¡Hola! En esta edición quisiera que pensáramos en las más de 5 millones de personas que se han guardado como nadie en estos meses. Y en cómo las generaciones más jóvenes pueden darles una ayuda clave.
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Tal vez porque no aparecen en imágenes cotidianas, porque están en sus “refugios”, hay toda una generación, o dos quizás, que espera la posibilidad de salir mucho más que el resto. En Argentina, una de cada diez personas, al menos, tiene más de 65 años. Al menos 5 millones de argentinos y argentinas están esperando la posibilidad de volver a salir, y manejarse con cierta libertad, en la medida que el virus lo permita.
¿Dónde está el aplauso a estas 5 millones de personas que deben cuidarse especialmente del virus y que, con enorme paciencia y con una admirable capacidad y coraje, siguen esperando en sus casas?
Es posible que de los mayores de 70, que son 3 millones, más de la mitad estén solos o solas. Esta resistencia en ellos y ellas es más admirable aún cuando ocurre en la soledad de su casa, en un departamento (por supuesto con una tremenda solidaridad de amigos, familiares, vecinos).
Muchas de estas personas mayores tienen sinceras dudas sobre la vacunación, lo que les implica otra dosis de coraje. Y aquí es donde las generaciones más jóvenes pueden hacer algo más que aplaudir: en esta etapa, los adultos mayores necesitarán verdaderos “ejércitos” de personas listas para mirar a los ojos, acompañar a quien está en una silla de ruedas o con un bastón, hablarles, explicarles que la etapa final está más cerca.
El horizonte es complejo, pero lleno de esperanza. Sobre todo, si podemos agregarle a la vacuna una dosis de ternura.
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Cuatro preguntas a Lidia Grichener, voluntaria de la Asociación Civil Missing Children [Por David Flier]. En nuestra edición anterior de Oxígeno te contábamos sobre familias que esperan encontrar a sus hijos e hijas. A propósito, hablamos con Lidia, quien en los últimos 18 años fue presidenta de Missing Children, una organización que no solo ayuda a muchas de estas familias, sino que también colabora con la justicia, difunde información útil para la búsqueda e intenta sensibilizar sobre el problema de niños y niñas desaparecidos.
—¿En qué ayuda y en qué perjudica la proliferación de las redes sociales a la tarea que hacen?
—Las redes ayudan mucho porque dan inmediatez, y eso pesa más en la balanza. Hay muchas familias que apenas se pierde el chico suben una foto en la red. Lo que pasa es que si lo encuentran no se dan cuenta de que la foto sigue circulando. Por eso nosotros no publicamos fotos sino links que se pueden actualizar. Al mismo tiempo, está el riesgo de los perfiles falsos, el acoso en la red, el engaño. Aunque antes ya circulaba información falsa, solo que por mail. La única manera de resolverlo es con educación: que los chicos y chicas sean conscientes de lo que publican en las redes.
—¿Cómo explicarías a una persona la dimensión que puede tener su ayuda difundiendo contenido en redes? ¿De qué otra manera se puede ayudar?
— Todo sirve. Hay historias de un cartel pegado en un negocio con la foto de alguien que se busca que termina siendo de ayuda. Mucha gente tiene maneras creativas, como incluir la foto en un envase de jabón o detergente. Lo más importante es que los anuncios tengan permanencia, por eso ayuda más compartir un link que permanece antes que una aparición fugaz en TV.
—¿Cómo los afectó la pandemia?
—Al principio estábamos más tranqui, porque los chicos no se perdían. Luego comenzaron a aparecer chicos. La pandemia afectó muchísimo porque nos quita visibilidad. Si uno quiere publicar una foto en un medio, no hay lugar: el tema es la pandemia, no hay espacio para otra cosa.
—¿Qué mensaje dan a una familia que está en la búsqueda?
—Aunque parezca mentira, es muy importante algo tan simple como un llamado, preguntarle cómo está, si tiene alguna noticia. En síntesis, que no se sientan solos en la búsqueda. Es muy importante el contacto. A veces no lo tenemos porque la policía y justicia no nos consigue o da el teléfono. Pero cuando lo tenemos, es mucho el agradecimiento que nos dan por la sensación de estar acompañados. Es muy importante tener en cuenta que una voz en el teléfono es importante, fundamental. Fuera del AMBA, además, las personas voluntarias pueden hacer ese acompañamiento visitando casas.
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Si algo nos demostró la pandemia, es que en situacones difíciles brota la solidaridad. Y esto se aplica a otros momentos complejos, como el que viven en Madrid a raíz de las intensas nevadas que cayeron sobre la capital española. El temporal y los caminos llenos de nieve hicieron que muchas personas que necesitaban ir a hospitales no pudieran movilizarse. Entonces llegó la ayuda.
En las redes sociales comenzaron a publicarse pedidos y ofrecimientos de personas con vehículos 4x4 par trasladar pacientes y personal sanitario. Allí apareció Ángel, quien trasladó a una señora de 88 años que sufría vómitos, fiebre y dolor cuando la llevó al hospital.
Otro de estos "héroes" fue Daniel, quien tiene 47 años y hace 20 se desplaza en silla de ruedas. Eso no impidió que, con su camioneta, trasladara a 53 personas, entre personal sanitarios y pacientes. En total, pasó 33 horas seguidas arriba del vehículo.
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En estos días, muchas personas están de vacaciones (con cuidados sanitarios ?). Y es bueno recordar que las vacaciones y el turismo son para todos y todas, incluidas las personas con discapacidad.
En ese contexto, es lindo saber que existen iniciativas como la escuela de surf inclusiva de Lucas Rubiño, que funciona en Mar del Plata. Te contamos de ella en esta nota, hace dos años. En este verano, sigue vigente, ofreciendo clases adaptadas a cada situación (desde personas ciegas o sordas a cuadripléjicas o con discapacidad intelectual). Incluso, se ofrecen jornadas gratuitas a personas de bajos recursos, según contó Lucas recientemente.
Si querés conocer más sobre turismo inclusivo, te recomiendo esta nota y también nuestra campaña del mes pasado.
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¿Qué temas te gustaría que incluyéramos en OXÍGENO? ¿A quién quisieras que entrevistemos? ¿Qué noticias de esas que "oxigenan" te topaste en estos días? Queremos escucharte, contanos.
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Hablando de escuchar, la semana pasada publicamos un contenido que nació de prestar atención a una crítica que nos hicieron. Valentín Muro, un periodista con autismo, nos advirtió que siempre que hablábamos de autismo nos referíamos a niñas y niños. Y eso nos llevó a investigar, aprender, preguntar y armar esta nota: "Los adultos con autismo no existimos": el comentario que nos ayudó a corregir un error y visibilizar un mito.
Reinventamos la home de redaccion.com.ar ¿ya la conocés? El nuevo sitio busca ofrecer una experiencia más interactiva y simple a la hora de informarse y, al mismo tiempo, facilitar el compromiso ciudadano. Al final, vas a encontrar un espacio para decirnos qué te pareció (y ayudarnos a seguir mejorándola).
- Vimos que la comunidad de lectores de RED/ACCIÓN comparte una característica: son ciudadanos comprometidos, activos en la búsqueda de una sociedad más tolerante e inclusiva. Una de las preguntas clave que busca responder esta nueva experiencia es ¿cómo puede RED/ACCIÓN ayudarlos en esa tarea?
Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un abrazo.
Juan.