allí se ubica la CEPAL) y sabiendo que su país solo participará como observador.
Con un histórico protagonismo en defensa del Acuerdo y hoy anticipando el posible cambio contrario de rumbo que tome el gobierno electo, Costa Rica es otro de los ejemplos de cómo, en la espera de una ratificación que quizás no llegue, se servirá del peso de la sociedad civil y otros actores para hacerlo valer. ¿Se acuerdan del We are still in de múltiples actores en Estados Unidos en contraposición de la decisión del gobierno de Donald Trump de salirse del Acuerdo de París? Bueno, tengo la esperanza de que pueda ocurrir algo así entre la teoría y la práctica en países de la región.
- Un inicio con expectativas para una región en competencia y en crisis. Desde ya que el inicio de la COP se vivió con alegría y mucha expectativa, pero sobre la base de una realidad de la que muchos de sus ponentes iniciales no se mostraron ajenos: América Latina y el Caribe es una región que no actúa en conjunto en materia de política ambiental. Ni hablar de política climática, donde en las COPs los he visto más peleándose entre ellos que uniéndose para defender objetivos comunes.
Ya nos lo decía en plena pandemia y con ella como contexto el presidente de la última COP que se hizo en suelo latinoamericano Manuel Pulgar Vidal: "América Latina está fragmentada hace más de 20 años. Se ve en lo económico, ideológico, político y en la propia capacidad de articular decisiones. Puede ser que a partir de la unificación temática que esta pandemia nos trae, la población es más capaz de entender la relación entre salud, clima, naturaleza, economía y desarrollo (...) Es cierto que esta pandemia profundiza inequidades, más bien iguala desigualdades. No es que este tipo de situaciones no existiesen antes, existían en los países más pobres; por ejemplo algunas zonas de la región lo sufren con el dengue. Fruto de ese igualamiento de la desigualdad, probablemente podamos desarrollar algunos elementos de la agenda común desde la cooperación. En el desafío está la oportunidad".
Quizás el Acuerdo de Escazú pueda servir para que los países de la región dejen de competir y vean en la acción ante la crisis climática y ecológica -en todo su espectro- la necesaria oportunidad de un mejor futuro y presente para la región. Las palabras de Boric a este respecto fueron las más acertadas: "Las fronteras se quedan chicas. No podemos enfrentarnos por separado. No podemos vanagronearlos cuando a nosotros nos va bien si al país de al lado le va mal (...) O nos salvamos juntos, o nos hundimos por separado". Veamos qué tenemos que esperar de esta primera COP para, al menos, posicionarnos mejor sobre el barco, juntos.
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¿Por qué los representantes del público ya hablan de una COP exitosa? Previo al inicio de la conferencia se sabía que ayer, la segunda jornada, era EL día de la edición de esta COP. Finalizadas las actividades en la noche, tuvimos la oportunidad con Climate Tracker -iniciativa en la que soy mentora para acompañar a periodistas de la región en su cobertura- de conversar con algunos de los representantes electos del público ante el Acuerdo y coincidieron en que con lo avanzado ayer -en medio de una polémica y difícil jornada- ya se puede considerar a esta COP1 como exitosa. Veamos por qué.
- Se aprobaron las reglas de procedimiento y las reglas del Comité de Apoyo a la Aplicación y el Cumplimiento. Y se lo hizo con los textos que venían siendo trabajados por los distintos actores involucrados. ¿De qué se tratan estos textos?
Por un lado, las reglas de procedimiento establecen cómo será el funcionamiento del proceso de negociación para la implementación del acuerdo y de sus reuniones en las COPs. Lo más importante en ellas era asegurar una amplia participación del público y sobre este tema, ya veremos, estuvo la polémica o el intento de ella.
Por otro lado, el artículo 18 del Acuerdo de Escazú establece un Comité de Apoyo a la Aplicación y el Cumplimiento como órgano subsidiario de la COP que promueva la aplicación y apoye a las partes en su implementación. Ayer, se aprobaron las reglas respecto de cómo será su composición y su funcionamiento. Para Natalia Gómez, Climate Change Policy Advisor de Earth Rights International y representante electa del público ante el acuerdo, este era uno de los puntos vitales: "El éxito de esta COP depende de las reglas que se adapten para el Comité de Apoyo a la Aplicación y el Cumplimiento y de, específicamente, la posibilidad que tenga el público de llevar comunicaciones a ese comité. Me aventuro a decirlo: esto no hace sólo al éxito de la COP, el éxito del Acuerdo de Escazú como tal depende de eso".
Ese comité, tal como establece el acuerdo, debe tener carácter consultivo, transparente, no contencioso, no judicial y no punitivo. ¿Por qué es tan importante? Gómez lo explica: "El éxito de las reglas para este comité, de esta COP, del Acuerdo va a depender de si nosotros como público tenemos la oportunidad de llevar comunicaciones ante ese comité. Es uno de los aspectos básicos de las reglas que se están proponiendo. Y es clave porque de esa forma permitiría que el comité se convierta en un mecanismo para la rendición de cuentas, para tomar medidas cuando, por ejemplo, hay un incumplimiento". El famoso ¿cómo hacemos para que los acuerdos se cumplan?
Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y representante del público ante el Acuerdo, explica que el comité no estará conformado por países ni sociedad civil sino por expertos independientes ante los cuales la sociedad civil se podrá dirigir elevar los reclamos necesarios. Cómo será ese contacto entre sociedad civil y el comité es lo que aún queda por definirse.
- Pese a los intentos de Bolivia en contra, se mantuvo el estándar de participación del público en el proceso de negociación. Bolivia fue Bolivia en cualquier COP. Esta quizás sea una frase comprendida por los pocos que nos movemos en estos espacios, pero representativa de cómo este país busca poner siempre trabas en el proceso, especial y particularmente en lo que hace a la participación del público. Lejos de concentrarme en los tecnicismos de qué párrafo o palabra se quiso sacar, lo que Bolivia quiso hacer es poner en jaque el espíritu y corazón mismo del Acuerdo de Escazú: la participación del público.
Intentó no respetar los procesos formales de las negociaciones y aparecer con textos nuevos; intentó sacar la representación del público en la Mesa Directiva; intentó incluso quitar la norma de que se tiene que dar la voz en las reuniones en el orden que se las pide -incluso al público- para dejar al público al margen, sobre el final; intentó que el comité no estuviera formado por expertos independientes sino por países. La representante de México fue contundente ante esto: "No hay que hacer nada en secreto. Escazú es un acuerdo por el pueblo y para pueblo".
Afortunadamente y gracias a un trabajo en equipo de los otros países (y algunas llamadas y cafés con tensión de por medio), Bolivia no logró su cometido y su la participación del público se mantuvo vigente. Andrea Sanhueza, representante electa del público ante la COP y directora de Espacio Público, resumió la jornada: "Estuvo en juego todo y se logró todo".
Eso sí, la discusión que Bolivia abrió fue la oportunidad para dejar una discusión pendiente, la siguiente.
- Las comunidades indígenas y la juventud pidieron representantes específicos para ellos. Es decir, en lugar de que -como funciona hoy- la representación del público sea general y pueda incluir a alguien de comunidad indígena, a alguien de la juventud, a alguien de otra organización de la sociedad civil; lo que estos grupos piden es que tengan una representación especial aparte. Para Nápoli esto puede ser contraproducente. ¿Por qué? Quizás pedir que esté tal representación específica para las comunidades indígenas haga que algunos países se opongan rotundamente. En cambio, si tienes una representación general y sientas a alguien de una comunidad indígena a hablar, ya está, ya lo sentaste, ya tiene su voz, el país ya no se puede oponer. "Si sentas al representante, ya inicia el proceso. Si pedís la representación, se oponen", reflexionó Nápoli.
Nadino Calamocha, representante indígena de Bolivia y coordinador técnico de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), expresó: "La problemática ambiental nos está costando la vida cada día. Los pueblos indígenas no tenemos una opción. Defendemos la vida, el hogar, nuestro territorio, el ambiente, desde que nacemos. Pedimos una representación de los pueblos indígenas en el público. El público no es hegemónico, es diverso. Así es nuestra América Latina".
Definitivamente este pueda ser un tema que siga en discusión en las reuniones posteriores.
- Se definió la agenda de cómo seguimos. En abril de 2023, Argentina será sede de una COP extraordinaria. Es decir, no se trata de la segunda edición formal de la COP, sino de una COP especial que busca avanzar en el trabajo. Eso sí: en ella sólo se pueden trabajar temas de la agenda ya aprobada, no se pueden agregar nuevos (llamado para Bolivia, por las dudas). ¿Qué se tendrá que trabajar en Argentina? Algo no menor: se deberá resolver cómo estará conformado el Comité y cómo será el vínculo que tendrá la ciudadanía para con él para, por ejemplo, reclamar un incumplimiento del acuerdo. Un dato del país sede no menor: el 2023 es año de elecciones presidenciales en Argentina, ¿será eso utilizado/aprovechado localmente? Veremos...
La COP2 formal se realizará en abril de 2024 en Chile porque las reglas de procedimiento establecen que las COPs de Escazú se celebrarán cada dos años. Entre las conferencias, el trabajo seguirá siendo arduo y necesita de todos.
- No olvidar: los representantes del público SON legítimos. Sanhueza pidió -ante los polémicos dichos de Bolivia de que "los representantes del público no son legítimos"- a los presentes del público que levanten las manos, que hagan saber su presencia legítima, mencionó incluso a todas esas personas que del otro lado de la pantalla también estaban siguiendo la COP. La participación del público no sólo será relevante en el marco del proceso político-técnico de la COP, también afuera, en las calles, en sus países.
12 de 33 países es una cifra muy chica aún. América Latina y el Caribe es rica en recursos, es atractiva para actividades extractivas, es líder en asesinatos a defensores ambientales. El Acuerdo de Escazú tiene que estar ratificado en todos los países de la región para que sus derechos alcancen a todos sus ciudadanos. De eso en parte dependerá de que la propia ciudadanía exija a sus decisores políticos que, gusten o no, hay que ser parte del Acuerdo porque no es un acuerdo para los políticos. Insisto, es un acuerdo por el pueblo, para el pueblo y eso a algunos políticos (y a algunas empresas) los asusta. Bueno, si derechos a ciudadanos se trata, recordemos el origen del Día de la Tierra...
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Una COP en el marco del Día de la Tierra, a 60 años de Primavera Silenciosa. El 22 de abril de 1970, profesores y estudiantes universitarios, impulsados por el senador de Wisconsin Gaylord Nelson y el activista Denis Hayes, salieron a las calles de Estados Unidos para exigir medidas para limitar el impacto negativo que las empresas estaban generando en la salud del ambiente y la humana, especialmente por la contaminación del aire y del agua. Lo que se pensó iba a ser una acción de unos pocos, terminó siendo una multitudinaria movilización (20 millones de personas) en distintos estados del país históricamente más emisor. Eso fue lo que después se conoció y nombró como el primer Día de la Tierra. Su origen se gestó mucho antes.
Los propios organizadores del Earth Day reconocen que el salir a las calles fue el punto cúlmine de un movimiento que se despertó tras la publicación en 1962 de Primavera Silenciosa, la revolucionaria publicación de la bióloga Rachel Carson que denunciaba cómo el modo en que estábamos produciendo los alimentos con crecientes productos químicos nos estaba envenenando; al ambiente y a nosotros. Carson había recibido todo tipo de críticas negativas por su denuncia, muchas de las cuales se basaban en un vago y patriarcal argumento de que eran los escritos de "una mujer histérica". Carson también recibió las miradas de toda una ciudadanía que empezó a preguntarse por los modos de producción y su impacto.
60 años después, Primavera Silenciosa se mantiene vigente. Sus páginas parecen no haber perdido actualidad. ¿No hubo cambios? No los suficientes ni transformadores en 180 grados, pero vaya que sí hubo avances. Lo que el texto de Carson representó no fue una simple movilización, fue la gestión de un movimiento que se mantuvo activo y que generó su propio impacto. Esa marcha del 22 de marzo de 1970 dio lugar a la creación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en Inglés) y a la disposición de distintas normativas que buscaron poner límites a la contaminación de las empresas.
Primavera Silenciosa, y toda la literatura e investigación que le continuó así como todas las mujeres que lucharon por el ambiente inspiradas por Carson, mantiene vigente ese espíritu de que denunciar, salir a las calles, involucrarse, exigir acción sirve y es necesario. Y no sólo en Estados Unidos, en el mundo entero. Y eso es lo que, desde 1970, ocurre cada 22 de abril en una fecha que, más allá del greenwashing de algunas empresas y gobiernos, jamás perdió su verdadera representación como lucha de la sociedad.
- La movilización del viernes. El lema elegido para la fecha es Invest in our planet, es decir, Invertir en nuestro planeta; y hace un llamado a los tomadores de decisión en el sector público y privado para que sus medidas estén en línea con la acción climática necesaria. Pueden ver las acciones que se realizarán en distintos lugares alrededor del mundo en este mapa.
En Argentina, se eligió el 22 de abril en coincidencia con el Día de la Tierra para convocar a una gran movilización por acción climática. Los reclamos que motivan a la movilización difieren o se complementan entre las organizaciones climáticas: van desde que los países desarrollados cumplan con su promesa de financiamiento a que en el Congreso se avance con el proyecto de Ley de Humedales, desde contar con un plan de transición energética a fomentar la agroecología. Seguramente los reclamos y las causas en las calles serán múltiples. Pueden conocer más sobre los puntos de encuentro aquí.
- Dicho esto todo esto, háganse un mimo y un espacio de reflexión y lean Primavera Silenciosa ? encontrarán párrafos tan inspiradores como éste: "El ´control de la naturaleza´ es una frase concebida con arrogancia nacida en la edad de Neanderthal de la biología y de la filosofía, cuando se suponía que la naturaleza existía para la conveniencia del hombre. Los conceptos y prácticas de la entomología aplicada, datan en su mayor parte de la Edad de Piedra de la ciencia. Nuestra alarmante desgracia es que ciencia tan primitiva se haya armado a sí misma con la más moderna y terrible de las armas, y que al volverla contra los insectos se ha vuelto también contra la tierra".
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Lo nuevo para ver, informarse, reflexionar y disfrutar en esta fecha (y algunos clásicos). Estas fechas del calendario ambiental son el motivo o la excusa perfecta para que haya estrenos en la producción audiovisual. Incluso, en mi más reciente regreso en avión de Estados Unidos a Argentina, tenía la opción de ver películas con contenido ambiental "por el mes de la Tierra". Así que aquí una selección de tres cositas nuevas que hay paraseguir conectados con la temática.
- Una serie ? Nuestros grandiosos parques nacionales es el nombre de la serie que tiene como protagonista al expresidente de Estados Unidos, Barack Obama. Cada uno de los cinco episodios recorre, con Obama como narrador, un parque nacional y busca acercarnos a sus particularidades y bellezas, y la necesidad de cuidar esas áreas naturales. América Latina se destaca en el segundo episodio que nos invita a viajar a la Patagonia chilena. La serie está disponible en Netflix y diría que es de esas que pueden acompañar la cena. Cada episodio dura menos de una hora.
- Una película para la familia ?❄️ En más de una edición del Green Film Fest hemos proyectado películas que narran historias para todo público a partir de la delicada, majestuosa y compleja filmación de animales en sus hábitats naturales. Bueno, el gran estreno de Disney+ para esta fecha es Osa Polar, una producción que narra la historia de una osa polar, madre primeriza, cuyos recuerdos de su propia juventud la preparan para atravesar la maternidad en el mundo cada vez más difícil que los osos polares enfrentan en la actualidad. El filme, dirigido a toda la familia, busca ser el puntapié de conversación y toma de conciencia sobre la necesidad de cuidar a las otras especies y al planeta en el que viven. Se estrena hoy y lo pueden ver antes el tráiler aquí.
- Un pódcast ?️ Lo que haces cuenta. Ese es el nombre, la propuesta y el eje transversal de la segunda temporada del pódcast de National Geographic. Conducido por la escritora y psicóloga Magalí Tajes y nutrido de entrevistas a científicos, emprendedores y exploradores de NatGeo, buscará a través de cada uno de los siete episodios brindar información sobre la crisis climática y ecológica, y dar herramientas concretas sobre cómo podemos involucrarnos. El primer episodio, que estrena en el Día de la Tierra, estará enfocado en la Amazonía y cuenta entre sus entrevistados con el prestigioso científico brasileño Carlos Nobre. No voy a mentir en que tengo una emoción especial por este estreno porque formo parte del equipo de investigación que está detrás, así que... ¡espero lo disfruten! Ya lo pueden escuchar aquí.
Y si quieren que les sume tres de mis clásicos para estas fechas, diría que son:
- Jane ? Documental con imágenes inéditas sobre la investigación de la querida Jane Goodall sobre el comportamiento de los chimpancés en su hábitat natural. Está disponible en Disney+ y lo miro siempre que aumenta mi ecoansiedad y necesito inspiración para seguir.
- Outrage+Optimism ? Podcast sobre cambio climático con una de las arquitectas del Acuerdo de París, Christiana Figueres, como una de sus protagonistas. Es mi compañía cada vez que salgo a caminar (con Yiyo también). Son episodios de casi una hora con entrevistados de primer nivel y representativos de todos los sectores. Es en Inglés y lo pueden escuchar aquí.
- Don´t Look Up ☄️ No es un clásico en tiempo, pero ya es un clásico de esta newsletter. Es quizás la mejor película sobre cambio climático que nunca menciona explícitamente al cambio climático. Si no la vieron, hay que verla. Si ya la vieron, ¿por qué no volver a verla? Está disponible en Netflix. Ah! Y actúa Leonardo DiCaprio por si necesitan darle un motivo extra a algún familiar o amigo.
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De cierre: ¿jugamos a limitar el calentamiento? ¿cuán fácil es? Estamos en crisis climática, es necesario limitar el calentamiento por debajo del 1,5°C y se les da el enorme desafío de ser el ministro del planeta para tomar medidas en torno a ese objetivo, ¿qué harían? Este es el primer paso que plantea el innovador "Juego Climático" del medio británico Financial Times. Basado en información científica y propuesto de una forma dinámica y accesible a todos, el juego nos desafía a elegir políticas para reducir las emisiones y, así, el calentamiento. No es para hacerlo así nomás, rápido. Si lo quieren hacer en serio, tómense un tiempo para analizar bien cuál es la mejor acción. Es un gran ejercicio de reflexión para estos tiempos y para comprender que no hay una solución absoluta a la crisis climática.
Pueden ir a jugar aquí y contarme cómo les fue. En la próxima edición les cuento cómo me fue a mí. Como dice el juego: "Buena suerte. El planeta cuenta contigo"
Aprovecho para agradecerte por ser parte de PLANETA. Al leer, participar y compartir esta newsletter, nos ayudás a hacer crecer esta comunidad comprometida con el desafío de (re)construir un planeta mejor. Si te gusta lo que encontrás acá, podés además sumarte como miembro Co-Responsable y ayudarnos a seguir haciendo un periodismo que no sólo sirva para contar el mundo, sino también para cambiarlo.
Termino como hice en otras ediciones anteriores con esta foto que tomé la primera vez que tuve el Acuerdo de Escazú en manos, con la invitación (de nuevo, re pesada) a que lo lean, con el recordatorio de que hay convertir las palabras en acciones concretas. Luego de la COP y el Día de la Tierra, estaré atenta mirando lo que ocurra en Francia con las elecciones presidenciales entre un candidato que promete más plantas nucleares y una candidata que quiere desmantelar parques eólicos.
¡Hasta la próxima semana con mucho más para seguir conversando!
Tais